<<Sólo el hombre libre deja su impronta en la historia y el
destino>>.
Antonio Mercado Flórez
<<La historia mundial es el
proceso por el cual el espíritu llega a una consciencia de sí mismo como libertad. Así pues, la historia mundial es
el progreso de la consciencia de la libertad>>.
G. F. Hegel
Antonio
Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.
G. F. Hegel es considerado
uno de los filósofos más importantes de la cultura occidental en la Época
Moderna. En su obra Fenomenología del
Espíritu lleva a cabo una reflexión sobre la consciencia, la Ciencia o, el
Saber absoluto. Sigue el camino de unificar la naturaleza con el espíritu, sin
que dejen de ser lo que son. Se propuso convertir el filosofar en algo
“científico”, es decir, el pensar está orientado hacia a la consecución de un
fin para el caso de la Ciencia o, el Saber absoluto. Así, lo absoluto garantiza que la
Ciencia es el todo, y no el saber parcial de las ciencias particulares desde
los siglos XVIII y XIX.
El filósofo ha devenir Sabio, es
decir, el hombre satisfecho por lo que es y por lo que Sabe. El Sabio
debe aspirar a la Sabiduría hasta identificarse con ella y, describiendo el Ser
por medio del Discurso. El lenguaje para Hegel posibilita la marcha de la
consciencia a la Ciencia, o al Saber absoluto. Así que, el lenguaje se
convierte para el filósofo en algo importante como es el aire para el ser
humano. Algo esencial para la vida, la conciencia, el saber y la
ciencia. Cada una de ellas son <formas> del lenguaje y el pensamiento.
Lo más radical de Hegel consiste
en lo absoluto que “unifica” naturaleza y espíritu, sujeto y objeto, acto de
conocimiento y cosa conocida, que las filosofías anteriores habían separado.
Desde un punto metafísico, lo que ve Hegel en el horizonte de la Creación es la
unidad de Dios y las cosas. Ese horizonte es lo formalmente absoluto. Pero
siendo principio y fin, es el Todo, es decir, la razón debe aprehender ese todo
en su verdad. El problema fundamental es la aprehensión del todo en su verdad
racional.
Ahora, en la Fenomenología del Espíritu desarrolla las etapas del sujeto para
ser consciente de sí mismo. Construye tres esferas que conducen a la libertad
del ser humano desde el umbral de la consciencia: el temor a la muerte, la vida
del ser humano al servicio del amo y del trabajo. En Hegel lo importante
consiste en que piensa la libertad en relación con la vida. La libertad no es
algo abstracto, ni independiente del que la piensa. Creemos que somos libres
porque realizamos tareas cotidianas que tienen que ver con la supervivencia o,
por la necesidad de pertenecer a una comunidad. Por eso, es un reducido número de personas
las que se preguntan por la importancia de la libertad en la existencia de sí
mismas.
Preguntamos ¿somos libres en un
mundo lleno de prejuicios, dogmas, tradiciones, usos, que sirven como umbrales
para percibir la realidad? O, ¿son ideas, conceptos, principios, valores,
imágenes, que ayudan a coartar la libertad? Si estamos determinados por la
economía, la técnica, el poder, y los múltiples distractores sociales, ¿qué
posibilidad tiene la libertad de consciencia? Por tanto, el mundo objetivo -el
Estado, las instituciones políticas y administrativas, las corporaciones, la
iglesia, los grupos de presión, los gremios económicos, las redes sociales,
etc. -, ¿por qué tratan de imponerse al mundo subjetivo en beneficio del Gran Poder y la “selecta minoría” que
gobierna? Pocos seres humanos se preguntan por la libertad y qué importancia
tiene para su existencia. Porque no es común y corriente que se reflexione en
relación a nuestra existencia. Por ejemplo, ¿qué implicaciones tienen las tomas
de decisiones en la vida privada y pública de las personas?
En Hegel la relación entre el amo
y el esclavo, es una relación desigual y además ve el mundo de una forma
exterior a él; depende del cristal de las ideas, los prejuicios, las normas,
las reglas y las diferentes formas como percibe el amo al mundo. Una relación
fundamental en las formas y sentidos de la esencia de lo humano; como también
de la consciencia, de las relaciones intersubjetivas y la manera como están
estructuradas y funcionan en nuestra realidad social. Esta relación entre amo y
esclavo ha tomado diversas configuraciones a través de la historia:
esclavo-Amo, siervo y Señor, trabajador y Jefe, Estado e instituciones y cuerpo
social. Aquí hay que tener presente que, estas relaciones reproducen prácticas sociales
que establecen relaciones de saber, de coacción, de dominio y de poder. Y quien lo ejerce se
vale del miedo, el sufrimiento, la falta de libertad y la muerte, para
imponerse sobre el otro o, los otros.
Así que, la idea de Hegel sobre
la libertad descansa sobre los pilares de la relación entre la consciencia de
sí y el reconocimiento del otro. Que las relaciones humanas tienen su origen en
el reconocimiento de sí y del otro, en la consciencia. Esto es, ser consciente
de sí y, a la vez, que el otro me reconozca igual y semejante a él. O, en otros
términos, la subjetividad y la corporeidad de mi ser, esté en todos y cada uno
de nosotros. Este es el principio que define el humanismo: la semejanza entre
los hombres. Pero también en las sociedades modernas los derechos y deberes del
hombre. Así que, mi libertad termina donde empieza la del otro. Arendt lo
confirma en las democracias modernas: la pluralidad, la equidad, la justicia,
la estabilidad, la libertad; como también el derecho a pensar, escribir y
criticar el mundo en el que vivo. Estas “figuras” configuran el Estado
democrático de Derecho –entre otras-.
Hegel creía que el reconocimiento
por parte del otro, no es inmediato y fácil; sino una lucha ardua y permanente
del sujeto para ser reconocido por el otro o, los otros. Tiene que arriesgar su
vida para ser reconocido como ser consciente y libre. Es el camino del ser
humano que conduce a la ascensión de la consciencia y de la libertad. Sólo los
seres conscientes pueden ser libres. La consciencia posibilita la libertad del
ser humano.
Para Hegel existen tres etapas
para alcanzar la consciencia de sí mismo: la primera, enfrentarse al miedo a la
muerte; la supervivencia biológica es un impulso animal, que en el hombre puede
impedir el desarrollo de la consciencia. El temor al hambre, a la soledad y a
la desprotección; el miedo a hacer algo prohibido o indebido, configura en el
fondo el temor a morir. Conservar la vida aun en estado vegetativo, que
arriesgar la vida por la consciencia y la libertad. Por eso, sólo el hombre
libre da forma y sentido al destino.
La “dialéctica del amo y el esclavo” nos enseña que, el hombre prefiere
la esclavitud cuando está en riesgo la supervivencia y la reproducción. Por
eso, la mayoría de los seres humanos delegan el manejo de la libertad y la
autonomía de la voluntad. Ya que el manejo responsable de la libertad conduce a
asumir riesgos que la mayoría no lo lleva a cabo. Y esto lo impulsa a conservar
no sólo la vida, sino también la familia, el entorno social y natural, las
cosas materiales que posee. De ahí que el ascenso a la consciencia y la
libertad, induzca a la búsqueda de nuevos horizontes y al riesgo de la
aventura.
Desde hace treinta mil años
aproximadamente, se viene dando la lucha a muerte con el otro. Un
enfrentamiento que lo lleva a poner en riesgo su propia existencia y, aquí hay
un punto de inflexión de arriesgar la vida a cambio del reconocimiento de la
consciencia y de ser amo y, a la vez, ejercer el poder. Piensa Hegel, para el
esclavo el temor a la muerte le trae sus beneficios: aprende a desplazar el
deseo propio en beneficio del otro. Porque se convierte más tarde en fundamento
de la convivencia comunitaria. Por tanto, cuando el ser humano renuncia a sus
deseos individuales beneficia al otro; ahora cuando piensa en el bien común,
aparece la posibilidad de la cooperación, la solidaridad y la fraternidad. Por
así decir, aparecen los principios morales, éticos y espirituales, de las
grandes religiones monoteístas. Pero también de la moral y la ética racional
filosófica.
Así, la segunda etapa, consiste
en distanciarnos del mundo instintivo y controlar los impulsos, distingue la
consciencia del ser humano de las esferas instintivas del animal. Dice Hegel
que en el ámbito donde el animal es esclavo de sus necesidades instintivas, el
ser humano puede controlarlas, postergarlas o sublimarlas. La muerte y la sublimación
de los instintos, posibilitan las fabulas, la narración, el arte, la religión,
la música y la cultura en general. Como expresa Hegel: sólo se aprende cuando
se está bajo la tutela del amo.
La tercera esfera la sitúa Hegel
en el trabajo y la importancia para el ser humano. Ahora bien, desde una
perspectiva intelectual comprende el entorno donde vive y lo transforma en su
beneficio. A través del trabajo el ser humano pone a su disposición la
naturaleza y la sociedad en la que vive. El trabajo posibilita transformar la
realidad y transformarse así mismo. El ser humano transforma el mundo de
acuerdo a las ideas que tiene en su consciencia. Así, el trabajo refleja
objetivamente la vida del espíritu y el desarrollo de la consciencia, un lugar
en que trabajo y consciencia coinciden necesariamente. El ser humano necesita
que su creación encuentre expresión y un espacio en el mundo, que tome forma y
pueda ser reconocida por otros.
Ahora bien, el miedo a la muerte;
la consciencia de distinguir y diferir un deseo; la importancia del trabajo
para la vida del ser humano. Son temporalidades y formas que posibilitan la
adquisición de la libertad para la consciencia. Que, en última instancia, por
decir, se convierte en algo fundamental para la libertad general. El pensar
filosófico de Hegel, no solo abarca la libertad objetiva del ser humano, sino
ante todo la libertad sustancial. Que posibilita que la vida transforme
continuamente la realidad de la que hace parte. Que el hombre rompa las cadenas
de las costumbres, los usos, las tradiciones, las ideas heredadas como verdad;
con el manejo responsable de la libertad. Que ésta posibilite <<valores
nuevos y más altos>>; o, en otros términos, el poder, la vida y el amor
del hombre hacia su existencia terrena.