miércoles, 6 de octubre de 2021

 

      LO SALVO, LA TÉCNICA, EL LENGUAJE, LA HISTORIA

                              EN LAS ESFERAS DEL SER.

 

<<La ciencia experimental; las matemáticas; tienen como fuente la libertad espiritual e intelectual del ser humano. Pero también es cierto con respecto a la música, el arte y cualquier otra expresión del ilimitado espíritu humano>>.

                                                 Abraham Flexner

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

Martín Heidegger en Carta sobre el <<Humanismo>>, define al pensar como constructor y conductor hacia la casa del ser, no como creador de ésta. El pensar conduce a la existencia histórica, es decir, a la humanitas del homo humanus, al ámbito donde brota lo salvo. Según las grandes religiones monoteístas, en el lugar de lo ordinario y común brota lo salvo. Así, los dioses están en las cosas cotidianas del hombre histórico; basta que la visión penetre lo aparente de las cosas.

En este orden, el creador desciende a las raíces del Árbol de la Creación, en cambio, el constructor comunica las figuras que toma la verdad del ser y la esencia del hombre. Se dedica a conducir la existencia histórica al lugar donde brota lo salvo y ¿cuál es el lugar donde brota lo salvo en el pensamiento de Heidegger? En la proximidad del ser y también en lo cotidiano donde habita el hombre histórico. Así, el pensar no crea al ser ni al lenguaje, por eso, es un trabajador del ser. Con lo salvo aparece el mal en el claro del ser. Su esencia no consiste en lo malvado de los actos humanos, sino en la pura maldad de la ferocidad.

Ahora, ¿de qué tiene que ser salvada la humanidad? No de la <Caída> en la oscuridad de la verdad del ser, esto es, del <pecado> o la <muerte>. Sino del pensar conceptual que desemboca en la ciencia, la técnica o el subjetivismo. De ahí que sepamos que la técnica aboca al hombre a su autodestrucción. Entonces, sólo el ser le concede a lo salvo alcanzar la gracia y a la ferocidad el impulso hacia el mal. La ferocidad hay que entenderla como un tipo de maldad no humana, más <pura>. Que se emparenta en el ser a la maldad instintiva y demoniaca del hombre. A la trastienda oscura y bestial que mora en todos y cada uno de nosotros.

Esa que describe las raíces de Árbol del Bien y del Mal, según el mito judeocristiano. En el claro del ser como destino del claro, se posibilita lo salvo y la ferocidad del mal. Del mal se origina lo salvo y viceversa; y dialécticamente se contienen en la esencia del ser. Así que, el hombre debe develar la ferocidad como maldad mítica, para que el ser humano alcance lo salvo en la modernidad. En otras palabras, desde lo primitivo del mundo de la técnica moderna captar el mundo simbólico de la mitología, y comprender el presente y proyectarnos en el futuro.

Tratar según el pensamiento mesiánico de componer los portillos de la historia, también las cosas fragmentadas, dispersas e incluso muertas puedan ser descifradas, es algo que hace que aparezcan como una <<alegoría de la resurrección>>, en virtud de la cual la contemplación, a su vez, puede efectuar su salvación en un inmenso salto atrás>>. Así que, la alegoría hace posible la trasmisión de conocimientos a través de razonamientos por analogías.

La salvación del hombre histórico no la percibe Heidegger en el umbral teológico-metafísico, sino en la libertad de pensar y actuar. Del manejo responsable de la libertad depende no caer en el <subjetivismo> o, en el <objetivismo>. Sino que la humanidad del ser humano, se exprese en la verdad del claro del ser. El ser concede al hombre escoger la gracia o la ferocidad de lo instintivo. El poeta Friedrich Hölderlin dijo: <<donde hay peligro crece también la salvación>>.

Así, lo salvo no tiene que ver con la teología o, la religión judeo-cristiana sino con el saber; con el transitar los caminos del saber y del pensar. De ahí la pregunta por la técnica supone un pensar, un modo de sabiduría o, una episteme que devela la esencia o la verdad de la técnica. Piensa que, si vemos la técnica desde esta perspectiva, obtenemos un carácter liberador. Liberarnos de la técnica como instrumento que domina y coacciona al ser humano; liberarnos de la técnica como instrumento bélico y como medio de dominación de la mente, el lenguaje y el espíritu humano.

Heidegger reflexionó sobre la técnica desde una pluralidad de puntos de vista y llegó a pensar que la exactitud de la técnica fundamentada en la ciencia (el saber teórico y especulativo) no expresaba lo verdadero. Que la verdad de la técnica no se encontraba en el instrumento, sino que estaba oculta en la pregunta por la esencia de la técnica. Y sólo se puede desvelar andando lo andado del término técnica y, ese camino conduce al mundo del griego antiguo que aparece en el concepto de techné. Aquí lo importante de esta reflexión es que hace un punto de inflexión y expresa que es necesario referirse a él para comprender la esencia o la verdad de la técnica. Así pues, la técnica como instrumento no contiene ni agota la esencia de ésta, porque lo trasciende.

Hay que tener presente en la actualidad, que el espíritu está amenazado aún en zonas distintas en que lo estuvo el Apóstol Pablo: es hora que los dioses den licencia al espíritu para manifestar su gracia. Entonces se revelará <<la perdurable crónica de la humanidad>>, como lo expresó en una ocasión Faulkner. Y Hölderlin lo intuye en la palabra poética:

                            [Sólo a veces soporta el hombre la plenitud divina.

                            Sueño de ello es después la vida. Pero el

                                                                                          desvarío

                            Ayuda, como el sopor, y la necesidad y la noche

                                                                                           fortalecen.]

 

Teniendo presente a Hegel y Schilling, el ser está pensado en el sentido de la realidad absoluta; y comprendido como voluntad incondicionada que se quiere a sí misma en calidad de voluntad de saber y de amor. En la voluntad se esconde también el ser como voluntad de poder. La voluntad de poder nunca se sacia. Es insaciable como la loba que está a la entrada de la <<Divina Comedia>> de Dante.

De ahí que lo <salvo> es luz para el hombre y la mentira oscuridad. El querer de la voluntad contiene en sí misma tres esferas, la del saber, el amor y el poder. Por eso nunca se sacia y en particular, la voluntad de poder. Schopenhauer dice que la voluntad de poder es ciega. No tiene contemplación con nadie y con nada. Sólo desea saciar su querer sobre todas las cosas que existen sobre la tierra. Es como el germen patógeno que ataca a pobres y ricos, blancos o negros, niños y ancianos, y mata a los cerebros más eminentes de la humanidad.

En cuanto la existencia del hombre pertenece a la verdad del ser, puede llegar del ser mismo la prescripción de esas normas que tienen que convertirse en ley y reglas para el hombre. Así, la ley no es sólo ley, es también la distribución escondida en el destino del ser. Por tanto, sólo la ley consigue destinar y conjugar al hombre en el ser. Sólo semejante conjunción es capaz de sustentar y vincular. De otro modo ninguna ley pasa de ser un mero constructo de la razón humana. Más importante que el establecimiento de reglas es que el hombre encuentre su estancia en la verdad del ser. Esa estancia es la única que procura la experiencia de lo estable. Y el apoyo para toda conducta lo regla la verdad del ser. En nuestro idioma <<apoyo>> significa protección. El ser es la protección que resguarda de tal manera a los hombres en su estancia existente en lo relativo a la verdad que la existencia los alberga y les da casa en el lenguaje.

El lenguaje es a un tiempo la casa del ser y la morada de la esencia del hombre. Sólo porque el lenguaje es la morada de la esencia del hombre pueden los hombres y cualquier humanidad histórica no estar en casa en su lenguaje, de tal modo que el lenguaje se convierta en la recamara de sus manipulaciones. Sabemos que el lenguaje contiene y expresa en contenidos espirituales, la esencia del ser humano. Posibilita entre otros la comunicación con el Yo interior, las <<formas>> del arte, la cultura, la religión o la filosofía. Pero también posibilita la comunicación libre, solidaria y fraterna en una sociedad democrática; a la vez el buen entendimiento entre los miembros de una comunidad o la comunicación entre enemigos.  

El pensar es una forma del lenguaje y no una mera evidencia; una parte de la esencia del lenguaje que es su expresión y con la que forma un todo. Así que, el lenguaje también puede convertirse en instrumento de las manipulaciones, las mentiras y el odio del ser humano. En consecuencia, cuando los hombres no habitan su morada, se convierte en instrumento de su voluntad; en voluntad de poder, coacción y dominio. Llagado a este punto, oscurece la esencia del ser y del hombre; incapaz es, de expresar el ente en cuanto ser del ente, la naturaleza, el mundo y el fundamento del mundo.

El lenguaje es azas misterioso, contradictorio, insondable, los hombres saben desde tiempos remotos que edifica y destruye al ser humano. Quien ejerce el poder instituye un tipo de lenguaje y éste legitima el poder. Como dijo Michel Foucault: el poder crea saber y el saber crea poder. No hay que olvidar que, el lenguaje posibilita alcanzar lo sagrado y puro que mora en los cielos estrellados, también bajar a las cloacas del mundo y de la existencia. Cuando el lenguaje se manipula en función del dogma religioso o secular, se falsea. La mentira reemplaza la verdad y pasa a la recamara del lenguaje.

 Al perder la mediatez con las cosas se velan los contenidos espirituales que comunica. Pierde su sentido evocador, mágico y trascendente. Al hacerlo obedece a la razón o a los instintos; pero no a la esencia del hombre, lo que constituye la humanidad del ser humano. Cuando sucede el espíritu de la lengua se mancha, se oscurece o, se envenena.

La espiritualidad implica a la libertad e infiere a la vez, las preguntas fundamentales del ser, la existencia y el mundo, ¿quién soy? ¿cuál es el sentido de la vida? ¿por qué vivo así y no de otra manera? ¿cuál es el lugar que ocupo en la sociedad y por qué? Preguntar por lo fundamental de la existencia humana – la libertad, la fraternidad, el amor, la dignidad, etc. -, buscamos respuestas a la <interrogación>>. Estas preguntas se oponen al dogmatismo religioso; que ofrece respuestas sencillas y pide creer en ellas.

Además, la falsedad del lenguaje en el mundo moderno, toma “forma” y “contenido”, en el Estado, la política, la economía o los instrumentos técnicos. El técnico, el político, el banquero, no están a la altura para que el espíritu fluya a ellos. Porque este <<tipo>> de individuo es amante de los gustos gruesos o del exceso. Casi siempre olvidamos que estamos asentados en humores. Que el sudor y las lágrimas significan que la vida está activa en regiones hondas de la salud.

 En esta alta civilización técnica y de masas, se olvida que la vida no la abarca toda los instrumentos técnicos o la ciencia, la economía de un Estado o las finanzas internacionales, sino que hay que mirar con otros cristales. Mirar con los ojos de la sensibilidad, del alma y del espíritu. Para, así de esa manera, poner la técnica al servicio de las necesidades humanas; y encontrar sentido a la existencia del hombre. En el mundo moderno el hombre deviene en un proceso de simplificación de la existencia y quien está al borde del abismo sabe que, no faltan esfuerzos tendentes a ganar un mundo en que tengan vigencia valoraciones nuevas y más poderosas -, expresó en su día Ernst Jünger. 

                                                        Madrid-España a 06/10/2021