LO SALVO, LA TÉCNICA, EL LENGUAJE, LA HISTORIA
EN LAS
ESFERAS DEL SER.
<<La ciencia experimental;
las matemáticas; tienen como fuente la libertad espiritual e intelectual del
ser humano. Pero también es cierto con respecto a la música, el arte y
cualquier otra expresión del ilimitado espíritu humano>>.
Abraham
Flexner
Antonio
Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.
Martín Heidegger en Carta sobre el <<Humanismo>>,
define al pensar como constructor y conductor hacia la casa del ser, no como
creador de ésta. El pensar conduce a la existencia histórica, es decir, a la
humanitas del homo humanus, al ámbito donde brota lo salvo. Según las grandes
religiones monoteístas, en el lugar de lo ordinario y común brota lo salvo. Así,
los dioses están en las cosas cotidianas del hombre histórico; basta que la
visión penetre lo aparente de las cosas.
En este orden, el creador
desciende a las raíces del Árbol de la
Creación, en cambio, el constructor comunica las figuras que toma la verdad
del ser y la esencia del hombre. Se dedica a conducir la existencia histórica
al lugar donde brota lo salvo y ¿cuál es el lugar donde brota lo salvo en el
pensamiento de Heidegger? En la proximidad del ser y también en lo cotidiano
donde habita el hombre histórico. Así, el pensar no crea al ser ni al lenguaje,
por eso, es un trabajador del ser. Con lo salvo aparece el mal en el claro del
ser. Su esencia no consiste en lo malvado de los actos humanos, sino en la pura
maldad de la ferocidad.
Ahora, ¿de qué tiene que ser
salvada la humanidad? No de la <Caída>
en la oscuridad de la verdad del ser, esto es, del <pecado> o la
<muerte>. Sino del pensar
conceptual que desemboca en la ciencia, la técnica o el subjetivismo. De
ahí que sepamos que la técnica aboca al hombre a su autodestrucción. Entonces, sólo
el ser le concede a lo salvo alcanzar la gracia y a la ferocidad el impulso
hacia el mal. La ferocidad hay que entenderla como un tipo de maldad
no humana, más <pura>. Que se emparenta en el ser a la maldad instintiva
y demoniaca del hombre. A la trastienda oscura y bestial que mora en todos y
cada uno de nosotros.
Esa que describe las raíces de Árbol del Bien y del Mal, según el mito
judeocristiano. En el claro del ser como destino del claro, se posibilita lo
salvo y la ferocidad del mal. Del mal se origina lo salvo y viceversa; y
dialécticamente se contienen en la esencia del ser. Así que, el hombre debe
develar la ferocidad como maldad mítica, para que el ser humano alcance lo
salvo en la modernidad. En otras palabras, desde lo primitivo del mundo de la
técnica moderna captar el mundo simbólico de la mitología, y comprender el
presente y proyectarnos en el futuro.
Tratar según el pensamiento
mesiánico de componer los portillos de la historia, también las cosas fragmentadas, dispersas e incluso muertas puedan
ser descifradas, es algo que hace que aparezcan como una <<alegoría de la
resurrección>>, en virtud de la cual la contemplación, a su vez, puede
efectuar su salvación en un inmenso salto atrás>>. Así que, la alegoría hace
posible la trasmisión de conocimientos a través de razonamientos por analogías.
La salvación del hombre
histórico no la percibe Heidegger en el umbral teológico-metafísico, sino en la
libertad de pensar y actuar. Del manejo responsable de la libertad depende no
caer en el <subjetivismo> o, en el <objetivismo>. Sino que la
humanidad del ser humano, se exprese en la verdad del claro del ser. El ser
concede al hombre escoger la gracia o la ferocidad de lo instintivo. El poeta
Friedrich Hölderlin dijo: <<donde hay peligro crece también la
salvación>>.
Así, lo salvo no tiene que ver
con la teología o, la religión judeo-cristiana sino con el saber; con el
transitar los caminos del saber y del pensar. De ahí la pregunta por la técnica
supone un pensar, un modo de sabiduría o, una episteme que devela la esencia o
la verdad de la técnica. Piensa que, si vemos la técnica desde esta
perspectiva, obtenemos un carácter liberador. Liberarnos de la técnica como instrumento
que domina y coacciona al ser humano; liberarnos de la técnica como instrumento
bélico y como medio de dominación de la mente, el lenguaje y el espíritu humano.
Heidegger reflexionó sobre la
técnica desde una pluralidad de puntos de vista y llegó a pensar que la
exactitud de la técnica fundamentada en la ciencia (el saber teórico y
especulativo) no expresaba lo verdadero. Que la verdad de la técnica no se
encontraba en el instrumento, sino que estaba oculta en la pregunta por la
esencia de la técnica. Y sólo se puede desvelar andando lo andado del término
técnica y, ese camino conduce al mundo del griego antiguo que aparece en el
concepto de techné. Aquí lo importante
de esta reflexión es que hace un punto de inflexión y expresa que es necesario
referirse a él para comprender la esencia o la verdad de la técnica. Así pues,
la técnica como instrumento no contiene ni agota la esencia de ésta, porque lo
trasciende.
Hay que tener presente en la
actualidad, que el espíritu está amenazado aún en zonas distintas en que lo
estuvo el Apóstol Pablo: es hora que los dioses den licencia al espíritu para
manifestar su gracia. Entonces se revelará <<la perdurable crónica de la
humanidad>>, como lo expresó en una ocasión Faulkner. Y Hölderlin lo
intuye en la palabra poética:
[Sólo a veces
soporta el hombre la plenitud divina.
Sueño de ello es
después la vida. Pero el
desvarío
Ayuda, como el
sopor, y la necesidad y la noche
fortalecen.]
Teniendo presente a Hegel y
Schilling, el ser está pensado en el sentido de la realidad absoluta; y
comprendido como voluntad incondicionada que se quiere a sí misma en calidad de
voluntad de saber y de amor. En la voluntad se esconde también el ser como
voluntad de poder. La voluntad de poder nunca se sacia. Es
insaciable como la loba que está a la
entrada de la <<Divina Comedia>>
de Dante.
De ahí que lo <salvo> es
luz para el hombre y la mentira oscuridad. El querer de la voluntad contiene en
sí misma tres esferas, la del saber, el amor y el poder. Por eso nunca se sacia
y en particular, la voluntad de poder. Schopenhauer dice que la voluntad de
poder es ciega. No tiene contemplación con nadie y con nada. Sólo desea saciar
su querer sobre todas las cosas que existen sobre la tierra. Es como el germen
patógeno que ataca a pobres y ricos, blancos o negros, niños y ancianos, y mata
a los cerebros más eminentes de la humanidad.
En cuanto la existencia del
hombre pertenece a la verdad del ser, puede llegar del ser mismo la prescripción
de esas normas que tienen que convertirse en ley y reglas para el hombre. Así,
la ley no es sólo ley, es también la distribución escondida en el destino del
ser. Por tanto, sólo la ley consigue destinar y conjugar al hombre en el ser.
Sólo semejante conjunción es capaz de sustentar y vincular. De otro modo
ninguna ley pasa de ser un mero constructo de la razón humana. Más importante
que el establecimiento de reglas es que el hombre encuentre su estancia en la
verdad del ser. Esa estancia es la única que procura la experiencia
de lo estable. Y el apoyo para toda conducta lo regla la verdad del ser. En
nuestro idioma <<apoyo>> significa protección. El ser es
la protección que resguarda de tal manera a los hombres en su estancia
existente en lo relativo a la verdad que la existencia los alberga y les da
casa en el lenguaje.
El lenguaje es a un tiempo la
casa del ser y la morada de la esencia del hombre. Sólo porque el lenguaje es la morada de la esencia del hombre
pueden los hombres y cualquier humanidad histórica no estar en casa en su
lenguaje, de tal modo que el lenguaje se convierta en la recamara de sus
manipulaciones. Sabemos que el lenguaje contiene y expresa en
contenidos espirituales, la esencia del ser humano. Posibilita entre otros la
comunicación con el Yo interior, las <<formas>> del arte, la cultura,
la religión o la filosofía. Pero también posibilita la comunicación libre,
solidaria y fraterna en una sociedad democrática; a la vez el buen
entendimiento entre los miembros de una comunidad o la comunicación entre
enemigos.
El pensar es una forma del
lenguaje y no una mera evidencia; una parte de la esencia del lenguaje que es
su expresión y con la que forma un todo. Así que, el lenguaje también puede
convertirse en instrumento de las manipulaciones, las mentiras y el odio del
ser humano. En consecuencia, cuando los hombres no habitan su morada, se
convierte en instrumento de su voluntad; en voluntad de poder, coacción y
dominio. Llagado a este punto, oscurece la esencia del ser y del hombre;
incapaz es, de expresar el ente en cuanto ser del ente, la naturaleza, el mundo
y el fundamento del mundo.
El lenguaje es azas misterioso,
contradictorio, insondable, los hombres saben desde tiempos remotos que edifica
y destruye al ser humano. Quien ejerce el poder instituye un tipo de lenguaje y
éste legitima el poder. Como dijo Michel Foucault: el poder crea saber y el
saber crea poder. No hay que olvidar que, el lenguaje posibilita alcanzar lo
sagrado y puro que mora en los cielos estrellados, también bajar a las cloacas
del mundo y de la existencia. Cuando el lenguaje se manipula en función del
dogma religioso o secular, se falsea. La mentira reemplaza la verdad y pasa a
la recamara del lenguaje.
Al perder la mediatez con las cosas se velan
los contenidos espirituales que comunica. Pierde su sentido evocador, mágico y
trascendente. Al hacerlo obedece a la razón o a los instintos; pero no a la
esencia del hombre, lo que constituye la humanidad del ser humano. Cuando
sucede el espíritu de la lengua se mancha, se oscurece o, se envenena.
La espiritualidad implica a la libertad
e infiere a la vez, las preguntas fundamentales del ser, la existencia y el
mundo, ¿quién soy? ¿cuál es el sentido de la vida? ¿por qué vivo así y no de
otra manera? ¿cuál es el lugar que ocupo en la sociedad y por qué? Preguntar
por lo fundamental de la existencia humana – la libertad, la fraternidad, el
amor, la dignidad, etc. -, buscamos respuestas a la <interrogación>>.
Estas preguntas se oponen al dogmatismo religioso; que ofrece respuestas
sencillas y pide creer en ellas.
Además, la falsedad del lenguaje en el mundo moderno, toma
“forma” y “contenido”, en el Estado, la política, la economía o los
instrumentos técnicos. El técnico,
el político, el banquero, no están a la altura para que el espíritu fluya a
ellos. Porque este <<tipo>> de individuo es amante de los gustos
gruesos o del exceso. Casi siempre olvidamos que estamos asentados en humores.
Que el sudor y las lágrimas significan que la vida está activa en regiones
hondas de la salud.
En esta alta civilización técnica y de masas,
se olvida que la vida no la abarca toda los instrumentos técnicos o la ciencia,
la economía de un Estado o las finanzas internacionales, sino que hay que mirar
con otros cristales. Mirar con los ojos de la sensibilidad, del alma y del
espíritu. Para, así de esa manera, poner la técnica al servicio de las
necesidades humanas; y encontrar sentido a la existencia del hombre. En el
mundo moderno el hombre deviene en un proceso de simplificación de la
existencia y quien está al borde del abismo sabe que, no faltan esfuerzos
tendentes a ganar un mundo en que tengan vigencia valoraciones nuevas y más
poderosas -, expresó en su día Ernst Jünger.
Madrid-España a 06/10/2021