Antonio Rafael Mercado Flórez.
Somos parte de una época donde la información utilitaria está
reemplazando a los procesos mentales que desembocan en el pensamiento y la Sabiduría.
Las <<relaciones artificiales>> se sitúan en el palpito de la
cultura actual. La lengua y el pensamiento se deterioran para darle paso a la
brutalidad y a la mecanización de la existencia. Así, podemos darnos cuenta que
existe un deterioro intelectivo de la humanidad, que se relaciona con la
degradación de la intelectualidad. Como dice Javier Marías: <<La gente
tiende a ser más simple, más torpe, ya que existe una complacencia en la
ignorancia>>. Esto se concatena con el auge del <<fanatismo, de la
superstición, de la eliminación de los matices y sobre todo de la
complejidad>>. Por eso en todos los ámbitos de la existencia está
creciendo <<la vehemencia, la intolerancia, la irracionalidad más
extrema>>. Nos despojamos de las herramientas intelectivas e intelectuales,
para darle prioridad a la información, a la imagen <<pictórica>> en movimiento, a la técnica y a la velocidad. Somos
pobres en experiencias comunicables, en los contenidos espirituales del lenguaje,
en los movimientos del pensamiento y la apreciación estética de la realidad. Entonces
los fundamentos de la existencia se deterioran en nombre del dinero, del
consumo, del confort, de la banalidad, la trivialidad, el poder, la técnica y
los lenguajes digitales.
En el mundo actual ninguna sociedad quiere que seas Sabio. Porque
la Sabiduría va en contra de los fundamentos y los intereses del poder.
Si una persona es Sabia no puede ser manipulada, explotada, forzada a vivir
mecánicamente, como robot. El ser humano que porta en sí la cualidad de la
Sabiduría, busca su individualidad. Se hace preguntas sobre el mundo que lo
rodea, la sociedad de la que hace parte y el lugar que ocupa en ella. El Sabio
se da cuenta que la objetizacion y la numerificación del ser humano responde a
las tácticas y estrategias de los que ejercen el poder. Pero también cómo la
Sabiduría se concatena a la libertad; a la búsqueda incansable de la libertad.
Y quién es libre llevará consigo la fragancia de la rebeldía y la
desobediencia, a toda forma de fascismo, de autoritarismo, de dogmatismo, de
xenofobia, y creará un armazón filosófico e histórico, para confrontar a
aquellos que niegan la vida y el derecho a pensar.
Los hombres libres saben que han de romper con lo funcional,
con el Sistema, con el proceso económico y las relaciones de producción, que
niegan el derecho a vivir y a ser persona. Ellos saben que lo rompen con su
bondad, o con su amor, o con su libertad, o con su fraternidad, o con su coraje
para asumir una responsabilidad por encima de las funciones y la objetización.
Porque lo que desean los poderes actuales es adormecer la capacidad de asombro,
la imaginación y la sensibilidad del ser humano. Vivimos gracias a ese
elevarnos por encima de nuestras miserias, nuestras limitaciones, nuestras
desgracias, nuestras virtudes. La libertad es el tema de la historia en cuanto
tal, como dijo Ernst Jünger: <<La libertad es la impronta que el hombre
libre da al destino>>. La libertad es lo que deslinda al ser humano
frente a los reinos de los demonios y de la oscuridad de la sinrazón. <<Por
supuesto, la libertad viene dada a la vez
que lo necesario, y la nueva estructura del mundo no hará acto de presencia
hasta que la libertad no entre en relación con lo necesario. Vistas las cosas
así históricamente, todo cambio acaecido en lo necesario comporta también una
modificación de la libertad>>.
En la actualidad resulta sumamente difícil sostener la
libertad. <<La oposición exige grandes sacrificios; eso explica el
ingente número de seres humanos que prefieren la coacción>>. Porque es
más fácil para los hombres y mujeres, delegar el manejo de la libertad, a la
Iglesia, al Partido Político, al Sindicato, la Religión, la Ideología, el
Estado, las Instituciones Sociales, que asumir responsablemente el manejo de
ésta. Así que, los hombres Sabios amarán la libertad aun arriesgando su propia vida. La libertad viene
con Sabiduría; ninguna sociedad quiere que seas libre. Porque desde el instante
que empiezas a utilizar tú inteligencia y tú libertad, te vuelves peligroso
para el Sistema y la sociedad. Sí utilizas responsablemente tú libertad, eres
peligroso para los eruditos, los tecnócratas, los políticos, los burócratas,
los banqueros, las multinacionales y las finanzas internacionales. Así, los que
ejercen el poder dicen que eres un loco, un desadaptado social, un demagogo, un
inútil, una escoria, y en su nombre te dilapidan.
De hecho un hombre Sabio es un poeta, un soñador, un
filósofo, un teólogo, preñado de sensatez un fuego viviente en el corazón frío
de las sociedades. Es la llama de la vela que permite que veamos en medio de la
oscuridad del día. Él no puede vender su vida al mejor postor, como lo hacen
los ejércitos de delincuentes y asesinos. Él no puede ser un sirviente de los
poderes actuales, porque atenta contra los valores éticos que lo constituyen.
Él prefiere morir antes de convertirse en esclavo. Él sabe dónde encontrar los
veneros espirituales que dan vida, vida en abundancia. Él es consciente de las
épocas de tránsito, y ante todo, de tránsito a la conciencia y a la luz del Espíritu.
Él porta en sí la belleza y el amor, como dijo Simone Weil: <<Porque en
un ser humano es equivalente al orden del mundo>>.
El Sabio sabe mirar detrás del forro de los fenómenos, mirar
cara a cara el horror y la barbarie del mundo actual. Él toma sus criterios no
de lo pasajero del tiempo, de las máscaras con que cubren las cosas y las
acciones humanas. Sino de su <<esencia inmóvil y sobre temporal>>, del
<<Mundo Superior>>, el cual se pone de manifiesto y se modifica en
la historia. El Sabio sabe cómo hacer frente al automatismo, a la velocidad del
que maneja el tiempo y la vida de los hombres. Sabe cómo hacer frente a la
violencia y a las desgracias humanas. Porque ellas casi siempre responden a la
crueldad de los poderosos. El Sabio porta en sí <<la antigua libertad
vestida con el traje propio de la época: es la liberad sustancial, la libertad
elemental, la que se despierta en los pueblos cuando el país es oprimido por la
tiranía de los partidos>>, de los banqueros y las multinacionales.
<<No es una libertad que se limita simplemente a protestar o a emigrar;
es una libertad que está dispuesta a luchar>>.
Sabemos que en esta alta civilización técnica y de masas, la
vida espiritual cobra mayor fuerza. Si la miramos con el vestido técnico, del
movimiento y las transformaciones históricas, <<dispone de formas que son
más eficaces que la propia disciplina militar, más eficaces que el
entrenamiento en los deportes o que el ritmo del mundo del trabajo>>. El
Sabio sabe que ese <<grupo de hombres donde se concentra y se gasta la
energía>>, su propósito es poner trabas al flujo metafísico, trascendente
y espiritual del ser humano. Ese <<grupo de hombres>> tratarán de
convencer a la sociedad que está ante un peligro inminente y por tanto son
necesarios los ejércitos, la policía y los grupos de seguridad del Estado. De
convencer al hombre común y corriente, Tú y Yo, que necesitamos ser vigilados y
disciplinados. Y, en cuanto esto acontezca, los hombres y mujeres son empujados
a su oscura soledad. Por eso tratan de romper todo lazo de amistad, de
fraternidad, de solidaridad, que despierte en los seres humanos el sentido de
Humanidad.
Ser Sabio es darse cuenta que la soledad es <<uno de
los signos de nuestro tiempo>>. Por eso nos cercan, nos circundan con la
urdimbre de los lenguajes digitales y las imágenes en movimiento, que reflejan
un mundo atroz donde no merece la pena vivir. Estamos cercados por el miedo, el
dolor y el sufrimiento, que desgarran nuestras entrañas como hace el águila con
Prometeo, por haberle regalado a los hombres el misterio del fuego, del
conocimiento y del saber. Como dice Ernst Jünger: <<El miedo toma formas
reales – en las cárceles, en la esclavitud, en la batalla de cerco>>, Y
ahora, en las calles de las grandes ciudades, los barrios periféricos, las
religiones radicales, los ejércitos y la policía.
En un mundo como el nuestro
lleno de maldad, de demonismo y de sinrazón, es necesario que el hombre Sabio, el
que contiene tesoros que los poderes actuales han sido incapaces de agotar. Su tarea es como la del Teólogo, hacer vislumbrar al hombre,
<<cuáles son las cosas de que está despojado, aun en la mejor de sus
situaciones, y cuáles son las fuerzas poderosas que en él se hallan
latentes>>. Cuan necesarios son los Sabios y los teólogos en la
actualidad. Porque nos quieren despojar de la capacidad de soñar, de imaginar y
allende del Tiempo, donde se esconde <<la ciencia de la abundancia, el
enigma de las fuentes eternas, las cuales son inagotables y están siempre
cerca>>.