La libertad es la impronta que el hombre libre da a la historia y al destino.
Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.
Oswald Spengler reflexiona en Decadencia de Occidente, que todavía no ha penetrado en nuestras formulas intelectuales la convicción de que, además de la necesidad que une la causa con el efecto –que él llama lógica del espacio-, hay en la vida otra necesidad: la necesidad orgánica del sino –lógica del tiempo-. Es un hecho de profunda certidumbre interior, que llena el pensamiento mitológico, religioso, artístico, político, cultural, un hecho que constituye el ser y núcleo de toda historia. Un pensamiento que se opone a la naturaleza pero que es accesible a las formas del conocimiento analizadas en la Crítica de la razón pura, por Immanuel Kant. Por tanto, la historia universal es nuestra imagen del mundo, no la imagen de la <<humanidad>>.
En la civilización de Occidente, la historia universal se convierte en la forma enérgica de la conciencia vigilante: la que capta la alteridad, que analiza y crítica el mundo y la existencia en general bajo el principio de la libertad. Es la imagen que tenemos de los procesos históricos y del entorno y el universo, lo que constituye la historia universal.
El mecanismo del reloj penetra profundamente en los ámbitos humanos. Así que, la merma de la libertad causada por el automatismo lleva a esa inmigración que nos llega de los territorios fronterizos zoológicos y demoniacos, una inmigración que, aunque anunciada por videntes solitarios, ha suscitado espanto. Las cosas que se han vuelto terribles en la técnica proceden de otras regiones, de unas regiones con las que la máquina no tiene otra relación que las de ser sus síntomas. Son regiones que actúan no sólo en la técnica, sino en el Universo. El demonio no ocupa un lugar visible. (Jünger).
Allí donde no rige la libertad como principio rector –pensó Eugenio Trías- de cada uno y del conjunto de los sujetos en interacción, allí la humanidad de lo humano no se produce: se produce, en cambio, lo inhumano, la condición de vida inhumana. Principio ético que ha de regularse desde la opción de la intersubjetividad, de la relación entre los seres humanos. Aquel que rige y regula la actividad de lo humano, preservándola dentro del orden de interacciones del sujeto dentro de un territorio comunitario. Ese principio es, el principio de la justicia.
Son valores éticos que posibilitan la realización de la humanidad de lo humano, para que el hombre acceda a lo justo, lo bueno y lo bello. Esto posibilita ir más allá de su vida puramente física, determinada por las circunstancias (hambre, frío, calor, etc.), para empelarlo a la existencia y convivencia en su verdadera patria, que es la frontera.
Así pues, esa comunidad es verdaderamente patria del hombre, es decir, comunidad propiamente moderna, comunidad crítica, en crisis, en la cual se vive y se convive en y desde la libertad y la justicia. Que la sociedad rompa el cerco, los diques de dominio y control que quieren imponer a la gran mayoría de la población. Rompa el cerco que legitima el poder y la coacción, en nombre de alguna naturaleza del otro Mundo (Dios o Patria Eterna). (Trías).
La libertad, la fraternidad y la justicia que regula la convivencia y la interacción entre las personas, posibilita la humanidad del ser humano, lo ético propiamente dicho. En una comunidad así se realiza lo moderno y lo crítico: lo ético en su dimensión pública, civil, ciudadana, la verdadera ciudad de los hombres. (Trías).
También la libertad posibilita las herramientas para criticar el mundo y las esferas públicas de los ciudadanos, el obrar, el lugar donde interactúa el tejido de la comunidad, el ámbito social y político. Es allí donde la libertad adquiere un sentido que dignifica a la comunidad. O, lo que es lo mismo, lo ético eleva al hombre sobre el cerco de las necesidades, del tópico y del lugar común. En el umbral de la libertad adquiere razón de ser la dimensión metafísica del hombre. Que el sentido de la existencia no es inmanente a los procesos históricos, sino trascendente a ellos.
En el mundo actual con la antorcha de la palabra en la mano y la libertad, podemos hacer frente al mundo del Titán y al colectivo del tetanismo (del técnico y el colectivo técnico). Esas poderosas ficciones del tiempo mecánico y automático, que están tocando las partes blandas del ser, y se presentan a los seres humanos con rostro del demonio. Pero también, confrontar los centros de poder esparcidos en las redes globales. Aquí- ahora -confrontar el Zeitgeist, el Espíritu del Tiempo-, es hacerles frente a los instrumentos técnicos, no sólo como ídolos, sino también a sus espejismos.
La tendencia es convertir a los seres humanos en objetos o números; pero la sociedad puede hacer un punto de inflexión y ponerlos al servicio del hombre. Para que acontezca hay que orientar al individuo hacia los padres, hacia los órdenes que nos fueron propios, hacia los órdenes que están más cerca del origen que nosotros. (Jünger). Se trata de romper las redes de acero de las máquinas, del automatismo y la velocidad, para desgarrar el velo del poder. Esto capacita al ser humano para buscar la libertad en las fuerzas primordiales, y así le ayuden a hacerle frente a los puros poderes temporales: políticos, económicos, militares, sociales, religiosos o culturales.
Así, pues, el misterio de la vida y de la muerte tiene siempre abierto el acceso a las catatumbas, las criptas, donde mora el lenguaje y la libertad. Estos poderes jamás podrán ser diluidos en las redes del movimiento o, en las relaciones de un Sistema. Esta cuestión no puede limitarse a la conquista de puros reinos interiores ni limitarse sólo a objetivos reales. Ocurre más bien, que quien ha captado la situación mejor que todos los gobiernos y que todos los teorizantes es el hombre sencillo, el hombre de la calle, la persona con que nos encontramos todos los días y en todos los sitios.
Se debe a que continúan estando vivos en él, vestigios de un saber que llega más hondo que los lugares comunes de la actualidad. En este orden, el hombre, el común de los mortales, <<Tu>> o <<Yo>>, continúa teniendo órganos en los que está viva una sabiduría y una experiencia que trasciende los poderes temporales de los gobiernos, del Estado o las corporaciones.
Además, cuando el hombre de la calle intenta averiguar dónde hay una salida, un camino para huir, se comporta de una manera que tiene en cuenta la magnitud e inminencia de la amenaza. Cuando desconfía de los medios de comunicación de masas, la verborrea de los políticos, del capital financiero internacional, de la crisis, se atiene a objetos reales y al mundo que pertenece. Sabe distinguir entre lo que es al parecer, de lo que es. Sabe diferenciar el oro del latón que está a la orilla del camino; y mirar cara a cara a la catástrofe y enfrentase al modo en que uno puede verse envuelto en ella, es algo útil en todo caso.
Sabe que deliberar sobre el horror, el sufrimiento, el dolor, la injusticia o la desesperanza, que infligen los Sistemas, es bueno para el espíritu, más si se hace al borde del abismo. Pero sabemos que no somos profundos, sin embargo, nos atemorizamos ante el abismo que hay en el corazón humano. Si no somos capaces de responder a nuestra exigencia vital; que infeliz puede llegar a ser el hombre.
Se trata de un abismo. Aquellos que lo han contemplado retornan locos a sus hogares o se suicidan. Friedrich Nietzsche, Vincent Van Gogh, Friedrich Hölderlin, pagaron un precio elevado por haber estado ahí. Quien visita esos lugares ya no vuelve a ser el mismo.
En tiempos nublados la persona individual, libre e independiente, toma consciencia de la responsabilidad que le es otorgada. De su vida privada o pública, para que adquiera poder y figura, una idea nueva de la libertad y la justicia. Su posibilidad: un deber ético de la sociedad. Entonces tendríamos que sacar al mundo de sus goznes y hacer un giro copernicano, para que las energías desplegadas en las redes globales se pongan al servicio del hombre. Y no de una selecta minoría que maneja los hilos de los centros de mando. Si esto acontece, no sólo se realiza una revolución telúrica, sino también de dimensiones cósmicas.
Madrid-España a 17/04/2022