LA DERECHA NEOLIBERAL ESPAÑOLA
Antonio Mercado Flórez
En los últimos espacios de tiempo, los
Estados europeos han implementado políticas neoliberales radicales, que afectan
la vida de los pueblos y las naciones. Son políticas que inciden directamente
en la Cultura y todas las formas de vida. Desean cambiar desde las estrategias
y tácticas políticas, la razón de ser de las personas. Propende un cambio
cultural, que transforme las condiciones,
las formas de representación y sentido de la vida y las cosas. De ello
esperan una hegemonía cultural y material, de la existencia en general. Desde
el umbral del lenguaje y el pensamiento, se implementan valores y criterios que
responden a la ligazón entre política y economía. O, en otros términos, la
política y las finanzas internacionales han de obedecer a los <<cuadros de mando>>, distribuidos
en la Red global. Por eso, la hegemonía cultural se propone como implementación
de valores y formas de vida, que concatenan el mundo dineral, la política y la
técnica. Esto incide en que la manipulación del lenguaje y los medios de
comunicación de masas, implementan políticas de desinformación y desprestigio,
a todo proyecto colectivo. De ahí que la legitimación y la verdad de los
argumentos de la derecha, se presentan como el único camino posible para salir
de la crisis en la que nos encontramos.
Decía recientemente en el diario El País Josep Ramoneda, que el modelo de
Gobierno reinante se funda en el uso del Estado para la mercantilización
general de las relaciones humanas. De ahí que la extensión de la cultura de
mercado a todos los dominios de la vida, repercute insofacto, en la reducción del ciudadano a hombre
económico sin atributos. Por eso, la principal tarea del Estado es facilitar el
enriquecimiento sin poner trabas en los abusos del poder económico, y
garantizar la seguridad jurídica asegurando la complicidad con los poderes
corporativos y proveer infraestructura y seguridad en las calles. Por tanto,
para contener el malestar general, el Estado social se está transformando en
penal, y la prisión está saltando sus muros para imponer su lógica en los
cuerpos y las ciudades. Así pues, en las instituciones confluyen políticas
asistenciales, de intervención urbana y las jurídico-policivas, que tratan de
objetizar y disciplinar al ser humano, para dejar sus huellas en el alma y el
cuerpo de los ciudadanos.
En nuestra época los gobiernos
neoliberales se concatenan con figuras como burbuja, corrupción, inmoralidad,
hecatombe y recortes. Pero también con las de la pobreza, el desempleo, el
hambre, la mendicidad, la discriminación, la injusticia, la violencia, el
miedo, el sufrimiento y la disolución moral de la sociedad. Por eso en la época
actual, se hace necesario que las sociedades se organicen políticamente, para
que el ejercicio del poder no se convierta en mafias y poderes ocultos. Porque
cuando la corrupción y la inmoralidad cierran el paso a la participación de los
ciudadanos en los asuntos públicos, el sistema y el Estado responden a una
especie de casta política, económica y mediática, que niega las verdaderas
necesidades de los ciudadanos. Y esto es sumamente grave para el Estado
democrático Social de Derecho. Pero afortunadamente, todavía existen personas
que son capaces de ver las perdidas.
Somos parte de un mundo donde el
deterioro moral y político de las sociedades, se concatena con la degradación
de los recursos verbales de la política de masas. Estas transformaciones en la
práctica política, aumenta la disyunción entre las verdaderas necesidades de
los pueblos y los intereses de los gobernantes. Desde la perspectiva del
lenguaje, el deterioro y la degradación de las palabras, repercuten en las
instituciones públicas o privadas. Así que, la degradación de la <<gramática política>>, se expresa
en la <<gramática del lenguaje>>.
Por ende, cuando las palabras y las imágenes no comunican las verdaderas necesidades
y esperanzas humanas, se convierten en verborreas vacías e instrumentos de
demagogia y engaño. En los últimos espacios de tiempo, la transformación en los modos y los medios de
hacer política, concatenan el ejercicio
del poder y los instrumentos técnicos, de una parte; los medios de comunicación
de masas –redes sociales, lenguajes digitales-, a la<<cultura de lo efímero>>, de otra.
Se entiende por <<cultura de lo efímero>>, la que exalta
la información inmediata y simultánea, sobre los valores políticos, éticos y
culturales. Un ámbito donde los contenidos espirituales, la sensibilidad y las
reflexiones del pensamiento, se sustituyen por la númerificación y la
objetización del ser humano. Por eso, se convertío para la derecha española, en
el espacio para implementar políticas que se entrelazan con la frivolidad, el esnobismo
y lo pasajero de la vida cotidiana. He ahí su ámbito, el lenguaje de los Medios
de Información se sobrepone a la lengua del análisis,
la crítica y los movimientos del pensamiento.
Además, convierten al hombre y el mundo que habita, en un campo de
batalla, que responde a los requerimientos de los valores del neoliberalismo
radical, el sistema de producción global
y el mercantilismo. De ahí que impongan valores, ideas, principios, imágenes, hechos, contrapuestos a los heredados, que expresan la memoria verbal e histórica, de
las personas o los pueblos.
El lenguaje de la derecha, es el de la
democracia populista, sin contenido programático ni proyecto colectivo de
futuro. Lo cual significa, que las representaciones del mundo y la realidad, las necesidades y esperanzas de los
ciudadanos, se identifican con la cultura del <<kitsch>>. Donde prima la apariencia sobre el
<<sentido>>, lo frívolo sobre lo permanente, el presente-ahora
sobre la memoria verbal y política de las personas. Todo se desvanece y nada tiene
consistencia, ya que la <<cultura
de lo efímero>> sólo busca informar de una manera rápida y digestiva,
dejar que el tiempo transcurra sin interrupción. En un mundo como éste los valores
espirituales, la dignidad del ser humano y la libertad, se sustituyen por el reino
de la necesidad, el mercantilismo, las finanzas y el despilfarro de la energía
vital. Por lo rápido como presentan las cosas y lo fugaz como se alejan, no
dejan tiempo para pensar. Y el dolor, el sufrimiento y el miedo, se convierten
en espejismos que atormentan las consciencias. He ahí su campo, he ahí su
acción, a la <<cultura de lo efímero>>
le corresponde la objetización de la existencia individual y la estadística en
la sociedad.
Sabemos que la lengua comunica los
contenidos espirituales de la conciencia colectiva de un pueblo. Por tanto, la
decadencia de una lengua, se expresa en la degradación psicológica y moral, de
ese pueblo. El mapa político que dibuja la derecha neoliberal, la cultura y la
civilización occidental reciente, muestra las relaciones intrínsecas entre el
quebrantamiento de los elementos léxico gramaticales y sus políticas económicas
y sociales. En España nos abruman con una catarata de nociones, cifras, iconos,
eufemismos e ideas, vacíos de contenidos: flexibilidad, crisis, competividad,
confianza en los mercados, prima de riesgo, moderación salarial, copago,
recortes, indemnización por diferido, etc. Palabras que no se explican y que
tienen como fin crear en la sociedad y el imaginario colectivo, confusiones
lingüístico-semánticas. Además, la
derecha neoliberal trivializa el lenguaje, paralizan la imaginación y la
capacidad de interrogar, para exaltar la esclerosis de los clichés. Y en
consecuencia, se van remplazando las profundas estructuras de la gramática del
habla, por la cifra, la imagen gráfica en movimiento, la estadística y la
objetización del ser humano. En otros términos, la <<Gramática de la vida>> se remplaza por la <<cultura del espectáculo>>.
El filósofo Ludwig Wittgenstein dijo: en
la vida de una sociedad lo importante, es <<la esencia de la gramática>>.
De ahí que la derecha neoliberal desea a
toda costa destruir la <<gramática de la vida y la lengua>>. Porque
ahí descansan nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestros mitos, nuestras
frustraciones, nuestras pesadillas, nuestra memoria verbal e histórica. Ya que
sí se degradan los recursos verbales, la sensibilidad y los movimientos del
pensamiento, se degradan los ideales de moralidad, las empresas nacionales y
los recursos de la imaginación creadora. Pero esto no debe extrañarnos, porque
en el ideario político de la derecha española, hace parte de su <<telos>> siniestro. En la
democracia del Partido Popular, las ideas, los hechos, las personas, los
nombres y la existencia misma que contravienen a su ideario político, son
borrados por decretos o por eufemismos lingüísticos. O, en otros términos, implementan la memoria del artificio que remplaza
la diversidad de la memoria individual. En la gramática política del Partido
Popular, al ser mentiras constantemente modificadas y renovadas, el pasado se
vuelve presente. Por eso vivimos rodeados de la mendicidad del lenguaje y el
pensamiento, porque se correlacionan con la complacencia mentirosa y consensuada
del ejercicio del poder.
Aldous Huxley Y George Orwell, predicen no
sólo la numerificación de las sociedades modernas, sino también las
políticas neoliberales de la actualidad. Porque el ser humano se objetiza y el
avance del cálculo y su aplicación práctica, hace imparable la transformación de la sociedad
en puras cifras. Sí la participación de los individuos en la sociedad va convirtiéndose
cada vez más en una participación estadística; algunos medios de comunicación
de masas se convierten en <<filtros>> para legitimar las políticas
neoliberales. De ahí que las imágenes no sean ya simples ilustraciones, sino lo
principal. Los efectos que ellas causan son más fuertes que los causados por
las palabras. En fin, la manipulación que hace la derecha neoliberal de los
medios de comunicación de masas, crean un nuevo analfabetismo gramatical y
político. Esta transformación en el orden de la existencia, incide en la capacidad
de asombro, de imaginar, de interrogar, en la dignidad y la libertad de la
persona humana. Por eso, la práctica política y el ejercicio del poder, no son
ajenos a los contenidos semánticos y la búsqueda de la justicia social.
Dice Ernst Jünger: <<Son climáticas
las causas de lo que está sucediendo, hay que buscarlas incluso por debajo de
la política; incluso por debajo del lenguaje>>. Son atmosféricas tales causas
y condensan en la gran ciudad, los pueblos y las veredas, un clima mal sano, fétido,
enfermizo, de desconfianza, angustia, dolor, sufrimiento y muerte. Porque las políticas
neoliberales del Partido Popular reemplazan el sentido de las palabras y las
acciones humanas: <<No es cuestión de izquierda o de derecha, sino de
sentido común>>, <<cualquier cosa que sea necesaria, aunque no me
guste y aunque haya dicho que no lo iba hacer>>, <<no se puede plantear
en términos de despidos, sino de no renovación de contratos>>,
<<deben olvidarse de tomar el cafelito, deben de olvidarse de leer el periódico>>,
los sindicatos son <<antisociales, anticuados y reaccionarios>>, la
amnistía fiscal de dineros ocultos, la interpretan como el <<Plan de
Garantía de los Servicios Sociales Básicos>>, <<nuestra agenda
reformista necesarias para España y para Europa, es nuestro sello de
identidad>>. Por eso, la inversión y la falsedad del sentido de las
palabras o las imágenes, trastocan la realidad y la existencia individual.
Además, en este orden, la degradación del lenguaje, configura la degradación
moral e institucional de la sociedad.
El Gobierno del Partido Popular sabe que,
en esta alta civilización técnica y de masas, la sociedad vive de flashes y
frases cortas e ingeniosas, tipo twiter e imágenes. De ahí que esté trastocando la política <<clásica>>,
de programas que respondan a las verdaderas necesidades y esperanzas de los
ciudadanos, por otro tipo que responde a cosas breves, ocurrentes, ingeniosas y
digestivas. Son el <<filtro>> para implementar en la sociedad
española, la primacía de las<<relaciones
artificiales>> sobre las <<relaciones
de sentido>>. La inversión dialéctica, léxico gráfica, de
representación de las imágenes y las palabras, tratan de homogenizar y
uniformizar a la sociedad. De ahí que detrás de las palabras, las imágenes y
los instrumentos técnicos, se ocultan relaciones de dominio y poder. El
desmantelamiento del Estado de Bienestar –sus políticas sociales, económicas,
de justicia social, de cultura e investigación-innovación, de oportunidades y
derechos de los ciudadanos, etc. Son borrados por decretos, o se sustituyen en
nombre de la recuperación económica. Esta manera de percibir la realidad, las
necesidades y esperanzas de los españoles, está creando una sensación de desasosiego,
malestar moral y psicológico en la sociedad.
Esto nos permite percibir el lugar que
ocupa el lenguaje en la sociedad. Nos damos cuenta que las palabras no son sólo
palabras; las palabras expresan ideas. Estas no son fichas en un juego
filológico; las palabras se refieren a la experiencia, la expresa y la
transforma. El lenguaje entonces no es indiferente a la práctica política.
Porque éste da sentido a la historia, a la memoria, el recuerdo y la Tradición.
Pero también al tejido social, las
instituciones y el Estado. Esto muestra a ojos vista, la importancia del
lenguaje en la política. Ya que confirma que el análisis de las palabras, o el de
las imágenes, se concatena con la crítica de la sociedad. Desde una perspectiva
de las relaciones de poder, el análisis crítico del lenguaje, es política.
Desvelar el sentido oculto de ciertas
palabras del Gobierno del Partido Popular, como <<seguridad>>,
<<recortes>>, <<libertad>>, <<democracia>>,
<<corrupción>>, <<justicia>>,
<<violencia>>, <<inmigrantes>>, <<reformas>>,
entre otras. Significa esclarecer las confusiones lingüísticas, ya que el
esclarecimiento de las palabras, se convierte en el de las acciones humanas.
Además, el examen de las palabras, es el examen del pensamiento; y también de
todas las perspectivas, de todas las formas de vida. Así que, es en la naturaleza
lingüística del hombre y su ideal moral, donde se expresa la autenticidad de la
vida de los pueblos. Humboldt dijo: la lengua no es un estado, sino energía en
perpetuo movimiento. Una energía plagada de impurezas, imperfecciones,
contradicciones y ambigüedades; y esto demuestra que detrás de la solidez de
una palabra se esconde casi siempre la fragilidad de su fuerza, el horror de su
historia, las pesadillas de sus imposturas y la exclusión de otras palabras.
El Gobierno del Partido Popular, implementa
una práctica política de desprestigio a todo proyecto de izquierda o centro
izquierda. Para establecer una hegemonía ideológica, que se correlaciona con
una escala de valores que uniformiza, homogeniza y excluye todo proyecto alternativo.
A su vez, ofrece una visión de la realidad que excluye otras opciones de
interpretación o experiencia de la
sociedad. La retórica política de la derecha española, busca un tipo de
sociedad normalizada, pasiva, irreflexiva, objetizada, que responda a sus requerimientos
ideológicos y al verdadero poder que se oculta en los <<cuadros de mando>>. Se trata en
última instancia, de ejercer el control de valores, creencias, nociones, principios,
ideas, imágenes, de representación de la sociedad y la realidad. Porque saben
que sí controlan el lenguaje y el pensamiento, detentan el poder. Por eso, el
ejercicio del poder del Partido Popular, reproduce comportamientos, saberes,
experiencias y prácticas sociales, que
responden al ideario neoliberal español.
Esto es sumamente grave en un Estado
democrático Social de Derecho. Porque a través de eufemismos lingüísticos o de
la tergiversación del sentido de ciertas palabras, se desmonta el Estado de Bienestar,
la libertad se percibe como necesidad, la esperanza como eficacia o eficiencia
en los asuntos humanos, los derechos del ciudadano como holgazanería, la
justicia social como dadivas del Estado, las contradicciones sociales y
económicas de los ciudadanos con el sistema de producción global y el capital
financiero, se perciben como desavenencias personales. En un tipo de sociedad
como ésta, el <<status>> de
ciudadano, la libertad y la dignidad humana, lo determina el tener y la
capacidad de compra, más no la cualidad del ser. Esta visión de la realidad
social y el mundo que habitamos, no sólo está degradando las referencias públicas
de convivencia y solidaridad entre los
ciudadanos, sino también el sentido de la condición humana de los españoles.