viernes, 15 de marzo de 2013

LA DERECHA NEOLIBERAL ESPAÑOLA







LA DERECHA NEOLIBERAL ESPAÑOLA




Antonio Mercado Flórez



En los últimos espacios de tiempo, los Estados europeos han implementado políticas neoliberales radicales, que afectan la vida de los pueblos y las naciones. Son políticas que inciden directamente en la Cultura y todas las formas de vida. Desean cambiar desde las estrategias y tácticas políticas, la razón de ser de las personas. Propende un cambio cultural, que transforme las condiciones,  las formas de representación y sentido de la vida y las cosas. De ello esperan una hegemonía cultural y material, de la existencia en general. Desde el umbral del lenguaje y el pensamiento, se implementan valores y criterios que responden a la ligazón entre política y economía. O, en otros términos, la política y las finanzas internacionales han de obedecer a los <<cuadros de mando>>, distribuidos en la Red global. Por eso, la hegemonía cultural se propone como implementación de valores y formas de vida, que concatenan el mundo dineral, la política y la técnica. Esto incide en que la manipulación del lenguaje y los medios de comunicación de masas, implementan políticas de desinformación y desprestigio, a todo proyecto colectivo. De ahí que la legitimación y la verdad de los argumentos de la derecha, se presentan como el único camino posible para salir de la crisis en la que nos encontramos.

Decía recientemente en el diario El País Josep Ramoneda, que el modelo de Gobierno reinante se funda en el uso del Estado para la mercantilización general de las relaciones humanas. De ahí que la extensión de la cultura de mercado a todos los dominios de la vida, repercute  insofacto,  en la reducción del ciudadano a hombre económico sin atributos. Por eso, la principal tarea del Estado es facilitar el enriquecimiento sin poner trabas en los abusos del poder económico, y garantizar la seguridad jurídica asegurando la complicidad con los poderes corporativos y proveer infraestructura y seguridad en las calles. Por tanto, para contener el malestar general, el Estado social se está transformando en penal, y la prisión está saltando sus muros para imponer su lógica en los cuerpos y las ciudades. Así pues, en las instituciones confluyen políticas asistenciales, de intervención urbana y las jurídico-policivas, que tratan de objetizar y disciplinar al ser humano, para dejar sus huellas en el alma y el cuerpo de los ciudadanos.

En nuestra época los gobiernos neoliberales se concatenan con figuras como burbuja, corrupción, inmoralidad, hecatombe y recortes. Pero también con las de la pobreza, el desempleo, el hambre, la mendicidad, la discriminación, la injusticia, la violencia, el miedo, el sufrimiento y la disolución moral de la sociedad. Por eso en la época actual, se hace necesario que las sociedades se organicen políticamente, para que el ejercicio del poder no se convierta en mafias y poderes ocultos. Porque cuando la corrupción y la inmoralidad cierran el paso a la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, el sistema y el Estado responden a una especie de casta política, económica y mediática, que niega las verdaderas necesidades de los ciudadanos. Y esto es sumamente grave para el Estado democrático Social de Derecho. Pero afortunadamente, todavía existen personas que son capaces de ver las perdidas.

Somos parte de un mundo donde el deterioro moral y político de las sociedades, se concatena con la degradación de los recursos verbales de la política de masas. Estas transformaciones en la práctica política, aumenta la disyunción entre las verdaderas necesidades de los pueblos y los intereses de los gobernantes. Desde la perspectiva del lenguaje, el deterioro y la degradación de las palabras, repercuten en las instituciones públicas o privadas. Así que,  la degradación de la <<gramática política>>, se expresa en la <<gramática del lenguaje>>. Por ende, cuando las palabras y las imágenes no comunican las verdaderas necesidades y esperanzas humanas, se convierten en verborreas vacías e instrumentos de demagogia y engaño. En los últimos espacios de tiempo,  la transformación en los modos y los medios de hacer política, concatenan  el ejercicio del poder y los instrumentos técnicos, de una parte; los medios de comunicación de masas –redes sociales, lenguajes digitales-, a la<<cultura de lo efímero>>, de otra.

Se entiende por <<cultura de lo efímero>>, la que exalta la información inmediata y simultánea, sobre los valores políticos, éticos y culturales. Un ámbito donde los contenidos espirituales, la sensibilidad y las reflexiones del pensamiento, se sustituyen por la númerificación y la objetización del ser humano. Por eso, se convertío para la derecha española, en el espacio para implementar políticas que se entrelazan con la frivolidad, el esnobismo y lo pasajero de la vida cotidiana. He ahí su ámbito, el lenguaje de los Medios de Información se sobrepone a la lengua del análisis, la crítica y los movimientos del pensamiento.  Además, convierten al hombre y el mundo que habita, en un campo de batalla, que responde a los requerimientos de los valores del neoliberalismo radical,  el sistema de producción global y el mercantilismo. De ahí que impongan valores, ideas, principios, imágenes,  hechos, contrapuestos a los heredados,  que expresan la memoria verbal e histórica, de las personas o los pueblos.

El lenguaje de la derecha, es el de la democracia populista, sin contenido programático ni proyecto colectivo de futuro. Lo cual significa, que las representaciones del mundo y la realidad,  las necesidades y esperanzas de los ciudadanos, se identifican con la cultura del <<kitsch>>. Donde prima la apariencia sobre el <<sentido>>, lo frívolo sobre lo permanente, el presente-ahora sobre la memoria verbal y política de las personas. Todo se desvanece y nada tiene consistencia, ya que la <<cultura de lo efímero>> sólo busca informar de una manera rápida y digestiva, dejar que el tiempo transcurra sin interrupción. En un mundo como éste los valores espirituales, la dignidad del ser humano y la libertad, se sustituyen por el reino de la necesidad, el mercantilismo, las finanzas y el despilfarro de la energía vital. Por lo rápido como presentan las cosas y lo fugaz como se alejan, no dejan tiempo para pensar. Y el dolor, el sufrimiento y el miedo, se convierten en espejismos que atormentan las consciencias. He ahí su campo, he ahí su acción, a la <<cultura de lo efímero>> le corresponde la objetización de la existencia individual y la estadística en la sociedad.


Sabemos que la lengua comunica los contenidos espirituales de la conciencia colectiva de un pueblo. Por tanto, la decadencia de una lengua, se expresa en la degradación psicológica y moral, de ese pueblo. El mapa político que dibuja la derecha neoliberal, la cultura y la civilización occidental reciente, muestra las relaciones intrínsecas entre el quebrantamiento de los elementos léxico gramaticales y sus políticas económicas y sociales. En España nos abruman con una catarata de nociones, cifras, iconos, eufemismos e ideas, vacíos de contenidos: flexibilidad, crisis, competividad, confianza en los mercados, prima de riesgo, moderación salarial, copago, recortes, indemnización por diferido, etc. Palabras que no se explican y que tienen como fin crear en la sociedad y el imaginario colectivo, confusiones lingüístico-semánticas.  Además, la derecha neoliberal trivializa el lenguaje, paralizan la imaginación y la capacidad de interrogar, para exaltar la esclerosis de los clichés. Y en consecuencia, se van remplazando las profundas estructuras de la gramática del habla, por la cifra, la imagen gráfica en movimiento, la estadística y la objetización del ser humano. En otros términos, la <<Gramática de la vida>> se remplaza por la <<cultura del espectáculo>>.


El filósofo Ludwig Wittgenstein dijo: en la vida de una sociedad lo importante,  es <<la esencia de la gramática>>. De ahí que la derecha neoliberal  desea a toda costa destruir la <<gramática de la vida y la lengua>>. Porque ahí descansan nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestros mitos, nuestras frustraciones, nuestras pesadillas, nuestra memoria verbal e histórica. Ya que sí se degradan los recursos verbales, la sensibilidad y los movimientos del pensamiento, se degradan los ideales de moralidad, las empresas nacionales y los recursos de la imaginación creadora. Pero esto no debe extrañarnos, porque en el ideario político de la derecha española, hace parte de su <<telos>> siniestro. En la democracia del Partido Popular, las ideas, los hechos, las personas, los nombres y la existencia misma que contravienen a su ideario político, son borrados por decretos o por eufemismos lingüísticos. O, en otros términos,  implementan la memoria del artificio que remplaza la diversidad de la memoria individual. En la gramática política del Partido Popular, al ser mentiras constantemente modificadas y renovadas, el pasado se vuelve presente. Por eso vivimos rodeados de la mendicidad del lenguaje y el pensamiento, porque se correlacionan con la complacencia mentirosa y consensuada del ejercicio del poder.


Aldous Huxley Y George Orwell, predicen no sólo la numerificación  de las  sociedades modernas, sino también las políticas neoliberales de la actualidad. Porque el ser humano se objetiza y el avance del cálculo y su aplicación práctica,  hace imparable la transformación de la sociedad en puras cifras. Sí la participación de los individuos en la sociedad va convirtiéndose cada vez más en una participación estadística; algunos medios de comunicación de masas se convierten en <<filtros>> para legitimar las políticas neoliberales. De ahí que las imágenes no sean ya simples ilustraciones, sino lo principal. Los efectos que ellas causan son más fuertes que los causados por las palabras. En fin, la manipulación que hace la derecha neoliberal de los medios de comunicación de masas, crean un nuevo analfabetismo gramatical y político. Esta transformación en el orden de la existencia, incide en la capacidad de asombro, de imaginar, de interrogar, en la dignidad y la libertad de la persona humana. Por eso, la práctica política y el ejercicio del poder, no son ajenos a los contenidos semánticos y la búsqueda de la justicia social.

Dice Ernst Jünger: <<Son climáticas las causas de lo que está sucediendo, hay que buscarlas incluso por debajo de la política; incluso por debajo del lenguaje>>. Son atmosféricas tales causas y condensan en la gran ciudad, los pueblos y las veredas, un clima mal sano, fétido, enfermizo, de desconfianza, angustia, dolor, sufrimiento y muerte. Porque las políticas neoliberales del Partido Popular reemplazan el sentido de las palabras y las acciones humanas: <<No es cuestión de izquierda o de derecha, sino de sentido común>>, <<cualquier cosa que sea necesaria, aunque no me guste y aunque haya dicho que no lo iba hacer>>, <<no se puede plantear en términos de despidos, sino de no renovación de contratos>>, <<deben olvidarse de tomar el cafelito, deben de olvidarse de leer el periódico>>, los sindicatos son <<antisociales, anticuados y reaccionarios>>, la amnistía fiscal de dineros ocultos, la interpretan como el <<Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos>>, <<nuestra agenda reformista necesarias para España y para Europa, es nuestro sello de identidad>>. Por eso, la inversión y la falsedad del sentido de las palabras o las imágenes, trastocan la realidad y la existencia individual. Además, en este orden, la degradación del lenguaje, configura la degradación moral e institucional de la sociedad.


El Gobierno del Partido Popular sabe que, en esta alta civilización técnica y de masas, la sociedad vive de flashes y frases cortas e ingeniosas, tipo twiter e imágenes. De ahí que  esté trastocando la política <<clásica>>, de programas que respondan a las verdaderas necesidades y esperanzas de los ciudadanos, por otro tipo que responde a cosas breves, ocurrentes, ingeniosas y digestivas. Son el <<filtro>> para implementar en la sociedad española, la primacía de las<<relaciones artificiales>> sobre las <<relaciones de sentido>>. La inversión dialéctica, léxico gráfica, de representación de las imágenes y las palabras, tratan de homogenizar y uniformizar a la sociedad. De ahí que detrás de las palabras, las imágenes y los instrumentos técnicos, se ocultan relaciones de dominio y poder. El desmantelamiento del Estado de Bienestar –sus políticas sociales, económicas, de justicia social, de cultura e investigación-innovación, de oportunidades y derechos de los ciudadanos, etc. Son borrados por decretos, o se sustituyen en nombre de la recuperación económica. Esta manera de percibir la realidad, las necesidades y esperanzas de los españoles, está creando una sensación de desasosiego, malestar moral y psicológico en la sociedad.


Esto nos permite percibir el lugar que ocupa el lenguaje en la sociedad. Nos damos cuenta que las palabras no son sólo palabras; las palabras expresan ideas. Estas no son fichas en un juego filológico; las palabras se refieren a la experiencia, la expresa y la transforma. El lenguaje entonces no es indiferente a la práctica política. Porque éste da sentido a la historia, a la memoria, el recuerdo y la Tradición.  Pero también al tejido social, las instituciones y el Estado. Esto muestra a ojos vista, la importancia del lenguaje en la política. Ya que confirma que el análisis de las palabras, o el de las imágenes, se concatena con la crítica de la sociedad. Desde una perspectiva de las relaciones de poder, el análisis crítico del lenguaje, es política.


Desvelar el sentido oculto de ciertas palabras del Gobierno del Partido Popular, como <<seguridad>>, <<recortes>>, <<libertad>>, <<democracia>>, <<corrupción>>, <<justicia>>, <<violencia>>, <<inmigrantes>>, <<reformas>>, entre otras. Significa esclarecer las confusiones lingüísticas, ya que el esclarecimiento de las palabras, se convierte en el de las acciones humanas. Además, el examen de las palabras, es el examen del pensamiento; y también de todas las perspectivas, de todas las formas de vida. Así que, es en la naturaleza lingüística del hombre y su ideal moral, donde se expresa la autenticidad de la vida de los pueblos. Humboldt dijo: la lengua no es un estado, sino energía en perpetuo movimiento. Una energía plagada de impurezas, imperfecciones, contradicciones y ambigüedades; y esto demuestra que detrás de la solidez de una palabra se esconde casi siempre la fragilidad de su fuerza, el horror de su historia, las pesadillas de sus imposturas y la exclusión de otras palabras.


El Gobierno del Partido Popular, implementa una práctica política de desprestigio a todo proyecto de izquierda o centro izquierda. Para establecer una hegemonía ideológica, que se correlaciona con una escala de valores que uniformiza, homogeniza y excluye todo proyecto alternativo. A su vez, ofrece una visión de la realidad que excluye otras opciones de interpretación o  experiencia de la sociedad. La retórica política de la derecha española, busca un tipo de sociedad normalizada, pasiva, irreflexiva, objetizada, que responda a sus requerimientos ideológicos y al verdadero poder que se oculta en los <<cuadros de mando>>. Se trata en última instancia, de ejercer el control de valores, creencias, nociones, principios, ideas, imágenes, de representación de la sociedad y la realidad. Porque saben que sí controlan el lenguaje y el pensamiento, detentan el poder. Por eso, el ejercicio del poder del Partido Popular, reproduce comportamientos, saberes, experiencias y prácticas sociales,  que responden al ideario neoliberal español.


Esto es sumamente grave en un Estado democrático Social de Derecho. Porque a través de eufemismos lingüísticos o de la tergiversación del sentido de ciertas palabras, se desmonta el Estado de Bienestar, la libertad se percibe como necesidad, la esperanza como eficacia o eficiencia en los asuntos humanos, los derechos del ciudadano como holgazanería, la justicia social como dadivas del Estado, las contradicciones sociales y económicas de los ciudadanos con el sistema de producción global y el capital financiero, se perciben como desavenencias personales. En un tipo de sociedad como ésta,  el <<status>> de ciudadano, la libertad y la dignidad humana, lo determina el tener y la capacidad de compra, más no la cualidad del ser. Esta visión de la realidad social y el mundo que habitamos, no sólo está degradando las referencias públicas de convivencia y solidaridad entre  los ciudadanos, sino también el sentido de la condición humana de los españoles.