viernes, 14 de julio de 2023

LA PREGUNTA POR EL LENGUAJE

     

 

Antonio Mercado Flórez. Pensador y Ensayista.

 

Enrique Bernárdez, en el texto ¿Qué son las lenguas? Se pregunta sobre el origen del lenguaje, la relación que existe entre lenguaje, cerebro, cognición y sociedad. Tiene como objeto de análisis el lenguaje. “El lenguaje es algo que está en nuestras vidas desde el primer instante hasta el último. Nada más nacer escuchamos palabras en alguna lengua, incluso hasta el útero materno nos llegan ecos del lenguaje que no nos abandonará jamás”. (Bernárdez)

El lenguaje en el siglo XX, se convirtió en objeto de estudio de una pluralidad disciplinas: la filosofía, la sociología, la historia, la arqueología, la política, la psicología, la lingüística, que se plantean su origen hasta la relación que tiene con la cognición, la experiencia, la representación del mundo y su realidad, y la relación entre lenguaje y pensamiento. El lenguaje entonces es la retícula donde emerge y descansa la vida individual y colectiva del ser humano. El lenguaje dijo Martín Heidegger es, “la casa del sery sus guardianes el pensador y el poeta.

¿Qué es el lenguaje? ¿De dónde procede?

Podemos decir que el estudio de la evolución humana se relaciona con el cerebro y el lenguaje; por eso existe una correlación entre la evolución del cerebro y la conducta humana. La evolución del ser humano en su aspecto físico, biológico, en su conducta o el pensamiento, etc., se relaciona con el lenguaje. Algunos lingüistas, teóricos del lenguaje, piensan que éste se sitúa con el cerebro en el “centro” de la existencia humana: material, espiritual, mental y la experiencia que vive como tal.

Giambattista Vico (siglo XVII-XVIII) dijo que, “rastreando la historia de las palabras podemos rastrear la actitud hacia las cosas que expresan esas palabras, el papel que desempeñaron en las vidas que queremos comprender. Ese es el motivo que la historia de los lenguajes tenga una importancia crucial”. Así que, “la evolución de una lengua no es una mera evidencia, sino parte de la esencia de la evolución de la consciencia de la que la lengua es una expresión y con la que forma un todo”. (Isaiah Berlin).

De la misma manera, otros piensan que “el pensamiento es una forma del lenguaje”. Y otros que el lenguaje tiene un origen divino, tal como lo hacen los filósofos mesiánicos, Walter Benjamín, Franz Rosenzweig o, Germán Cohen. De ahí que toda conducta, pensamiento, experiencia, esté relacionado con él. Esto quiere decir que no existe una visión unitaria del origen del lenguaje.

“La lengua representa la idiosincrasia más profunda de un pueblo y una cultura y de las personas que participan de ésta. Si se pierde la lengua desaparece la cultura, y las personas quedan desarraigadas cultural, étnica y nacionalmente. De manera que hay que procurar que no desaparezca ninguna más. La lengua es parte de la cultura, de la identidad étnica e histórica”. (Bernárdez). Si prescindimos de ella y de la cultura, y dejamos morir los usos, las costumbres, los ritos, las tradiciones, los símbolos, en nombre del número o del objeto, de las imágenes en movimiento o, los lenguajes digitales de la cultura de lo efímero. Desaparece la identidad cultural, étnica y lingüística de un pueblo. O, dicho, en otros términos, desaparecen los pueblos como tales.

No se puede dejar la lengua al margen del resto de la cultura. Porque ésta es “un elemento fundamental en la vida del ser humano. Esto es: somos humanos porque tenemos lenguaje”.  Somos seres del lenguaje y quien define al hombre como hombre no es el cerebro, el cuerpo, el espíritu o los sentidos, sino el lenguaje. Éste ayuda a desarrollar el proceso cognitivo y de socialización. “Todas las lenguas que existen, han existido o puedan existir tienen gramática. La gramática es un componente esencial del lenguaje humano: no puede existir lengua (habla, dialecto, etc.) sin gramática”. (Bernárdez).

Sabemos que todos los pueblos poseen literatura, poesía, como todos tienen gramática, símbolos, signos, para denotar lo que existe. Pero también para comunicarse entre sí y con otros pueblos. Así que, la esencia del ser humano es enteramente lingüística, y la lengua comunica contenidos espirituales que le corresponden. Por eso, la labor del pensamiento es relacionar la esencia del Ser y del hombre con el lenguaje–al decir de Heidegger.

George Steiner dice que “la literatura es un lenguaje hasta cierto punto fuera del tiempo cotidiano que, al decir de Ovidio, sobrevive al tiempo mejor que el mármol o el bronce. Cuando la literatura es literatura, las opiniones o informaciones no pueden ser abstraídas ni para fraseadas –o sólo imperfectamente-. En el habla cotidiana, buena parte del material lingüístico es contingente, superfluo o decididamente convencional; podemos reemplazarlo con materiales análogos sin perder demasiado.

La literatura es lenguaje, pero lenguaje en estado especial: un estado de total significación, que es única en cada poema o fragmento de prosa. No es posible sustituir ningún elemento semántico, por más pequeño que sea. Dado que la literatura se deriva, en todo momento y por definición, de la historia y el uso de una lengua determinada, nuestra compresión de ella es esencialmente lingüística”.

Así pues, el lenguaje, en su defecto, sirve para hacer cosas, comunicar cosas, hacer literatura, poesía, y, por tanto, existe una función del lenguaje que suele llamarse estética. Ahora ¿qué es literatura? Ésta es un fenómeno social, cultural, y la sociedad y la cultura se interrelacionan en la narración literaria. De ahí que exista la función estética del lenguaje. Y, no podemos olvidar que, la estética es la madre de la ética. Porque el arte, la literatura, la música, la poesía, posibilitan sondear e interrogar la condición humana y, además, precisarla.

Coleridge dijo muy claro: “La lengua es la armadura de la mente humana y contiene al mismo tiempo los trofeos de sus conquistas pasadas y las armas de sus conquistas futuras”. El lenguaje es el halo luz que da forma, ubicación y organización a la experiencia humana. “Hablamos del mundo” y el poeta lo hace con excepcional riqueza y precisión. (Steiner). Wittgenstein afirmó que la filosofía es esencialmente “una terapia del lenguaje” y su tarea natural y esencial es clarificar el uso de la sintaxis y proponer un cambio radical de actitud. (Steiner).

Hay que tener presente que el estudio de la evolución humana está relacionado con la lengua y la cognición del ser humano. Además, existe una correlación entre la evolución del cerebro y la conducta humana. O, en otras palabras, entre la evolución del ser humano en su aspecto físico, biológico, de conducta y el lenguaje. Estas son esferas que están correlacionadas entre sí. “Y si determinadas conductas y actividades humanas están relacionadas con el lenguaje, entonces será posible ver paralelamente la evolución de todos estos aspectos”.

Ahora, la teoría del lenguaje nos posibilita una pluralidad de elementos para estudiar el origen de éste o, el lenguaje propiamente dicho: “Su relación con el cerebro, con las actividades no lingüísticas, con la conducta social, incluida la cultura; categorización (conceptual) y su relación con el vocabulario, relación del lenguaje oral con el gestual y con otras formas de expresión, con la actividad simbólica; relación entre el posible origen del lenguaje y la característica de las lenguas que conocemos; cambio lingüístico y contacto y mezcla de lenguas”. (Bernárdez).

Así, la conversación, la comunicación, la traducción, vivir en un entorno comunicativo posibilita desarrollar las capacidades intelectivas, mentales, cognitivas del ser humano; o, activar el mundo simbólico, metafórico o, la imaginación creadora de “formas”. Cuando disminuye la conversación o la comunicación, disminuye la capacidad de asombro, de imaginación, de pensar y la cualidad de ser humano y no inhumano. Disminuye la capacidad de entendernos unos a otros en las esferas de la conversación, del arte, la música, la religión, el mito y la cultura en general; en este ámbito no existe correspondencia entre el mundo simbólico de la mitología y el mundo simbólico de la técnica moderna.

De ahí que Walter Benjamín diga en el ensayo Del lenguaje en general a la lengua de los hombres en particular, que Dios no puso en el centro del Edén el Árbol del Bien y del Mal, sino el de la Interrogación. Así que, al hablar el hombre se interroga a sí mismo, al otro y al entorno que lo rodea. Es decir, que el hombre es un ser lingüístico que se comunica en su lengua, connota e interroga, el mundo del que hace parte. Por eso, la lingüística y la poética están estrechamente relacionados; porque el lenguaje, el uso y la trasmisión del logos, son los contenidos espirituales sobre los que trabajan.

En este orden de ideas, el lenguaje posibilita pensar en imágenes, conceptos o de tipo inspirado. Ahora bien, el lenguaje debe asociarse con la cultura para desarrollar las potencialidades del ser humano. Porque es en la esfera de la cultura, la sociedad, donde el pensamiento y el lenguaje expresan los contenidos espirituales que le corresponden. “La utilización de un signo en ausencia total del objeto de la realidad al que se refiere es fundamental para el lenguaje. En lugar de establecer una referencia directa a la realidad se ha establecido una referencia a la representación mental de la realidad”. (Bernárdez).

Hay que tener en cuenta que, para entender el origen del lenguaje “las palabras corresponden a “conceptos”, de modo que estos tienen que existir para poder ser emparejados con sonidos. En segundo lugar, tiene que producirse el emparejamiento mismo”. Ahora, por la primacía de los lenguajes digitales, las imágenes en movimiento, las redes sociales, estamos en un proceso de reducción de la gramática, el vocabulario y la sintaxis, y este proceso está repercutiendo en el lenguaje y los movimientos del pensamiento. El lenguaje entonces no responde a los procesos mentales, a la creación de pensamiento. Somos parte entonces de una época en que la pobreza del pensar y del lenguaje, se relaciona con el empobrecimiento de la condición humana: la vida, el nacimiento, la muerte, la pluralidad y la mundanidad – al decir de Hannah Arendt.

Por la pobreza del lenguaje y del pensamiento estamos viviendo una reducción de la capacidad expresiva y comunicativa del ser humano. Así “podemos entender la sintaxis como resultado de la automatización de procesos lingüísticos”.

Además, por el desarrollo y la complejidad de las sociedades modernas, parte de la comunicación se lleva a cabo sin la presencia de interlocutores: “es el caso de la escritura, desde sus formas más primitivas. Muchísimo después han surgido formas de comunicación oral sin contacto visual alguno (teléfono, radio), e incluso sin contacto directo entre los interlocutores, como sucede en los chats de Internet. Todo esto hizo necesario organizar de modo muncho más preciso el lenguaje oral para poder tener éxito en la comunicación sin contar con el apoyo de los gestos”. Los teóricos del lenguaje creen que es en buena medida un instrumento de la vida social, que lo utilizamos para sustituir la realidad.

 Así que, “la evolución de la sociedad y de la cultura va pareja con la evolución de las necesidades lingüísticas: al hacerse más compleja la sociedad, las necesidades informativas crecen y el lenguaje va haciéndose cada vez más imprescindible, especialmente porque no puede esperarse ya que todo el mundo sepa de todo. Igualmente, la complicación de los útiles, las herramientas, las normas sociales y demás, obligan a trasmitir conocimiento por medio del lenguaje. Y eso exige una herramienta lingüística cada vez más flexible y, si queremos usar la palabra, más compleja”. (Bernárdez).

En la medida que la esfera social es más abstracta las necesidades lingüísticas son más complejas, “las lenguas cambian porque se usan y porque el uso pone unas condiciones que necesariamente producen inestabilidad. Si pensamos que el lenguaje es una cierta disposición mental y que su uso es secundario, el cambio no puede producirse sino es por una nueva mutación genética. El lenguaje en su unidad indisoluble con el uso, el cambio es consustancial a él, no un aspecto marginal” (Bernárdez).

Ahora bien, “las lenguas cambian porque entran en contacto unas con otras; cuanto más intenso sea el contacto, más rápido y drástico será el cambio”. Ahora si las lenguas cambian cuando se interrelacionan, de la misma forma cambian los hablantes. Aunque el ser humano sea el mismo desde hace cientos de años, las condiciones materiales, mentales, culturales y lingüísticas no permanecen inmutables. “Hoy día se considera un tipo fundamental de cambio lingüístico, de la gramaticalización, la transformación de una palabra en un elemento gramatical”.

No podemos olvidar que el lenguaje es a la vez un fenómeno socio-cultural e individual-mental, que se transforma así mismo en la medida que cambia la sociedad y esto repercute en la mente del individuo. Así, el pensamiento se transforma y con él el lenguaje que comunica. Por tanto, no hay que tener en cuenta sólo la estructura, sino también el uso del lenguaje y las condiciones en que tiene lugar, para considerar el cambio lingüístico.

Preguntamos, ¿para qué sirve el lenguaje? “Todos los seres humanos tienen lenguaje. Pero ¿para qué sirve? Sirve para la comunicación”. Si el ser humano no tuviera lenguaje no podría pensar; el pensamiento es una forma del lenguaje. ¿Qué comunica el lenguaje? Comunica contenidos espirituales y la esencia que define al hombre es, el Ser y el lenguaje. Ahora, desde un sentido social el lenguaje trasmite información y no debemos entenderlo solo como aparece en los medios de comunicación de masas.

En este orden, “el lenguaje sirve básicamente para establecer la cohesión social e interpersonal”. Con él participamos y compartimos la esfera social, política, económica, cultural, con los demás. De ahí el lenguaje “posee una plasticidad que permite utilizarlo en las situaciones más variadas y los fines más diversos. Es en consecuencia un medio ideal para la relación social, para la comunicación entre individuos”. 

             “El lenguaje está para decir cosas y no simplemente para charlar”.  

Además, el lenguaje sirve para la comunicación, pero ésta no se limita a la simple transmisión de información. Ahora bien, según la teoría del lenguaje, éste sirve para mantener las relaciones interpersonales, la identidad y la coherencia del grupo; en este ámbito, cumple una función interpersonal. También sirve para comunicar a los otros seres humanos información sobre la realidad, tanto mental, cultural y social; cumple entonces una función comunicativa.

Así mismo, sirve para representar la realidad, para organizar coherentemente lo que percibimos, conceptualizamos e imaginamos; así cumple una función representativa. En esta alta civilización técnica, de masas y cultura de masas, el lenguaje audiovisual, auditivos no lingüísticos, Internet, redes sociales, imágenes en movimiento, están minando las bases fundamentales del lenguaje natural. Se está dando el paso del lenguaje natural al lenguaje artificial. Tengamos presente que “las analogías entre las estructuras profundas de las lenguas son más fuertes que sus diferencias de superficie. En este terreno la revolución lingüística juega un papel crucial”.

En relación a la competencia lingüística humana, lo que se “refiere a significados precisos, así como a connotaciones y opiniones que requieren un contexto especifico, las células y sinapsis del cerebro humano funcionan a una velocidad y un nivel selectivo que esta fuera del alcance de cualquier computadora”. En lo que se refiere a “la naturaleza y los límites del lenguaje, al genio singular del lenguaje y del “animal lingüístico”, las computadoras y los lenguajes digitales, están a gran distancia de la estructura profunda de las lenguas humanas. Si los lenguajes artificiales llegaran a sustituir las leguas naturales, representaría para la cultura occidental una fractura fundamental.

Si olvidamos que el lenguaje es quién permite representarnos la realidad de forma organizada, coherente, y esta representación posibilita comunicar la realidad, tomar contacto unos a otros y todas aquellas cosas que sirven para las funciones interpersonales y comunicativas. Olvidamos que “el lenguaje y el hombre están en correlación, que se implican y necesitan mutuamente”. (Steiner).

“El lenguaje, en consecuencia, nos permite organizar la experiencia de una forma en que no puede hacerlo ningún sistema perceptivo”. También organiza las representaciones de la realidad, los conceptos y la imaginación creadora de “formas”. Así que, el lenguaje posibilita representarnos la realidad y manejarla de modo indirecto; posibilita que se sustituya ésta por formas simbólicas. Entonces, el símbolo sustituye a la realidad de las cosas físicas y se utiliza para representar, hablar, comunicar, los contenidos espirituales de la realidad. Umberto Eco dijo: el hombre es un animal simbólico por naturaleza.

En este orden, consideramos que las similitudes lingüísticas “se deben a la existencia de una idéntica base cognitiva y la similitud esencial de la experiencia humana. Es decir, todos nacemos con capacidades cognitivas semejantes, un cerebro que posee una única arquitectura y funciona igual en todos los seres humanos”.  Los seres humanos somos los mismos y actuamos de manera semejante. El ser humano entonces está en el interior de todos y cada uno de nosotros. Por tanto, “el lenguaje, con su genio y sus limitaciones, es exclusivo del hombre”. (Steiner).

De ahí el lenguaje es un medio que nos permite resolver ciertos problemas planteados por la interacción social. Ora, el ser humano reproduce la realidad que percibe, y también la trasmite a otros individuos. Pero también trasmite la realidad mental y cultural en sí misma, que se llama función interpersonal del lenguaje. Así, la lengua es trasmisible y además tiene cierta relación estable con la realidad; con la realidad percibida, mental y cultural, no con la realidad física, “exterior”, tal como la quiere conocer la ciencia. Por tanto, la realidad mental, la relación “realidad-lenguaje” es más bien una relación “mente-lenguaje”, de ahí que nuestro pensamiento tenga mucho que ver con la lengua.

Así que, una de las características del lenguaje es su función representativa, la identidad entre pensamiento y lenguaje, “pensamos hablando, pensamos porque hablamos”. Aquí se constata lo que Martín Heidegger expresa, que el pensar relaciona el Ser con el lenguaje. El pensar es el pensar del Ser. Así que el rigor del pensar (el pensar como pensar de la verdad del ser) no consiste sólo en la exactitud artificial, es decir –teorico-tecnica- de los conceptos. Consiste en que el decir permanece puro en el elemento de la verdad del ser y deja que reine lo simple de sus múltiples dimensiones. (Heidegger).

Hay que tener presente tan pronto como el “rigor del pensar” deja de permanecer puro (en el elemento de la verdad del ser); aparecen nombres como “lógica”, “ética”, “física” surgen por primera vez en escena tan pronto “el pensar originario toca a su fin”. Aunque el rigor del pensar, el pensar originario, toque a su fin, la identidad entre pensamiento y lenguaje, sigue siendo una función importante en la vida humana. Porque al reflexionar entablamos un diálogo consigo mismo; también existen otras formas de pensamiento como pensar en imágenes libres. El Premio Nobel de literatura húngaro Imre Kertész dijo:

“El pensamiento es el lamento de los hombres: pensar sobre la vida equivale a cuestionarla; ahora bien, sólo cuestiona su propio elemento vial aquel que se ahoga o se mueve en su interior de manera contraria a la naturaleza”.

La cultura entonces se relaciona con la Gramática de la vida. Que Steiner entiende como “la articulación organizada de la percepción, la reflexión y la experiencia; la estructura nerviosa de la consciencia cuando se comunica consigo mismo y con otros”. Es el lenguaje el que posibilita que las personas piensen y hablen mediante procedimientos metafóricos, signos, alegorías, etc. O, entender cosas complejas en términos de otras más simples. Por ejemplo, entender la sucesión números naturales en relación a los puntos de un camino.

Steiner nos recuerda que “Kant y Schelling, pensaban que el lenguaje es menos un espejo que un rayo de luz lleno de energía, que da forma, ubicación y organización a la experiencia humana. <<Hablamos el mundo>> y el poeta lo hace con excepcional riqueza y precisión”. De ahí que el lenguaje “en su verdadero sentido, en su realidad concreta, escapa al conocimiento de cualquier modelo de ciencia lingüística” -dijo Frank Leavis. O también Walter Benjamín que le confía, a Hugo von Hofmannsthal que había acogido con benevolencia el ensayo sobre Las afinidades electivas, “la convicción que toda verdad tiene su morada o palacio ancestral en la lengua, que ese palacio está hecho de los más antiguos logoi y que, frente a una verdad así fundada, las aspiraciones de las ciencias particulares siguen siendo algo subalterno”.

    “La utilización espontánea e innovadora del lenguaje define al hombre” – al decir de Steiner