lunes, 31 de mayo de 2021

LA IMPORTANCIA DEL LENGUAJE EN LA CIVILIZACIÓN TÉCNICA

 

     

 <<A todos aquellos jóvenes que han perdido la vida en Colombia, con la esperanza de alcanzar una sociedad más justa, más libre y más igualitaria>>.

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

En esta época de alto desarrollo tecnológico, estamos anonadados por los instrumentos técnicos, la función y la utilidad que desempeñan en la sociedad. Hemos ido entregando la libertad a cambio de unas pocas monedas de lo actual. La seguridad y la vigilancia brindan la experiencia de lo estable. El hombre planifica y su hacer está supeditado a la técnica, la ciencia y la estadística. Se trata que el pensar futuro desenmascare lo que oculta la experiencia de lo estable en el Estado, las instituciones, el orden jurídico o los parlamentos. Además, el Estado técnico absoluto, como los técnicos y el mundo técnico, darán paso a la ciudadanía libre, igualitaria y fraterna para la democracia. Sabemos que el mundo técnico pone en tela de juicio lo esencial de la civilización democrática.

Se necesitan actores significativos (profesores, estudiantes, líderes sociales, periodistas, políticos, etc.), que prevalezcan sobre el mundo técnico y el colectivo técnico, la fuerza y la violencia; sobre el ejercicio del poder que incrementa la desigualdad, la falta de oportunidades, el racismo, el elitismo y la segregación social. Así develaran a los ojos de los hombres y las mujeres cosas prodigiosas y divinas jamás imaginadas. Heidegger dice que, la esencia de la técnica porta en sí la iluminación y la verdad del ser. Se trata de develarla en su claro para que se manifieste la verdad del ser y la esencia del hombre y del lenguaje. Esto posibilitaría un mundo más humano y vivible. Un ámbito donde la justicia y la verdad, prevalezcan sobre la injusticia y las mentiras del poder.

Abriéndose en el camino del ser y la esencia del hombre, la experiencia de lo estable llega al lenguaje. En efecto, en su decir, lleva al lenguaje sólo lo inexpresable, las mentiras del poder. De este modo, el lenguaje se alza por encima de la experiencia de lo estable, y comunica el brillo de los contenidos espirituales en medio de la oscuridad del mundo. La verdad no como algo establecido e inamovible, sino como advenimiento del ser y la esencia del hombre. Sólo así el lenguaje es misterioso y reina en nosotros. Sabemos por los anales de la historia y de la cultura, que lo misterioso, la miseria y la grandeza del ser humano, desembocan en el lenguaje. Éste comunica las desdichas y las grandes virtudes de los seres humanos.

El lenguaje posibilita que advenga el ser y el hombre exista, que aclara y oculta su esencia. Sólo cuando el lenguaje es llevado a la plenitud de su esencia es histórico, el ser queda preservado en la memoria. Así que, el ser humano y las generaciones históricas, alcanzan la memoria y la rememoración. Por eso, el decir que piensa trae a colación la relación de la verdad del ser y la esencia del hombre. Entonces, podemos percibir la humanidad del hombre en el lenguaje y en su obrar. Cuando el lenguaje oculta la verdad del ser y la esencia del hombre, el decir se falsea. Hace que lo aparente y mentiroso ocupen la “casa del ser” y la morada del hombre. Esto posibilitó que el lenguaje se convirtiera en signo o, en imagen. En la actualidad las imágenes son más fuertes que las palabras. No necesitan ser traducidas y actúan de manera directa. Así pues, la enorme afluencia de imágenes favorece un nuevo analfabetismo. La escritura se sustituye por signos; pues, observamos una decadencia de la ortografía. La consecuencia es una vulgarización de la gramática.

Recordemos que, en la década del treinta del siglo XX, toma el poder en Alemania el totalitarismo nazi; el lenguaje es vaciado de sus contenidos espirituales, y se convierte en instrumento de demagogia, engaño y odio. Como también, hace el lenguaje de los populistas, los nacionalistas, los autoritarios, que se valen de las necesidades humanas y de la parálisis de los partidos tradicionales y las elites del poder, para destruir la acción política desde dentro de las instituciones y las libertades democráticas. En un Estado democrático Social de Derecho agrieta las bases donde se asienta. Por experiencia sabemos que la democracia es frágil como un niño recién nacido, por eso tenemos que cuidarla y fortalecerla cada día de nuestra vida. Porque el destino de los pueblos se fundamenta en la libertad, la justicia, la igualdad y la democracia, y, no en el odio, el racismo, la xenofobia, la exclusión, el hambre, el sufrimiento, la violencia o la muerte.

Estamos caminando sobre un desfiladero estrecho y funesto, que impele a los hombres a la destrucción de la vida, del pensar, de la experiencia y del lenguaje. En cada uno de los niveles es posible una mutación, igual que en cada momento es posible la muerte. Asistiendo por la primacía de las imágenes sobre el sentido de las palabras, al final de un ciclo. Así, lo que sigue es un tiempo sin historia, de duración indefinida, que puede resultar agradable o, en todo caso, no trágico, según el modelo de ese <<último hombre>> que nos anunció Nietzsche y nos ha descrito Huxley.                                                                                                                                                   

Un “tipo” de hombre que contribuya a restaurar la esencia que mora en él y en cada uno de nosotros. Que todos formemos parte de un nuevo <orden> en la historia universal y que la capacidad de juicio como una actividad importante, permita compartir-el-mundo-con-los-demás. Que nos posibilite orientarnos en el ámbito público y en el mundo común. Un orden que trascienda el nihilismo, los anti-valores o el irracionalismo, y posibilite la proximidad Tierra y Cielo, Mortales y Divinos. Para que así de esa manera, pueda advenir la verdad del ser, la esencia del hombre o, la Revelación divina. Que se expresan en la sonrisa de un niño, la mano tendida de un amigo, el abrazo de un ser querido, la tolerancia con lo diferente (en la raza, la lengua, la ideología, el estar y ser en el mundo). Por eso, los dioses y las musas derraman su gracia y su ambrosía, en aquellos hombres o pueblos, que la encuentran y la revelan en todos y cada uno de los mortales. Esto es política.

En el mundo en que vivimos y compartimos como seres humanos, prevalecen las atrocidades, las mentiras, los odios, las guerras, la violencia y la muerte; hora es, que los dioses salgan de sus escondites – como dijo Hölderlin. Así pues, no podría ser menos, la atmósfera que reina en el mundo es contradictoria e inextricable -en unos sitios es prometeica, con grandes fuegos y manos tendidas hacia las estrellas, en otros es apocalíptica, con sentimientos de culpa que remuerden la conciencia. Nietzsche es optimista, Spengler ve parcialmente la fatalidad –como el acabamiento normal de una cultura.

En el ámbito de la técnica y de los lenguajes digitales, del poder de una selecta minoría, se trata de ocultar ante los ojos de los pueblos la verdad de lo que acontece. Que el ser humano es dirigido a gran distancia por poderes abstractos y minorías que, una única maniobra ejecutada en el cuadro de distribución de la energía conecta la red de la corriente de la vida moderna –una red dotada de amplias ramificaciones y de múltiples venas- a la corriente del Gran Poder.

Desde allí se configura un mundo donde los seres humanos son incapaz de ver y detenerse a pensar. Un mundo donde somos incapaz de tenerlo en común y compartir con otros, está determinado por los medios de comunicación, los partidos políticos, las estructuras económicas, las plataformas digitales que condicionan la vida de los seres humanos. En este orden, cada ser humano cumple la función que le corresponde y se ubica fuera de la obra, se ha salido de ella. Ésta se ha vuelto autónoma, y ahora el ser humano deviene más sustituible y prescindible.

 Parece que nos convirtieran en esclavos, y, por ende, no disfrutamos de la libertad, los derechos, lo justo y lo bello, de la realidad que vivimos. Además, el ámbito construido por las máquinas, la física cuántica, la neurobiología, el ciberespacio, la biotecnología, se convirtió en prisión para la mente y el espíritu de los hombres. Se trata de trascender el sentido instrumental de la técnica y ponerla al servicio del hombre. De romper las cadenas de la opresión y las injusticias sociales, económicas, políticas y culturales que vivimos. Para así, de esa manera, alcanzar un mundo y sociedades más justas, más libres y democráticas.

                                                  Madrid-España a 31/05/2021