jueves, 23 de septiembre de 2021

GEORGE STEINER: UNA BIBLIOTECA HUMANA

 

 Al final, uno debe comenzar a amar para no enfermarse.

                                                        Sigmund Freud

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

George Steiner nace el 23 de abril de 1929, en Neuilly-sur-Seine, Francia y muere el 3 de febrero de 2020 en Cambrige, Inglaterra. De origen judío como es Hermann Cohen, Franz Rosenzweig, Walter Benjamín, Gershom Scholem, Hannah Arendt, Martín Buber, Ernst Bloch, Leo Strauss, Hans Jonas, Emmanuel Lévinas, Adorno, entre otros. Hijo de judíos vieneses. Sus padres por el auge del nazismo emigran a Francia y estudia en el Liceo Francés y ejerció como docente en las Universidad de Stanford, de Nueva York, de Princeton y desarrolla su carrera académica en Ginebra e Inglaterra.

Nos enseña que toda obra es una interrelación de energías psíquicas, morales, intelectuales, que expresan la relación del hombre y el mundo, el hombre y su identidad, el hombre y el universo, el hombre y Dios. Que ayudan al lector a observar y mirar, lo que está en el interior de todos y cada uno de nosotros. Indaga la crisis de los centros vitales de la cultura occidental, desde una multiplicidad de puntos de vista. Reflexiona sobre el objeto poético, el mito, la literatura, la obra pictórica, la música y la filosofía. Piensa que la obra de un pintor o de un filósofo no es ajena a la historia, la sensibilidad del autor, la atmósfera que se respira, tampoco al pensamiento y al lenguaje.

George Steiner fue el memorioso europeo, como Funes el de Jorge Luis Borges. Donde se deposita la historia de la cultura europea, capaz de rememorar la experiencia, el recuerdo y la reflexión. Una especie de depósito de la cultura y la civilización occidental. El hombre que divulgó las ideas, las artes y los sistemas filosóficos del viejo continente. Con la antorcha en las manos se vale de las palabras y la escritura y, va de Esquilo a Shakespeare, de Platón a Hegel o, a Heidegger.

Mientras vivió fue el genio particular del humanismo europeo. Porque supo mirar la esencia de la cultura y observó con estupefacción y horror, como la cultura portaba en sí el germen de la destrucción. Miró en las tinieblas y la oscuridad, que se expandieron en Europa como un viento oscuro y fétido como la peste, durante el siglo XX. Por eso pudo intuir la crisis del humanismo, de la esperanza del hombre racional y, describirla, pensarla, desde la estética, la historia y la filosofía. Expresó que después del derrumbamiento del humanismo cristiano, la cultura renacentista y el racionalismo clásico, ya nada volvió a ser lo mismo.

Como pensador de origen judío cree en la presencia de la idea de la divinidad en la obra de arte, o, de Dios en la gramática y la poética de los lenguajes humanos, como algo fundamental. Y, como la aparición en la historia de la humanidad del tiempo futuro del verbo, lo hipotético, la ambigüedad o el desarrollo del subjuntivo, fue un fenómeno único en la historia de los seres humanos.

Cree que ésta inflexión es lo que verdaderamente nos hace persona individual. Señalar en el discurso lo que no existe y que todas las cosas son posibles, referirse al tiempo por llegar, hablar sobre lo que será o es susceptible de acontecer, de ser, es el hecho histórico más importante que haya acontecido en el mundo. Y, aquí hace presencia algo, que no pudo haber existido sin la presencia de Dios. Dice que todo lo referente al lenguaje, lo que éste es y realiza, cualquier descripción del lenguaje humano para comunicar significados y sentimientos son, en un análisis final, escritos bajo la suposición de la presencia de Dios.

Lo que desea es explorar el lenguaje, la materia misma de la que está hecho el pensamiento y que, en su medida, le posibilite explorar el enigma de la existencia del hombre y de Dios. Los grandes creadores se convierten en interlocutores espirituales de las grandes obras de arte y que estas presencias reales les dan a las obras un tinte religioso. De ahí que el lenguaje es el órgano mediante el cual, se revela la imagen de Dios, una presencia de muchos nombres.

Se pregunta ¿cómo la barbarie prevaleció en la tierra del humanismo cristiano, la cultura renacentista y el racionalismo clásico? ¿cómo el frío mecanismo de la fuerza bruta, destruye los centros vitales de la cultura occidental? ¿cómo el ser humano cayó en ese engranaje sin posibilidad de escapatoria? De ahí que moral y éticamente fue un hecho terrible que afectó la esencia de la naturaleza humana. ¿Cómo la cultura, el arte, la historia, la filosofía, posibilitan comprender el mundo y la vida humana? Piensa: el ser humano es muy perezoso, de gustos primitivos y se adapta a las condiciones más extremas, sólo para supervivir y reproducirse; mientras la cultura es exigente, rigurosa, exige disciplina y dedicación, para la reflexión y la creación. Y, esto no es tan fácil como se cree.

El escritor Arthur Koestler, le comentó que estaba convencido de que el cerebro consta de dos mitades: una pequeña parte, ética y racional y una enorme trastienda cerebral, bestial, animal, territorial, cargada de miedos, de irracionalidades, de instintos asesinos, y que harían falta millones de años para que la evolución moral alcance nuestra condición, nuestras técnicas de destrucción y de agresión.

Por eso en El castillo de Barba Azul, plantea el interrogante: ¿Por qué? Porque no basta con describir la cosa. Hay que intentar comprenderla. Comprender por qué la cultura centro europea, no sólo no la comprendió, sino que alentó y enmascaró los campos de la muerte. Reflexiona que una larga paz es un enorme aburrimiento, una larga prosperidad –creada a partir del mal. Una suerte de tedio, de miasma.

Está convencido que el instinto de agresión y destrucción, es innato a la naturaleza del ser humano. Esas técnicas se expresan en el dolor, el sufrimiento, el odio y la muerte, que un hombre inflige a otro. Cree que al ser humano le produce placer, satisfacción, hacer el mal al otro y causarle el sufrimiento y la muerte. Allí, en ese acto, sale a la luz la <<trastienda cerebral, bestial, animal, territorial, cargada de miedos, de irracionalidades, de instintos asesinos>>, del cual habla Arthur Koestler.

Así que, la cultura centroeuropea se convirtió en fuente y expansión de la maldad y la crueldad del siglo XX. Ésta sólo era una máscara de lo que realmente contenía dentro de sí. Las masacres del totalitarismo nazi, del fascismo, del falangismo y del estalinismo, lo constatan. Ni la cultura, ni la religión, ni la moral, la ética occidental, pudo contener lo que realmente aconteció. Y, plantea el problema de la siguiente manera: Es posible que aún no hayamos podido encontrarle al hombre –al hombre sensual-, una salida para su enorme energía animal que, en la rutina de la monotonía, de la mediocridad sexual de la mayor parte de las vidas, busca afirmarse.

El progreso se convirtió en mito y lo reemplazó en la modernidad. De la interrelación del mito del progreso y la cultura, se generó la barbarie política del siglo XX. En otros términos, el sin sentido de la historia y del espíritu del hombre occidental. Así, el genio de la retórica de Hitler representó la muerte del lenguaje. La otra cara del lenguaje humano. El anti-lenguaje que trastoca el sentido de realidad y la vida, por el miedo y la muerte; los valores morales y éticos en anti-valores.

Con él se degradó no sólo el lenguaje, sino también los “centros vitales” de la cultura occidental. Niega la pregunta, ¿qué comunica el lenguaje? Contenidos espirituales. También que el lenguaje da sentido al mundo y a la vida. A la relación hombre y mundo, hombre y Dios. La retórica de Hitler, desgarró no sólo la naturaleza humana, falseo los contenidos lingüísticos; y negó la esencia del hombre como enteramente lingüística. Una esencia inmersa en la realidad del mundo, la naturaleza, la historia y la persona individual.

Así que, el lenguaje y la técnica, no son neutros, sino que responden al querer de la voluntad o, a relaciones de poder. Por tanto, el lenguaje no es ajeno a la historia, al espíritu de la época, a la biografía del autor, al sentido de realidad y que éste está poblado de una presencia real que se encuentra más allá y sólo podemos intuir. Así que, los demagogos y populistas de derecha y de extrema, en la actualidad, falsean el lenguaje, lo vacían de sus contenidos, para darle prioridad a las imágenes y a las mentiras que arrastran tras de sí. Y, lo llenan de odio, de intolerancia, de agresividad hacia el extranjero o, diferente, de xenofobia y, esto es grave en un Sistema democrático. Esto confirma que, el lugar de la liberta es completamente distinto del autoritarismo y del totalitarismo.

Sabemos por los anales de la historia que, después de la Gran Guerra, Europa no sólo quedó seriamente dañada en sus “centros vitales”. Sino que reservas de inteligencia, de flexibilidad intelectual, de capacidad política, quedaron aniquiladas. En consecuencia, el odio, el horror, el dolor, el sufrimiento, se interiorizaron en el hombre y las instituciones, generando en Europa un malestar mental, espiritual y material. Que más tarde posibilitaron la Segunda Guerra Mundial.

Nos enseñó que nada de lo que genere la cultura occidental reciente está exento de dolor, sufrimiento y muerte. El mito de la Caída y de la sangre primordial, predominó ante la cordura y la convivencia pacífica. Esa, que en sus posibilidades ofrece que, el hombre adquiera la cualificación de humano, la semejanza entre los hombres. Como dijo Ernst Jünger, en La emboscadura: Estamos refiriéndonos a la persona libre, tal como fue creada por Dios. Ese hombre no representa una excepción, no es una minoría selecta. Antes, al contrario, se haya oculto en el interior de todos y cada uno nosotros.

Cree que no nos encontramos aquí frente algún monstruoso accidente de la historia social moderna. El holocausto fue no el resultado de una patología meramente individual o de las neurosis de un Estado-Nación. Expresa que hay paralelos entre la técnica y la lengua del odio. No ontológicamente, no en el nivel de la intención filosófica. Y esa intención nos lleva al centro de ciertas inestabilidades que presenta la estructura de la cultura occidental, inestabilidades manifestadas en las relaciones entre vida instintual y vida religiosa. La mofa de Hitler, según la cual “la conciencia es un invento judío”, nos da la clave.

De ahí que el Estado Total producto de la tecnología y del capitalismo global, se ponga al servicio del dolor, del odio, el sufrimiento y la muerte. También la barbarie del siglo XX posibilitó que la luz fuera velada por la oscuridad; pero se olvidó que el hombre tiene un resto que la técnica es incapaz de disolver.

Ernst Jünger dijo que, aun en el supuesto de la peor de las catástrofes, siempre subsiste una diferencia, como la que se da entre la luz y las tinieblas. En el primer caso, el camino va ascendiendo hacia reinos que están en las alturas, hacia la muerte en sacrificio o hacia el destino de quien sucumbe con las armas en la mano; en el segundo caso, el de las tinieblas, el camino desciende hacia los hondones de los campos de esclavos y los mataderos, donde unos hombres primitivos se asocian criminalmente con la técnica. En este último caso no hay destino, lo único que hay son números. O bien poseer un destino propio o bien tener el valor de un número: esa es la disyuntiva que hoy nos viene impuesta a todos y a cada uno de nosotros, impuesta ciertamente a la fuerza; pero el decidirse por lo uno o por lo otro es algo que cada cual ha de hacer por sí solo.

Lo relevante de la investigación de Steiner se expresa en la idea de que, extremos de histeria colectiva y de salvajismo pueden coexistir con una conservación paralela y, es más con el desarrollo de las instituciones, las burocracias y los códigos de una cultura superior. No necesariamente las instituciones y la burocracia están exentas de la maldad, el odio y la muerte, que segrega el cuerpo social. Muchas veces éstas se convierten en el corredor que va de la sociedad a los agentes de violencia. Parece que, en la actualidad, las instituciones políticas y sociales, asimilaran la violencia y la barbarie como una segunda naturaleza.

Piensa lo vivido en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, que la palabra poética, las bibliotecas, las universidades, los centros de investigación científica, pueden prosperar en las proximidades de los campos de exterminio. Constata que los seres humanos y, el individuo en particular, puede coexistir con la barbarie y la abyección. Esta experiencia individual de los bajos fondos posibilita que el hombre que estuvo allí, ya no vuelva a ser el mismo.

Nos recuerda que, confiar en la cultura supone una actitud orgullosa y ciega respecto de las contracorrientes y nostalgias de destrucción que la cultura tenía en su seno. Que el desarrollo técnico contribuyó a crear el Infierno sobre la tierra, así que, el fracaso de la educación y la moral establecida sobre los valores cristiánanos y la Ilustración, se relacionan con la barbarie política.

Con el retorno del hombre ilustrado y tecnificado, al mito de la sangre y la Caída. Se demostró que la pérdida de la situación central, geográfica y psicológica, el abandono del axioma del progreso histórico, las graves deficiencias del conocimiento y la cultura, están en el seno de la barbarie política del siglo XX y principios del XXI.

Ahora se está perdiendo la confianza en el progreso, la idea de que la historia se movía hacia delante. En la última mitad del siglo XX pudimos constatar que, al lado del progreso, del desarrollo técnico, el ser humano vivía atrocidades, barbarie, hambre, deportaciones y muertes. Steiner piensa que el concepto Kierkegaardiano de “posibilidad total”, de una estructura de la realidad abierta en todos sus puntos al grito del absurdo y del desastre, ha llegado a ser para nosotros un lugar común.

Hemos vuelto a adoptar una política de tortura, de sufrimiento, de dolor, de rehenes y masacres, que afectan la naturaleza del ser humano y de la sociedad, del lenguaje y del pensamiento.  Así que, la violencia pública y privada corroe los fundamentos mismos de la sociedad, del hilo de la tradición y la cultura en general. Es decir, del Estado democrático Social de Derecho y del Sistema democrático.

                                             Madrid-España a 23/09/2021