jueves, 13 de junio de 2013

EL CIBERESPIONAJE EN LA EPOCA ACTUAL: el caso Edward Snowden





Estamos como colectivo, inherente e históricamente opuestos a sociedades secretas, juramentos secretos y procedimientos secretos. […] Se trata de un sistema que ha reclutado gran cantidad de recursos materiales y humanos en la construcción de una bien unida y eficiente máquina que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia, económicas, científicas y políticas. Les pido a ustedes su ayuda en la gran tarea de informar y alertar a la gente de América, con la confianza de que su ayuda, el hombre pueda ser lo que nació para ser: Libre e independiente.”

                                                               J. F. Kennedy


Decía Ernst Jünger en el texto <<La emboscadura>>, (1988) que el pánico se hará más compacto todavía en aquellos sitios donde el automatismo aumenta y está aproximándose a formas perfectas, como ocurre en Norteamérica. En esos sitios es donde encuentra el pánico su mejor alimento; es difundido a través de redes que compiten en rapidez con el rayo. […] El gran mecanismo político no es lo único que mueve a sentir ese miedo. Hay además una cantidad innumerable de angustias particulares. Todo puede convertirse en objeto de miedo. Y esto es uno de los signos indicadores de la catástrofe, un indicador más diáfano que todos los peligros físicos.

Preguntamos, ¿es posible librar del miedo al ser humano? Tal cosa es mucho más importante que proporcionarle armas o que proveerle de medicamentos. El poder y la salud están en quien no siente miedo. Por otro lado, el miedo pone cerco también a quienes van armados hasta los dientas –es precisamente a ellos a quienes pone cerco. Y esto mismo puede decirse de quienes nadan en la abundancia. Ni con las armas ni con los tesoros se conjugan las amenazas; armas y riquezas son solamente medios auxiliares.

Es tan estrecha la conexión que hay entre el miedo y los peligros amenazadores que resulta muy difícil decir cuál de esos dos poderes es el que engendra al otro. El miedo es más importante; por eso hay que desatar el nudo si se quieren entender algunas cosas. [La emboscadura. P. 66-67]. Pero realmente, ¿qué está en juego en las sociedades actuales? La libertad. Los procesos continuarán; de ahí que hagamos bien en no perder de vista lo necesario. La libertad viene dada a la vez que lo necesario, y la nueva estructura del mundo no hará acto de presencia hasta que la libertad no entre en relación con lo necesario. La libertad aunque se recubra con los ropajes de cada época, es inmortal. A lo cual se añade que es preciso readquirirla una y otra vez. [Ib. P.87].

Es la libertad lo que está en juego en la actualidad; porque el poder Total, trata de negársela a la persona individual. Decir o revelar la verdad al poder comportar sus riesgos. En un mundo interconectado en Red, la libertad de expresión y el derecho a la intimidad. Son violados en nombre de la seguridad nacional y del terrorismo. De ahí que el ser humano no puede renunciar a su independencia, porque es su razón de ser. Los reflejos del poder se expresan en la autoridad, la acción a espalda de los ciudadanos, la manipulación de la información para alcanzar débitos políticos, la defensa del establisment sobre los derechos y las garantías de los ciudadanos.
En los linderos del atardecer ya se observan las tinieblas. La orfandad del espíritu de nuestra época, atraviesa un tiempo de frío en las tinieblas. Lo que importa es la rendición ante el poder y los intereses financieros; más no el hombre que calla y sufre. Por eso, el periodista independiente y la conciencia crítica de la sociedad, son generadores de democracia. Porque sacrifican su libertad personal y su seguridad, para defender la libertad de expresión. Daniel Coronell y León Valencia, en Colombia; Edward Snowden, en Estados unidos.

Edward Snowden desde Hong Kong denuncia los ciberataques que la NASA ha realizado sobre la universidad, funcionarios del Gobierno, empresarios y estudiantes, pirateando las redes troncales que dan acceso a las comunicaciones de cientos de miles de ordenadores en el país. El rastreo de las llamadas telefónicas y trasmisiones por Internet en grandes compañías como Google, Microsoft, Facebook, Skype, es una nueva forma de espionaje que vienen llevando a cabo los países desarrollados. Pero el objetivo del ciberespionaje es diverso va desde los centros educativos hasta la infraestructura civiles de un país. La NASA ha llevado a cabo –dice Snowden- más de 61.000 operaciones en el mundo. Preguntamos, ¿es el ciberespionaje un hecho criminal? Por supuesto que es un hecho criminal; porque no sólo viola la seguridad y la defensa de un país, sino también la libertad y la privacidad de la sociedad.

De ahí que la sociedad civil es la que tiene que exigir responsabilidades y supervisión a sus gobernantes. Para que el mundo no se convierta en un mudo de ojo avizor y plano para las personas. Por eso, se hace necesario que estos actos se tipifiquen como un hecho criminal, como la legislación internacional ha hecho con la violación de los Derechos Humanos y los Crímenes de Lesa Humanidad. Porque filtraciones de seguridad, violación de secretos de Estados, de defensa y de política exterior, atentan contra la soberanía de un país.

Se hace necesario en este mundo conectado en Red, que las nuevas herramientas tecnológicas de la información puedan generar un vuelco en la sociedad para fiscalizar y denunciar las mentiras entre el tejido del poder y los intereses financieros. Defender la libertad de expresión es una de las grandes condiciones para que haya verdadera libertad y democracia; es exactamente lo contrario de lo que desean las mafias del poder. Por lo cual, el ser humano y el periodismo independiente, no pueden renunciar a la convicción de que es un deber de la sociedad proteger al individuo. En suma: la historia es la impronta –la dirección, el propósito, el fin-, que el hombre libre da al destino. De ahí que no se pueda dejar en manos de los centros de poder y las personas donde se concentra y gasta la energía. Sino en las del hombre libre y la sociedad civil.