lunes, 7 de diciembre de 2015

EL HOMBRE SABIO.

                                             


                                                           

Antonio Rafael Mercado Flórez.



Somos parte de una época donde la información utilitaria está reemplazando a los procesos mentales que desembocan en el pensamiento y la Sabiduría. Las <<relaciones artificiales>> se sitúan en el palpito de la cultura actual. La lengua y el pensamiento se deterioran para darle paso a la brutalidad y a la mecanización de la existencia. Así, podemos darnos cuenta que existe un deterioro intelectivo de la humanidad, que se relaciona con la degradación de la intelectualidad. Como dice Javier Marías: <<La gente tiende a ser más simple, más torpe, ya que existe una complacencia en la ignorancia>>. Esto se concatena con el auge del <<fanatismo, de la superstición, de la eliminación de los matices y sobre todo de la complejidad>>. Por eso en todos los ámbitos de la existencia está creciendo <<la vehemencia, la intolerancia, la irracionalidad más extrema>>. Nos despojamos de las herramientas intelectivas e intelectuales, para darle prioridad a la información, a la imagen <<pictórica>> en movimiento, a la técnica y a la velocidad. Somos pobres en experiencias comunicables, en los contenidos espirituales del lenguaje, en los movimientos del pensamiento y la apreciación estética de la realidad. Entonces los fundamentos de la existencia se deterioran en nombre del dinero, del consumo, del confort, de la banalidad, la trivialidad, el poder, la técnica y los lenguajes digitales.

En el mundo actual ninguna sociedad quiere que seas Sabio. Porque la Sabiduría va en contra de los fundamentos y los intereses del poder. Si una persona es Sabia no puede ser manipulada, explotada, forzada a vivir mecánicamente, como robot. El ser humano que porta en sí la cualidad de la Sabiduría, busca su individualidad. Se hace preguntas sobre el mundo que lo rodea, la sociedad de la que hace parte y el lugar que ocupa en ella. El Sabio se da cuenta que la objetizacion y la numerificación del ser humano responde a las tácticas y estrategias de los que ejercen el poder. Pero también cómo la Sabiduría se concatena a la libertad; a la búsqueda incansable de la libertad. Y quién es libre llevará consigo la fragancia de la rebeldía y la desobediencia, a toda forma de fascismo, de autoritarismo, de dogmatismo, de xenofobia, y creará un armazón filosófico e histórico, para confrontar a aquellos que niegan la vida y el derecho a pensar.

Los hombres libres saben que han de romper con lo funcional, con el Sistema, con el proceso económico y las relaciones de producción, que niegan el derecho a vivir y a ser persona. Ellos saben que lo rompen con su bondad, o con su amor, o con su libertad, o con su fraternidad, o con su coraje para asumir una responsabilidad por encima de las funciones y la objetización. Porque lo que desean los poderes actuales es adormecer la capacidad de asombro, la imaginación y la sensibilidad del ser humano. Vivimos gracias a ese elevarnos por encima de nuestras miserias, nuestras limitaciones, nuestras desgracias, nuestras virtudes. La libertad es el tema de la historia en cuanto tal, como dijo Ernst Jünger: <<La libertad es la impronta que el hombre libre da al destino>>. La libertad es lo que deslinda al ser humano frente a los reinos de los demonios y de la oscuridad de la sinrazón. <<Por supuesto, la libertad viene dada a la vez que lo necesario, y la nueva estructura del mundo no hará acto de presencia hasta que la libertad no entre en relación con lo necesario. Vistas las cosas así históricamente, todo cambio acaecido en lo necesario comporta también una modificación de la libertad>>.

En la actualidad resulta sumamente difícil sostener la libertad. <<La oposición exige grandes sacrificios; eso explica el ingente número de seres humanos que prefieren la coacción>>. Porque es más fácil para los hombres y mujeres, delegar el manejo de la libertad, a la Iglesia, al Partido Político, al Sindicato, la Religión, la Ideología, el Estado, las Instituciones Sociales, que asumir responsablemente el manejo de ésta. Así que, los hombres Sabios amarán la libertad aun  arriesgando su propia vida. La libertad viene con Sabiduría; ninguna sociedad quiere que seas libre. Porque desde el instante que empiezas a utilizar tú inteligencia y tú libertad, te vuelves peligroso para el Sistema y la sociedad. Sí utilizas responsablemente tú libertad, eres peligroso para los eruditos, los tecnócratas, los políticos, los burócratas, los banqueros, las multinacionales y las finanzas internacionales. Así, los que ejercen el poder dicen que eres un loco, un desadaptado social, un demagogo, un inútil, una escoria, y en su nombre te dilapidan.

De hecho un hombre Sabio es un poeta, un soñador, un filósofo, un teólogo, preñado de sensatez un fuego viviente en el corazón frío de las sociedades. Es la llama de la vela que permite que veamos en medio de la oscuridad del día. Él no puede vender su vida al mejor postor, como lo hacen los ejércitos de delincuentes y asesinos. Él no puede ser un sirviente de los poderes actuales, porque atenta contra los valores éticos que lo constituyen. Él prefiere morir antes de convertirse en esclavo. Él sabe dónde encontrar los veneros espirituales que dan vida, vida en abundancia. Él es consciente de las épocas de tránsito, y ante todo, de tránsito a la conciencia y a la luz del Espíritu. Él porta en sí la belleza y el amor, como dijo Simone Weil: <<Porque en un ser humano es equivalente al orden del mundo>>.

El Sabio sabe mirar detrás del forro de los fenómenos, mirar cara a cara el horror y la barbarie del mundo actual. Él toma sus criterios no de lo pasajero del tiempo, de las máscaras con que cubren las cosas y las acciones humanas. Sino de su <<esencia inmóvil y sobre temporal>>, del <<Mundo Superior>>, el cual se pone de manifiesto y se modifica en la historia. El Sabio sabe cómo hacer frente al automatismo, a la velocidad del que maneja el tiempo y la vida de los hombres. Sabe cómo hacer frente a la violencia y a las desgracias humanas. Porque ellas casi siempre responden a la crueldad de los poderosos. El Sabio porta en sí <<la antigua libertad vestida con el traje propio de la época: es la liberad sustancial, la libertad elemental, la que se despierta en los pueblos cuando el país es oprimido por la tiranía de los partidos>>, de los banqueros y las multinacionales. <<No es una libertad que se limita simplemente a protestar o a emigrar; es una libertad que está dispuesta a luchar>>.

Sabemos que en esta alta civilización técnica y de masas, la vida espiritual cobra mayor fuerza. Si la miramos con el vestido técnico, del movimiento y las transformaciones históricas, <<dispone de formas que son más eficaces que la propia disciplina militar, más eficaces que el entrenamiento en los deportes o que el ritmo del mundo del trabajo>>. El Sabio sabe que ese <<grupo de hombres donde se concentra y se gasta la energía>>, su propósito es poner trabas al flujo metafísico, trascendente y espiritual del ser humano. Ese <<grupo de hombres>> tratarán de convencer a la sociedad que está ante un peligro inminente y por tanto son necesarios los ejércitos, la policía y los grupos de seguridad del Estado. De convencer al hombre común y corriente, Tú y Yo, que necesitamos ser vigilados y disciplinados. Y, en cuanto esto acontezca, los hombres y mujeres son empujados a su oscura soledad. Por eso tratan de romper todo lazo de amistad, de fraternidad, de solidaridad, que despierte en los seres humanos el sentido de Humanidad.


Ser Sabio es darse cuenta que la soledad es <<uno de los signos de nuestro tiempo>>. Por eso nos cercan, nos circundan con la urdimbre de los lenguajes digitales y las imágenes en movimiento, que reflejan un mundo atroz donde no merece la pena vivir. Estamos cercados por el miedo, el dolor y el sufrimiento, que desgarran nuestras entrañas como hace el águila con Prometeo, por haberle regalado a los hombres el misterio del fuego, del conocimiento y del saber. Como dice Ernst Jünger: <<El miedo toma formas reales – en las cárceles, en la esclavitud, en la batalla de cerco>>, Y ahora, en las calles de las grandes ciudades, los barrios periféricos, las religiones radicales, los ejércitos y la policía. 

En un mundo como el nuestro lleno de maldad, de demonismo y de sinrazón, es necesario que el hombre Sabio, el que contiene tesoros que los poderes actuales han sido incapaces de agotar. Su tarea es como la del Teólogo, hacer vislumbrar al hombre, <<cuáles son las cosas de que está despojado, aun en la mejor de sus situaciones, y cuáles son las fuerzas poderosas que en él se hallan latentes>>. Cuan necesarios son los Sabios y los teólogos en la actualidad. Porque nos quieren despojar de la capacidad de soñar, de imaginar y allende del Tiempo, donde se esconde <<la ciencia de la abundancia, el enigma de las fuentes eternas, las cuales son inagotables y están siempre cerca>>. 

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