sábado, 7 de octubre de 2023

 

                                             Luigi Ferrajoli

                        Fragmentos de ideas e imágenes sobre la actualidad

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Pensador.

 

Debemos tener presente que el Estado de derecho y el derecho en particular, se constituyen en un sistema vinculante con el ámbito político que define a la democracia. En este orden puede existir derecho sin democracia, pero no democracia sin derecho. Una democracia constitucional sin Constitución que ordene y regule el Orden Jurídico, no garantiza la protección de la vida y la libertad de los ciudadanos. Bebiendo de las fuentes de Montesquieu la separación de poderes es importante para el Orden Jurídico (el poder judicial) y el poder ejecutivo y el legislativo que deben aplicarse en la separación de los partidos políticos y las instituciones.

Con la democracia en entredicho (por el nacional-populismo y el autoritarismo político), el espíritu vivo de la política se ha reducido a espectáculo donde prevalece el presente-actual, lo fútil y pasajero de vida social. Un ámbito donde la representación de la representación degrada la política y lo común de los ciudadanos. Es decir, la pluralidad y la vida en común en el cuerpo social.

Qué alternativas hay a la real politik cuando solo le interesa la producción y el comercio de armas como implementar la guerra a escala planetaria. Vivimos en un combate permanente y aún los pacifistas y humanistas hacen parte de ella. Se trata de desplazar la visión que se tiene de la humanidad, de las personas, los bienes naturales de las naciones y los derechos fundamentales para ponerlos al servicio de la humanidad y no de su destrucción. Como dice el filósofo del derecho Luigi Ferrajoli: “Se trata de asumir la existencia real de una humanidad mestiza, en la que se asegure la salud y la subsistencia de las personas, que puedan desplazarse donde quieran. Hay un nexo claro entre la salud de las personas y la del planeta”.

Que en política internacional y nacional todo es un proceso. Y la estatura moral y política de una clase dirigente se mide no por incentivar la polarización, la exclusión, el enfrentamiento armado o, el que se da en los medios de información de masas y las redes sociales, sino en la búsqueda del dialogo y el consenso, en temas fundamentales para la nación. No es un proceso simple e inmediato, pero es imprescindible la consumación de la paz como un valor prioritario, para las naciones del mundo. Porque la guerra y la violencia en todas sus formas, es un crimen grave contra las poblaciones nacionales y la humanidad, ya que viola todos los derechos y las libertades, enfrentando hasta la muerte a los seres humanos entre sí. Quienes así piensan y actúan son los grandes estadistas y personas de los pueblos y las naciones de la humanidad.

En Colombia, por ejemplo, la clase dirigente llevó durante la segunda mitad del siglo XX, la “grave labor de deseducación masiva, civil, moral y política”, para enfrentarnos a un estado de guerra permanente sin consideración por la vida de la persona humana. Se trata en la actualidad que las ideas y las opiniones políticas se combatan con la razón, la dialéctica y, no con la violencia, la discriminación y la muerte. Esto es válido en el contexto nacional como en el internacional. Estas opiniones tienen importancia tanto en un ámbito de autoritarismo populista o nacionalista de izquierda o, de derecha.

Creo en la idea de Kant que el filósofo Luigi Ferrajoli hace suya:

           Sin la esperanza de tiempos mejores no habría espacio para la moral y para la política. La       política es la construcción del futuro, que se basa, en que es posible un mundo diferente”.

Todo acontecimiento de convivencia y de paz implica integración social y política, y también crecimiento de la democracia. Se trata de un despertar de la razón que nos eleve a las fuentes del espíritu y de la zona de la sentimentalidad: tener presente que “el sentimiento de cercanía, del valor no simbólico, fundado en sí mismo, se desvanece y a cambio el movimiento de las unidades vivientes es dirigido a gran distancia”, y la razón baje llena de sentido para la vida, el mundo y su realidad. Y así, superar lo que Martin Heidegger dijo en “Carta sobre el <<Humanismo>>, refiriéndose a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y el proceso destructivo en marcha que fueron las matanzas en masa, los fusilamientos y el Holocausto:

La razón se mal interpretó como racional. Y lo irracional en tanto engendro de lo racional impensado, prestó curiosos servicios”.

Esto demostró que la razón es cruel y ahora se expresa la crueldad en los instrumentos técnicos: los medios de comunicación social, las redes sociales, Internet y las imágenes en movimiento. Observamos que el proceso destructivo de la razón que empieza en la Primera Guerra Mundial y llega a su máxima expresión durante la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, todavía está en marcha. Esto demuestra que el hombre en esta alta civilización tecnológica, de masas y de cultura de masas, se convirtió en número o en objeto.

                            En este orden dijo Ernst Jünger:

                                          “el hombre vive un proceso de aceración”.

Y, en el texto “Radiaciones I. Diarios de la segunda guerra mundial (1939 – 1943)”, expresó: “El ser humano se ha colocado fuera de la obra, se ha salido de ella; ésta se ha vuelto autónoma, y ahora aquel deviene cada vez más sustituible y prescindible. Se lo puede cambiar como se cambia una parte de una máquina, y también los resultados a que el hombre llega y aun sus conocimientos han nacido fuera de él; más que intervenir en los acontecimientos, lo que esos resultados y conocimientos hacen es orquestarlos. A medida que va desapareciendo la originalidad del ser humano desaparece también su imprescindibilidad; con ello desaparece asimismo el respeto a él”.

La visión de la izquierda en la actualidad debe ser convincente y sus propuestas en caminadas a la búsqueda de la justicia, las reformas sociales que posibiliten un mundo mejor, más igualitario y justo. Posibilitar un lenguaje basado en la libertad, la ecología, la sostenibilidad y la inclusión de las minorías étnicas y el respeto a las decisiones sexuales. Tener consciencia que la democracia no se reduce al insulto, la agresividad, la violencia, sino en alcanzar la convivencia, la tolerancia y el respeto a la dignidad de la persona humana. Una de las manifestaciones de la degradación de la democracia es, que se está reduciendo a la aclamación y los insultos de los miembros del partido en los parlamentos y las propuestas programáticas se sustituyen por la Cultura del espectáculo de los medios de información y las redes sociales.

La democracia se fortalece cuando sus representantes respetan las instituciones, la división de los poderes públicos. No cuando las necesidades materiales, morales, educativas, culturales y económicas, se reducen a los intereses del partido. Por eso los partidos no deben impedir la acción de la sociedad civil, sino incrementarla. Porque de esa manera se incrementa la libertad y la participación ciudadana en los asuntos públicos. La democracia se fortalece cuando los partidos y el poder ejecutivo, respetan la división de poderes públicos y la libertad de expresarse en todas sus acepciones.

“Hoy prevalece el escepticismo, la desconfianza en las instituciones, la idea de que cada quien debe velar de manera exclusiva por sus propios intereses, aunque sea a costa de los intereses de los demás” –al decir de Luigi Ferrajoli.

Podemos decir que, en las últimas tres décadas el neoliberalismo económico y político, entiende la libertad en el ámbito de la defensa del Gran Capital y de la propiedad, todo lo reducen a “un valor”, “es decir, un bien social que puede ponerse en circulación y convertirse en dinero a cambio de todo tipo de valores, sociales o individuales”. Y la libertad sustancial se reduce a las creencias religiosas fundamentalistas, que usan como muro de contención para rechazar los derechos de las mujeres, de las minorías étnicas, el antirracismo y la xenofobia. También abogan por la uniformización y la homogenización de la sociedad y de la persona individual. Es grave en un sistema democrático porque estamos a un paso del nacional-populismo autoritario y del fascismo.

En la tercera década del siglo XX, Jünger y Heidegger creen que los principios de la revolución alemana, unifican lo mítico, lo histórico y lo político como bandera nacional antijudía y anti-burguesa. En la actualidad el autoritarismo agresivo nacional-populista arremete contra el migrante, el negro, el blanco empobrecido, el extranjero, el mestizo, el indio, porque rompe la homogenización y ruptura la economía, la estructura y la función del trabajo de los nacionales.

Somos parte de la Sociedad del espectáculo y de la Cultura de lo efímero que están incrementando la desvalorización de los valores, y se presentan en el ámbito público o en la esfera política como un síntoma de la condición nihilista en que vivimos. El nihilismo no solo niega los valores, sino que los trivializa en la práctica política y la vida en común. Así que, la trivialización de la política se concatena con la trivialización de los valores sociales que dan coherencia y fundamento al mundo y la realidad que vivimos. Si las imágenes son más importantes y fuertes que las palabras, que la educación y el conocimiento; entonces la práctica política se trivializa y el tejido del cuerpo social, responde a los requerimientos de la Cultura de lo efímero y a la condición nihilista que vivimos en la actualidad.

Sabemos que el fascismo todo lo politiza y niega a la persona individual y la libertad, en el Estado fascista, las instituciones, el partido y la ideología. El populismo agresivo y excluyente en la actualidad, no sólo aboga por la condición nihilista, sino que incrementa la polarización porque los hechos y los valores se vacían de sus contenidos, en beneficio de una selecta minoría. Si los valores se debilitan y no hay referentes colectivos para el cuerpo social, la verdad y la realidad se remplazan por la demagogia, la mentira, el odio y la exclusión. En un mundo como éste da igual todo y no es que la gente no crea en nada, sino que cree en todo – al decir de Stevenson.

En la Cultura de lo efímero, la vida, la mortalidad, la mundanidad, el lenguaje y el pensar, pierden peso, el sentido que les corresponde. El hombre se aferra al fanatismo religioso o, a la estridencia ideológica o, a la economía o, a los nacionalismos-populistas autoritarios mítico-rituales, porque no tiene respuesta a los interrogantes esenciales de la existencia. El hombre en la actualidad abandonó el sentido de realidad en el juego de relaciones de poder en la que se encuentra. Porque el ser humano se atiene en primer lugar y solamente a lo que dicen y muestran las imágenes de los medios de información de masas y las redes sociales.

De ahí que una de las tareas del pensar futuro es rescatar al hombre concreto de carne y hueso del ostracismo y el desterramiento al que lo ha inducido la política, la economía y la estadística. Es un compromiso político, ético, moral y de cultura política de los dirigentes, de la sociedad y de los intelectuales que trafican con las ideas, la reflexión y la imaginación creadora de “forma”.

Preguntamos, ¿están en crisis los valores vigentes y el sentido de convivencia ciudadana? ¿existe una relación entre la trivialización de los valores y el poder personal? En el mundo actual la falta de ilustración, de educación y de conocimientos, son las bases fundamentales de los populistas y autoritarios, porque a la sociedad de masas y la cultura de masas les falta capacidad de discernir, de reflexionar, para distinguir la verdad de la mentira, la demagogia de la realidad.

 De ahí que crean en teorías conspirativas provenientes del exterior, porque no ven lo que acontece a su alrededor y creen solo a los medios masivos de información y a las redes sociales, ante lo que viven sus vidas reales y cotidianas. Por eso las redes sociales y los medios son crueles, demasiado crueles con los pobres y excluidos de la sociedad. Es decir, detrás de los instrumentos técnicos se esconden relaciones de poder, de fuerza, de coacción, de dominio y exclusión.

Se trata de dar una “nueva” lectura e interpretación de la historia de la cultura y la civilización occidental, encontrar nuevas alternativas a lo tradicional, lo cercano, mostrando su desarrollo desde y en el lenguaje y el pensamiento; también desde nuevos umbrales de la práctica política. Tener presente en esta Sociedad del espectáculo de rescatar el lenguaje y el pensamiento como medios que cumplen una función al servicio del poder político, económico o cultural de una minoría. Así que, el propósito es resarcirlos de su función política y económica en favor del capital financiero internacional, del dinero bancario, de la iglesia, de la esfera militar, del Estado y sus instituciones, etc. Que la educación y el conocimiento, estén al servicio del ser humano y de sus necesidades materiales, morales y culturales.

Tener presente que en el lenguaje se van haciendo las cosas; y su uso tergiversado lo reduce a huecas palabras y meras habladurías, que hace que pierda su verdadera relación con el mundo y el sentido de la existencia.

En última instancia, la izquierda no puede ser indiferente al problema de la contaminación ambiental, la tala de bosques tropicales, la contaminación de los ríos y la mar, la Antártida y el Ártico, es decir, de lo que depende nuestra vida en Tierra. Estos bienes internacionales no se pueden limitar a simples promesas de los poderes mundiales, sino ponerles límites y garantizar los bienes fundamentales de la humanidad y los bienes vitales de la naturaleza. Que el Derecho Internacional y nacional regulen estos bienes planetarios, con el fin de que estén más allá del comercio y el ejercicio del poder mundial, y de unos pocos países desarrollados. Que no se puedan privatizar y estar a favor de los poderes económicos y políticos mundiales. Que prevalezca desde el derecho el sentido de humanidad y su permanencia vital sobre la tierra, sobre los intereses económicos de las empresas transnacionales y los estados desarrollados.

Se trata en la actualidad que,

el hombre tiene como tarea hacer salir lo oculto de las cloacas del poder; y, en la medida del hacer, revelar la verdad de lo que oculta el ejercicio del poder.

                                                      Madrid-España a 5/10/2023

 

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