Martin Heidegger
La esencia de la técnica moderna
Antonio
Mercado Flórez. Filósofo y Pensador.
Somos
parte de un movimiento universal que corresponde relativamente al Estado
tecnológico absoluto. El Estado tecnológico atañe poquísimo al mundo y a la
sociedad, determinados por la esencia de la técnica. Frente al poder de la
técnica el Estado técnico es su servidor. Heidegger dice que la esencia de la
técnica la ve en lo que denomina –imposición-. También la percibe como Ge-stell: aquello que está por debajo o
detrás de la técnica moderna. Así, pues, la “imposición” significa que el
hombre está “colocado”, “requerido” y “provocado” por un poder que está por detrás
de la esencia de la técnica. Para Heidegger, la técnica es la forma en que el
ser se revela a través de los seres al hombre. El hombre no la controla, sino
que responde adecuadamente a la esencia de la técnica.
Por
tanto, la imposición de la técnica somete, domina, a la naturaleza e
instrumentaliza al mismo tiempo al hombre. La imposición oculta la aleteia –el desvelamiento del ser y del
mundo en general. El hombre está situado en la esencia de la técnica. Así que,
el hombre es requerido por la esencia de la técnica. El hombre no sólo se
tecnifica, sino también la técnica lo instrumentaliza y lo domina. Por la
técnica y en la técnica, el hombre se convierte en número, en objeto o cosa.
En
este orden, en la época actual el hombre vive un proceso de deshumanización, de
ruptura con lo sagrado e inefable, lo espiritual, los valores, las ideas y el
pensamiento, y, además quiebra la coherencia del Yo concreto. Este proceso licua lo sólido que queda del hombre y lo
entrega a los poderes de la tecnología. Ahora, quien predomina en la actualidad
es el Estado tecnológico absoluto. Además, la técnica se convierte en un medio
de ocultación del ser; también en conducto de des-ocultación de la verdad.
Según Heidegger la técnica cumple una función contradictoria y ambigua, velar y
desvelar el ser y el mundo. Aquí adquiere relevancia “la pregunta por la técnica”.
El
movimiento mundial que corresponde a la historia universal hace lo mismo con el
Estado tecnológico. De ahí, el Estado tecnológico no acude al llamado del mundo
y de la sociedad, sino que responde a la estructura y las funciones del poder.
O, en otros términos, al Gran Poder.
Así, la esencia de la técnica, sus posibilidades, deja las necesidades morales,
espirituales y materiales del hombre en la estacada. El Estado técnico se sitúa
por encima de las necesidades del ser-hombre y del destino que teje sobre éstos.
En
este espacio el hombre deja de ser el
pastor del ser, el guardián y protector del ser. La esencia de la técnica,
las posibilidades que contiene en sí, trascienden las necesidades y requerimientos
humanos. Ahora, sí el hombre se sitúa a la luz del ser, es provocado o
requerido, por un poder enorme que se manifiesta en la esencia de la técnica. En
consecuencia, la imposición del Estado técnico oculta la esencia de la técnica,
es decir, las posibilidades del ejercicio del poder y del saber.
En
el Estado tecnológico “el hombre está necesitado por el ser”. Por lo que hace
posible a todo lo que existe. Por eso, “el ser” necesita del hombre, el ser no
es ser sin que el hombre le sea necesario para su manifestación, salvaguardia y
configuración”. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia del
hombre. No es el origen ni produce esta relación. El pensar se limita
ofrecérsela al ser como aquello que a él mismo le ha sido dado por el ser. Esta
ofrenda consiste en que en el pensar el ser llega al lenguaje. El lenguaje es la casa del ser. En su
morada habita el hombre. Los pensadores y poetas son sus guardianes. Su guarda
consiste en llevar a cabo la manifestación del ser, en la medida en que, mediante
su decir, ellos la llevan al lenguaje y allí la custodian.
Por
tanto, el pensar sólo actúa en la medida en que piensa. Este actuar es,
seguramente, el más simple, pero también el más elevado, porque atañe a la relación
del ser con el hombre. Por el contrario, el pensar se deja reclamar por el ser
para decir la verdad del ser. El ser necesita del hombre, para ser en lo ente, en
la naturaleza, la historia y el mundo en general.
Las
posibilidades de la técnica requieren al hombre para que le sirva; y la esfera
adecuada para el servicio es, el Estado tecnológico absoluto. Éste desarrolla a
su máxima potencia la esencia de la técnica. El hombre se convierte en medio de
realización de la esencia de la técnica. Sin el hombre la técnica no tendría
valor. Así, el hombre está colocado por el poder que se manifiesta en la
esencia de la técnica. Ahora, sí el hombre está colocado o requerido o
provocado, por algo que, no es él mismo, en esa medida, se le muestra la
posibilidad que es requerido o necesitado, por el ser. Por tanto, le es propio
a la técnica que el hombre es necesitado por el ser. ¿Para qué? Para su
salvaguardia y permanencia en el mundo.
Así,
pues, la técnica le niega al hombre, por el ocultamiento o el velo, estar
dispuesto a nuevas posibilidades. Que el hombre, por ejemplo, no se reduzca al
poder de la técnica. Sabemos que éste porta en sí una pluralidad de
posibilidades o atributos, que no se reducen a la función o la esencia de la
técnica.
Entonces,
¿cuál es el fin del pensamiento o, de la filosófica? Ayudar al hombre a
comprender esto. Darle las herramientas conceptuales o el legado de la
experiencia, para que trascienda la instrumentalización y la esencia de la
técnica. Porque la filosofía posibilita que la técnica salga de su ocultamiento
al ser y lo que lo rodea, en particular, al hombre. Ahora, ¿cuál es el legado
de la filosofía en el mundo moderno? Mejor, ¿cuál es el compromiso del hombre
respecto a la esencia de la técnica? La filosofía, entre otros, posibilita la
crítica del ser en el mundo, de la objetivación y la instrumentalización del
hombre, por parte de la esencia de la técnica. También posibilita que surjan
corrientes de pensamiento, de actuar, de experiencia y de comunicación entre
los hombres. Que le ayuden a desvelar que oculta tras de sí la esencia de la
técnica.
Heidegger
cree que el pensamiento, indirectamente, puede ser la causa de un cambio en el
estado de cosas del mundo. Él puede valerse de la economía, de la técnica, de
la ciencia, de la política o de la cultura, para el cambio. Así que, la
filosofía y el hombre no pueden hacer otra cosa que, allanar el camino para el
advenimiento o ausencia de Dios o, del ser. Por tanto, la experiencia de esa
ausencia no es algo negativo, sino una liberación para el hombre, que Heidegger
llama la caída en el ente. Así, el pensamiento ha de preparar la disposición a
la reflexión sobre lo que hoy hay. Estar dispuesto a la aletheia, -a quitar el velo, al des-ocultamiento de la verdad. En
la aletheia la verdad se desvela y el
fenómeno se muestra.
Por
tanto, para cambiar lo existente el hombre necesita del impulso exterior (de
Dios o de otra fuerza), porque el pensamiento en sí mismo no lo logra. Sólo lo
puede hacer indirectamente. El papel que la filosofía ha tenido para cambiar el
estado de las cosas del mundo moderno, lo asume hoy la ciencia. Desde entonces
la “filosofía” se encuentra en la permanente necesidad de justificar su
existencia frente a las “ciencias”. Y cree que la mejor manera de lograrlo es
elevarla a sí mismo al rango de ciencia. Pero este esfuerzo equivale al
abandono de la esencia del pensar. Así que, la filosofía se siente atenazada
por el temor a perder su prestigio y valor sí no es una ciencia. En la
interpretación técnica del pensar se abandona el ser como elemento del pensar.
(Heidegger).
Desde
una perspectiva simbólica, la ciencia es la punta de una lanza y la reflexión
filosófica el mango que la sigue. Por tanto, en el “efecto” del pensamiento hay
que dilucidar qué significan aquí efecto y acción de producir. Heidegger dice
que, sería necesario distinguir cuidadosamente entre ocasión, impulso, fomento,
ayuda, impedimento y cooperación. En la actualidad, la filosofía se disuelve en
las ciencias particulares: como la psicología, la lógica, la física, las
matemáticas, la politología, la economía, la biología, etc.
En
la Época Moderno el puesto de la filosofía lo ocupa la cibernética. La
cibernética es ese campo de estudio interdisciplinario de la estructura de los
sistemas reguladores. La cibernética es la ciencia que estudia los flujos de
energía estrechamente vinculados a la teoría de control y a la teoría de
sistemas. Esta ciencia se encarga de estudiar los sistemas de comunicación
entre los seres vivos, y se aplica a los sistemas electrónicos y mecánicos, de
amplias similitudes con ellos. Se aplica en los campos de las prótesis o la
robótica, también en el ámbito de las ciencias humanas con el fin de resolver
los problemas de relaciones y mediaciones socio-técnicas entre seres humanos y
los objetos de diferente naturaleza.
De
otra parte, Walter Benjamín parece rechazar que la verdad pueda encontrar su
determinación a través de la realidad empírica y su expresión en el lenguaje
degradado del conocimiento: “La filosofía sólo puede aspirar al discurso de la
Revelación mediante el regreso de la memoria a la percepción original” –afirma
Benjamín. De ahí que le confió a Hugo Hofmannsthal que acogió con benevolencia
su ensayo Las afinidades electivas,
lo siguiente: “la convicción de que toda verdad tiene su morada o palacio
ancestral en la lengua, que ese palacio está hecho de los más antiguos logoi y que, frente a una verdad así
fundada, las aspiraciones de las ciencias particulares siguen siendo algo
subalterno”. Hay que tener presente que Benjamín alude aquí a su ensayo Del lenguaje en general a la lengua de los
hombres en particular (1916), a un estado paradisíaco del lenguaje que aún
no estaba sumido en la función de la comunicación y que no había caído en la
charla maligna, mediata entre los hombres.
La
filosofía y el ser humano han de mantenerse abiertos para la llegada o ausencia
de Dios o del ser. La caída del ser en el ente. Y preparar la disposición a la
reflexión sobre lo que hoy existe. Por tanto, el pensamiento por sí mismo no
puede producir efectos necesita de algo exterior. O, lo que es lo mismo,
necesita de Dios, del arte o, de cualquier otra cosa. Para Heidegger se trata
de interpretar la filosofía occidental. Del retorno a las bases históricas del
pensamiento, de repesar las cuestiones no debatidas desde la filosofía griega,
no es disolver la tradición. Pero afirma que el modo de pensar de la metafísica
tradicional, que acabó con Nietzsche, no ofrece ya posibilidad alguna de
experimentar con el pensamiento la era técnica que ahora comienza.
Preguntamos,
¿cómo se experimenta con el pensamiento la era técnica que vivimos? Se necesita
pensar el desvelamiento del ser, la esencia de la técnica y su
instrumentalización, no sólo para someter a la naturaleza, sino también como
domina al hombre y a las sociedades actuales. Así que, lo que la filosofía no
abarca les concierne a las ciencias positivas, las ciencias sociales y a las
humanidades.
Entonces,
¿qué permanece impensado? Por supuesto, la esencia de la técnica. Esta es una
de las labores del pensamiento actual. Pensar el poder de la esencia de la
técnica posibilita comprender, entre otros, la instrumentalización de la
técnica en las relaciones de fuerza y de poder. Heidegger expresa que hay que
pensar el poder de la esencia de la técnica para la transformación inmediata
del actual estado de cosas del mundo, en el supuesto que tal cosa sea
humanamente posible. El pensamiento podría despertar la disposición,
esclarecerla y fortalecerla. Se trata de pensar el futuro a partir de los
rasgos decisivos de la época actual, apenas pensado.
Se
trata de pensar los rasgos en el umbral de las ciencias positivas, la técnica,
la Inteligencia Artificial, las redes sociales, las imágenes en movimiento, la
robótica, los datos algorítmicos, la cibernética, etc. Describiendo qué se
esconde detrás de esos rasgos. Heidegger cree que el pensar no es pasividad,
sino la acción que está en dialogo con el destino del mundo.
El
premio nobel de literatura húngaro (2002), Imre Kertész nos otorga una luz
-para comprender en este mundo tan convulsionado y caótico, lleno de cambios
repentinos y asombrosos, donde prevalece la banalidad, el lujo, el consumo, el
dinero, el confort, la técnica, el progreso y el poder -la exigencia de
felicidad y la creatividad, y su manifestación en la esfera de lo ético, del
arte y el pensamiento-. Cuando en Diario
de la galera dice: “Es posible que la exigencia de felicidad y la
creatividad no sean compatibles, al menos en el plano en que la creatividad es
manifestación de lo ético, es decir, en el plano de determinadas formas del
arte y del pensamiento. La vida vivida felizmente es una vida sencilla: por
consiguiente, muda. El ser humano –en contraposición a los pájaros cantores,
por ejemplo- habla preferentemente sobre sus problemas. El pensamiento es el
lamento de los hombres: pensar sobre la vida equivale a cuestionarla; ahora,
sólo cuestiona su propio elemento vital aquel que se ahoga o se mueve en su
interior de manera contraria a la naturaleza”.
Heidegger
en Carta sobre el
<<Humanismo>>, reflexiona la vida y la cuestiona desde
diferentes umbrales y, en especial su relación con el humanismo y la técnica.
Porque su pensamiento se mueve de manera contraria a lo establecido como
verdad, en esta alta civilización del artificio y de masas. Nada a
contracorriente a lo establecido por el Gran
Poder y las selectas minorías que
gobiernan el mundo. Por eso el lamento de sus pensamientos ahonda en la
condición humana de todos y cada uno de nosotros.
De
ahí que vea la situación del hombre en el mundo de la técnica planetaria no
como un destino confuso e inevitable, sino que, precisamente, observa que la tarea
del pensador está en cooperar, con sus límites, a que el hombre logre una
relación satisfactoria con la esencia de la técnica. Piensa que el nacionalsocialismo iba sin duda en esa dirección;
pero esa gente era demasiado inexperta en el pensamiento como para lograr una
relación realmente explicita con lo que hoy acontece y está en marcha hace tres
siglos. (Heidegger). Es decir, que el nacionalsocialismo no estaba a
la altura espiritual, cultural, política, científica y técnica, para que
lograra una relación satisfactoria con la esencia de la técnica.
El
ser humano no es consciente que detrás de la esencia de la técnica se esconde
el problema de la libertad. Los nacionalsocialistas eran de pensamientos torpes
e inexpertos –dijo Heidegger. Así que, no comprendieron la técnica como esencia,
sino como instrumento de poder, de dominio, de coacción, de destrucción y de
barbarie. No quiere decir que el pensamiento de Heidegger, en lo profunda que
lo define (como expresó en los Cuadernos
Negros), no estuviera comprometido con el Fascismo alemán.
Así
que, la técnica no se reduce sólo a la producción de mercancías, al confort, al
lujo, sino que tiene una pluralidad de funciones. Y, en la actualidad la
técnica para la guerra es, una de las fundamentales. Benjamín dijo: “en el
desarrollo de la técnica se han podido percibir los progresos de las ciencias
naturales, pero no los retrocesos de la sociedad”. Ahora se trata de
resarcir el equilibrio entre la técnica, el progreso, el hombre, la naturaleza,
el mundo y su realidad. Y, esto ha de hacerse desde los umbrales del ser y del
pensar, la práctica política y los discursos dadores de “sentido”.
Reflexiona
Heidegger que, los americanos no han encontrado el camino para una relación
satisfactoria con la técnica moderna; tampoco han encontrado el camino explicito,
como buenos pragmáticos, para ayudar sin duda al operar y manipular técnico.
Que al mismo tiempo destruye el camino de una reflexión sobre lo peculiar de la
técnica moderna. En los EE. UU. se suscitan aquí y allí intentos de liberarse
del pensamiento pragmático-positivista. (Heidegger).
Entonces,
preguntamos ¿qué han encontrado los americanos en la técnica moderna? El camino
de la instrumentalización de la esencia de la técnica; más no una relación
satisfactoria entre el hombre y la técnica. O, en otras palabras, han
encontrado el camino del operar y el uso de la instrumentalización de la
técnica. Ya que la instrumentalización de ésta desemboca en relaciones de
poder, de dominio y de fuerza. Vistas las cosas desde esta perspectiva, esta
atmósfera rompe con la relación libre del hombre moderno con el mundo de la
técnica. Ni en Rusia, ni en China –dice Heidegger- se ha alcanzado esa
relación; tal vez se intente alcanzar desde distintas antiguas tradiciones del
“pensamiento”.
En
la entrevista con Der Spiegel (1966),
plantea que la experiencia pensante abre la posibilidad al hombre moderno de
establecer una relación libre con la esencia de la técnica moderna. Su
investigación la relaciona con el poeta Hölderlin. Es el que propone desde la
palabra poética una relación diferente con lo que se “espera”, lo “desconocido”,
que espera a Dios o al Ser. Por tanto, esto no puede reducirse ser un simple
objeto de investigación histórico-literario. De ahí que Jünger crea
en la inmensa superioridad del mundo de las Musas
sobre el mundo de la Técnica. El
poeta ayuda al ser humano a encontrar el camino de vuelta a sí mismo: él es un emboscado. Que el Dasein (Ser-Ahí, o, el hombre-en-el-mundo), tenga proyecto de vida,
responsabilidad moral, condición auténtica (libre de su existencia).
De
ahí que sufra angustia ante la responsabilidad histórica, ética, política,
social o cultural que vive, ya que su habla porta un mensaje y no es una simple
opinión. Por que conduce a la existencia histórica, a la humanidad del hombre
en el mundo. Así, el ser humano responsable, el Dasein adquiere la consciente de su muerte. Al contrario, Hannah
Arendt crítica a Heidegger, y dice, “el Dasein
le parece una versión sofisticada del subjetivismo romántico, un canto a la
muerte que desemboca en la exaltación de lo colectivo e impersonal”. Y afirma
que, “frente a la aniquilación de lo individual, yo reivindico la pluralidad
que se renueva con cada nacimiento”.
En
la entrevista que concede a Der Spiegel
plantea que, sólo partiendo del mismo lugar del que ha partido la técnica
moderna puede prepararse un cambio, que no puede producirse mediante la
adopción del budismo zen o de cualquier otra experiencia oriental del momento.
Para una transformación del pensamiento debemos apoyarnos en la tradición
europea y reapropiárnosla. El pensamiento sólo se transforma por uno que tenga
su mismo origen y determinación.
Así
que, sólo se prepara el cambio del pensamiento respecto a la esencia de la
técnica, sí logramos sumergirnos en las fuentes del pensar técnico europeo. Ver
la técnica moderna desde el origen de la técnica greco-latina. Que haya entre
ellas un juego de espejos o de ecos, que nos sumerjan en el lenguaje de la
técnica moderna. Así se podrá interpretar y conocer las contradicciones que la
técnica porta en sí. Ya que el lenguaje de la ciencia, es, no obstante, el
lenguaje matemático, que es en sí universalista. Además, es traducible a todas
las lenguas y, por ende, trasciende el provincialismo.
De
ahí que, Der Spiegel le pregunte, ¿no
debería el filósofo estar dispuesto a pensar cómo pueden los hombres arreglar
su convivencia en este mundo, que ellos mismos han tecnificado y quizá le
supere? Heidegger cree que, un individuo no está en condiciones de captar la
totalidad del mundo con el pensamiento, para poder dar orientaciones prácticas.
Y esto es así incluso en lo que se refiere a la tarea de encontrar una nueva
base para el propio pensamiento. En la actualidad, se le exige demasiado al
pensamiento si se aplica a dar orientaciones.
Se
pregunta Heidegger, ¿con qué derecho podría hacerlo? Cree que en el ámbito del
pensamiento no hay autoridad. La única medida del pensamiento proviene de la
cosa misma que ha de pensar. Pero ésta es ante todo problemática. Para hacer
comprensible esta situación sería necesario ante todo una dilucidación de las
relaciones entre la filosofía y las ciencias, cuyo resultado técnico-práctico
hacen que un pensamiento al estilo de la filosofía aparezca hoy cada vez más
superfluo. El pensamiento no tiene que responder a las cuestiones prácticas e
ideológicas, que la realidad exige. (Heidegger).
Debemos
tener claro que, el pensamiento no es una muletilla de la ideología, del
partido, del movimiento, la economía, las instituciones o del Estado, éste
obtiene su altura en las cosas que piensa. De lo contrario, se falsea el objeto
que se piensa sí responde a relaciones de poder o saber; se vio en el
transcurso del siglo XX, con el Fascismo, el Comunismo o el Falangismo.
Sí
en el ámbito del pensamiento no hay argumentos de autoridad; en el de la
estética Heidegger no cree que el arte moderno pueda darnos una orientación. El
artista o el poeta se encuentran en una situación semejante a la del pensador.
Y, se expresa al respecto: “Si se toma como marco la coordinación de arte, la
poesía y la filosofía la “actividad”, entonces se tiene que poner al mismo
nivel. Pero si se vuelve problemática no sólo la actividad, sino lo que se
denomina “cultura”; la reflexión sobre la problemática del pensamiento, cuya
crítica situación apenas puede dejar de pensarse.” Por lo tanto, “no
existe un pensador lo suficientemente “grande” como para llevar el pensamiento,
inmediatamente y de forma plástica, ante su tema y ponerlo así en su camino”.
(Heidegger).
Es
de resaltar que Heidegger es consciente del destino amenazador de la
civilización técnica. La técnica como intervención en la dinámica del mundo
para beneficio humano, ha penetrado en el hombre porque ésta se ha convertido
en su segunda naturaleza. El hombre no puede imaginarse desprendido del
pensamiento técnico-científico, porque sobre él se alza la civilización
moderna. Así, pues, el problema surge cuando el hombre instrumentaliza la
técnica de tal manera que, va más allá de los límites éticos que le son
propios.
Así
que, una técnica sin consciencia es la expresión de la mentalidad de la
modernidad, que tiene su origen en los albores del siglo XVI. Si tenemos en
cuenta que sus raíces se encuentran en la metafísica clásica; es una mentalidad
que tiene como principio fundamental la explotación, el cálculo, la
mecanización, la eficacia y la eficiencia de la técnica. Y, en particular, el
dominio, la coacción y la explotación del hombre y la naturaleza. Por tanto, es
una mentalidad de conquista, de odio, de destrucción y de barbarie. La esencia
de la técnica se instrumentaliza en beneficio de selectas minorías. Pienso que se necesita restaurar el sentido de
la esencia de la técnica y darle la orientación debida a su nombre. De lo
contrario, caeremos en el hoyo profundo y oscuro de la desesperanza, el
sufrimiento, el dolor y la muerte.
Jünger
piensa que, en el supuesto de la peor de las catástrofes, siempre subsiste una
diferencia, como aquella que se da entre la luz y las tinieblas. En el primer
caso, el de la luz, el camino va ascendiendo hacia reinos que están en las
alturas, hacia la muerte en sacrificio o hacia el destino de quien sucumbe con
las armas en la mano; en el segundo caso, el de las tinieblas, el camino
desciende hacia los hondones de los campos de esclavos y los mataderos, donde
unos hombres primitivos se asocian criminalmente con la técnica. En este último
caso no hay destino, lo único que hay son números. O bien poseer un destino
propio o bien tener el valor de un número: esa es la disyuntiva que hoy nos
viene impuesta a todos y a cada uno de nosotros, impuesta ciertamente a la
fuerza; pero el decidirse por lo uno o por lo otro es algo que cada cual ha de
hacer por sí solo. (Heidegger).
En
el siglo XX pudimos ver el desarrollo de las ciencias naturales, biológicas y
químicas; pero no el deterioro de las sociedades. Entonces el cambio climático
es una de las manifestaciones más evidentes del mal uso de la técnica en
relación a los recursos naturales y la consciencia que son finitos. El mal uso
de la técnica y del poder político y económico conduce a la humanidad a un callejón
sin salida. A la destrucción de los recursos naturales, de los elementos y la
desaparición de la vida sobre la Tierra. Ahí tenemos las armas atómicas como la
espada de Damocles en la nuca de la humanidad; sólo basta un error para que
desaparezca del planeta tierra toda vida y la especie humana.
Pregunto
¿qué significa la esencia de la técnica? Las posibilidades que contiene en sí
y, la más significativa es la libertad.
Madrid-España a 08/10/2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario