domingo, 8 de octubre de 2023

 

                                          Martin Heidegger

                          La esencia de la técnica moderna

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Pensador.

 

Somos parte de un movimiento universal que corresponde relativamente al Estado tecnológico absoluto. El Estado tecnológico atañe poquísimo al mundo y a la sociedad, determinados por la esencia de la técnica. Frente al poder de la técnica el Estado técnico es su servidor. Heidegger dice que la esencia de la técnica la ve en lo que denomina –imposición-. También la percibe como Ge-stell: aquello que está por debajo o detrás de la técnica moderna. Así, pues, la “imposición” significa que el hombre está “colocado”, “requerido” y “provocado” por un poder que está por detrás de la esencia de la técnica. Para Heidegger, la técnica es la forma en que el ser se revela a través de los seres al hombre. El hombre no la controla, sino que responde adecuadamente a la esencia de la técnica.  

Por tanto, la imposición de la técnica somete, domina, a la naturaleza e instrumentaliza al mismo tiempo al hombre. La imposición oculta la aleteia –el desvelamiento del ser y del mundo en general. El hombre está situado en la esencia de la técnica. Así que, el hombre es requerido por la esencia de la técnica. El hombre no sólo se tecnifica, sino también la técnica lo instrumentaliza y lo domina. Por la técnica y en la técnica, el hombre se convierte en número, en objeto o cosa.

En este orden, en la época actual el hombre vive un proceso de deshumanización, de ruptura con lo sagrado e inefable, lo espiritual, los valores, las ideas y el pensamiento, y, además quiebra la coherencia del Yo concreto. Este proceso licua lo sólido que queda del hombre y lo entrega a los poderes de la tecnología. Ahora, quien predomina en la actualidad es el Estado tecnológico absoluto. Además, la técnica se convierte en un medio de ocultación del ser; también en conducto de des-ocultación de la verdad. Según Heidegger la técnica cumple una función contradictoria y ambigua, velar y desvelar el ser y el mundo. Aquí adquiere relevancia “la pregunta por la técnica”.

El movimiento mundial que corresponde a la historia universal hace lo mismo con el Estado tecnológico. De ahí, el Estado tecnológico no acude al llamado del mundo y de la sociedad, sino que responde a la estructura y las funciones del poder. O, en otros términos, al Gran Poder. Así, la esencia de la técnica, sus posibilidades, deja las necesidades morales, espirituales y materiales del hombre en la estacada. El Estado técnico se sitúa por encima de las necesidades del ser-hombre y del destino que teje sobre éstos.

En este espacio el hombre deja de ser el pastor del ser, el guardián y protector del ser. La esencia de la técnica, las posibilidades que contiene en sí, trascienden las necesidades y requerimientos humanos. Ahora, sí el hombre se sitúa a la luz del ser, es provocado o requerido, por un poder enorme que se manifiesta en la esencia de la técnica. En consecuencia, la imposición del Estado técnico oculta la esencia de la técnica, es decir, las posibilidades del ejercicio del poder y del saber.

En el Estado tecnológico “el hombre está necesitado por el ser”. Por lo que hace posible a todo lo que existe. Por eso, “el ser” necesita del hombre, el ser no es ser sin que el hombre le sea necesario para su manifestación, salvaguardia y configuración”. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia del hombre. No es el origen ni produce esta relación. El pensar se limita ofrecérsela al ser como aquello que a él mismo le ha sido dado por el ser. Esta ofrenda consiste en que en el pensar el ser llega al lenguaje. El lenguaje es la casa del ser. En su morada habita el hombre. Los pensadores y poetas son sus guardianes. Su guarda consiste en llevar a cabo la manifestación del ser, en la medida en que, mediante su decir, ellos la llevan al lenguaje y allí la custodian.

Por tanto, el pensar sólo actúa en la medida en que piensa. Este actuar es, seguramente, el más simple, pero también el más elevado, porque atañe a la relación del ser con el hombre. Por el contrario, el pensar se deja reclamar por el ser para decir la verdad del ser. El ser necesita del hombre, para ser en lo ente, en la naturaleza, la historia y el mundo en general.

Las posibilidades de la técnica requieren al hombre para que le sirva; y la esfera adecuada para el servicio es, el Estado tecnológico absoluto. Éste desarrolla a su máxima potencia la esencia de la técnica. El hombre se convierte en medio de realización de la esencia de la técnica. Sin el hombre la técnica no tendría valor. Así, el hombre está colocado por el poder que se manifiesta en la esencia de la técnica. Ahora, sí el hombre está colocado o requerido o provocado, por algo que, no es él mismo, en esa medida, se le muestra la posibilidad que es requerido o necesitado, por el ser. Por tanto, le es propio a la técnica que el hombre es necesitado por el ser. ¿Para qué? Para su salvaguardia y permanencia en el mundo.

Así, pues, la técnica le niega al hombre, por el ocultamiento o el velo, estar dispuesto a nuevas posibilidades. Que el hombre, por ejemplo, no se reduzca al poder de la técnica. Sabemos que éste porta en sí una pluralidad de posibilidades o atributos, que no se reducen a la función o la esencia de la técnica.

Entonces, ¿cuál es el fin del pensamiento o, de la filosófica? Ayudar al hombre a comprender esto. Darle las herramientas conceptuales o el legado de la experiencia, para que trascienda la instrumentalización y la esencia de la técnica. Porque la filosofía posibilita que la técnica salga de su ocultamiento al ser y lo que lo rodea, en particular, al hombre. Ahora, ¿cuál es el legado de la filosofía en el mundo moderno? Mejor, ¿cuál es el compromiso del hombre respecto a la esencia de la técnica? La filosofía, entre otros, posibilita la crítica del ser en el mundo, de la objetivación y la instrumentalización del hombre, por parte de la esencia de la técnica. También posibilita que surjan corrientes de pensamiento, de actuar, de experiencia y de comunicación entre los hombres. Que le ayuden a desvelar que oculta tras de sí la esencia de la técnica.

Heidegger cree que el pensamiento, indirectamente, puede ser la causa de un cambio en el estado de cosas del mundo. Él puede valerse de la economía, de la técnica, de la ciencia, de la política o de la cultura, para el cambio. Así que, la filosofía y el hombre no pueden hacer otra cosa que, allanar el camino para el advenimiento o ausencia de Dios o, del ser. Por tanto, la experiencia de esa ausencia no es algo negativo, sino una liberación para el hombre, que Heidegger llama la caída en el ente. Así, el pensamiento ha de preparar la disposición a la reflexión sobre lo que hoy hay. Estar dispuesto a la aletheia, -a quitar el velo, al des-ocultamiento de la verdad. En la aletheia la verdad se desvela y el fenómeno se muestra.

Por tanto, para cambiar lo existente el hombre necesita del impulso exterior (de Dios o de otra fuerza), porque el pensamiento en sí mismo no lo logra. Sólo lo puede hacer indirectamente. El papel que la filosofía ha tenido para cambiar el estado de las cosas del mundo moderno, lo asume hoy la ciencia. Desde entonces la “filosofía” se encuentra en la permanente necesidad de justificar su existencia frente a las “ciencias”. Y cree que la mejor manera de lograrlo es elevarla a sí mismo al rango de ciencia. Pero este esfuerzo equivale al abandono de la esencia del pensar. Así que, la filosofía se siente atenazada por el temor a perder su prestigio y valor sí no es una ciencia. En la interpretación técnica del pensar se abandona el ser como elemento del pensar. (Heidegger).

Desde una perspectiva simbólica, la ciencia es la punta de una lanza y la reflexión filosófica el mango que la sigue. Por tanto, en el “efecto” del pensamiento hay que dilucidar qué significan aquí efecto y acción de producir. Heidegger dice que, sería necesario distinguir cuidadosamente entre ocasión, impulso, fomento, ayuda, impedimento y cooperación. En la actualidad, la filosofía se disuelve en las ciencias particulares: como la psicología, la lógica, la física, las matemáticas, la politología, la economía, la biología, etc.

En la Época Moderno el puesto de la filosofía lo ocupa la cibernética. La cibernética es ese campo de estudio interdisciplinario de la estructura de los sistemas reguladores. La cibernética es la ciencia que estudia los flujos de energía estrechamente vinculados a la teoría de control y a la teoría de sistemas. Esta ciencia se encarga de estudiar los sistemas de comunicación entre los seres vivos, y se aplica a los sistemas electrónicos y mecánicos, de amplias similitudes con ellos. Se aplica en los campos de las prótesis o la robótica, también en el ámbito de las ciencias humanas con el fin de resolver los problemas de relaciones y mediaciones socio-técnicas entre seres humanos y los objetos de diferente naturaleza.

De otra parte, Walter Benjamín parece rechazar que la verdad pueda encontrar su determinación a través de la realidad empírica y su expresión en el lenguaje degradado del conocimiento: “La filosofía sólo puede aspirar al discurso de la Revelación mediante el regreso de la memoria a la percepción original” –afirma Benjamín. De ahí que le confió a Hugo Hofmannsthal que acogió con benevolencia su ensayo Las afinidades electivas, lo siguiente: “la convicción de que toda verdad tiene su morada o palacio ancestral en la lengua, que ese palacio está hecho de los más antiguos logoi y que, frente a una verdad así fundada, las aspiraciones de las ciencias particulares siguen siendo algo subalterno”. Hay que tener presente que Benjamín alude aquí a su ensayo Del lenguaje en general a la lengua de los hombres en particular (1916), a un estado paradisíaco del lenguaje que aún no estaba sumido en la función de la comunicación y que no había caído en la charla maligna, mediata entre los hombres.

La filosofía y el ser humano han de mantenerse abiertos para la llegada o ausencia de Dios o del ser. La caída del ser en el ente. Y preparar la disposición a la reflexión sobre lo que hoy existe. Por tanto, el pensamiento por sí mismo no puede producir efectos necesita de algo exterior. O, lo que es lo mismo, necesita de Dios, del arte o, de cualquier otra cosa. Para Heidegger se trata de interpretar la filosofía occidental. Del retorno a las bases históricas del pensamiento, de repesar las cuestiones no debatidas desde la filosofía griega, no es disolver la tradición. Pero afirma que el modo de pensar de la metafísica tradicional, que acabó con Nietzsche, no ofrece ya posibilidad alguna de experimentar con el pensamiento la era técnica que ahora comienza.

Preguntamos, ¿cómo se experimenta con el pensamiento la era técnica que vivimos? Se necesita pensar el desvelamiento del ser, la esencia de la técnica y su instrumentalización, no sólo para someter a la naturaleza, sino también como domina al hombre y a las sociedades actuales. Así que, lo que la filosofía no abarca les concierne a las ciencias positivas, las ciencias sociales y a las humanidades.

Entonces, ¿qué permanece impensado? Por supuesto, la esencia de la técnica. Esta es una de las labores del pensamiento actual. Pensar el poder de la esencia de la técnica posibilita comprender, entre otros, la instrumentalización de la técnica en las relaciones de fuerza y de poder. Heidegger expresa que hay que pensar el poder de la esencia de la técnica para la transformación inmediata del actual estado de cosas del mundo, en el supuesto que tal cosa sea humanamente posible. El pensamiento podría despertar la disposición, esclarecerla y fortalecerla. Se trata de pensar el futuro a partir de los rasgos decisivos de la época actual, apenas pensado.

Se trata de pensar los rasgos en el umbral de las ciencias positivas, la técnica, la Inteligencia Artificial, las redes sociales, las imágenes en movimiento, la robótica, los datos algorítmicos, la cibernética, etc. Describiendo qué se esconde detrás de esos rasgos. Heidegger cree que el pensar no es pasividad, sino la acción que está en dialogo con el destino del mundo.

El premio nobel de literatura húngaro (2002), Imre Kertész nos otorga una luz -para comprender en este mundo tan convulsionado y caótico, lleno de cambios repentinos y asombrosos, donde prevalece la banalidad, el lujo, el consumo, el dinero, el confort, la técnica, el progreso y el poder -la exigencia de felicidad y la creatividad, y su manifestación en la esfera de lo ético, del arte y el pensamiento-. Cuando en Diario de la galera dice: “Es posible que la exigencia de felicidad y la creatividad no sean compatibles, al menos en el plano en que la creatividad es manifestación de lo ético, es decir, en el plano de determinadas formas del arte y del pensamiento. La vida vivida felizmente es una vida sencilla: por consiguiente, muda. El ser humano –en contraposición a los pájaros cantores, por ejemplo- habla preferentemente sobre sus problemas. El pensamiento es el lamento de los hombres: pensar sobre la vida equivale a cuestionarla; ahora, sólo cuestiona su propio elemento vital aquel que se ahoga o se mueve en su interior de manera contraria a la naturaleza”.

Heidegger en Carta sobre el <<Humanismo>>, reflexiona la vida y la cuestiona desde diferentes umbrales y, en especial su relación con el humanismo y la técnica. Porque su pensamiento se mueve de manera contraria a lo establecido como verdad, en esta alta civilización del artificio y de masas. Nada a contracorriente a lo establecido por el Gran Poder y las selectas minorías que gobiernan el mundo. Por eso el lamento de sus pensamientos ahonda en la condición humana de todos y cada uno de nosotros.

De ahí que vea la situación del hombre en el mundo de la técnica planetaria no como un destino confuso e inevitable, sino que, precisamente, observa que la tarea del pensador está en cooperar, con sus límites, a que el hombre logre una relación satisfactoria con la esencia de la técnica. Piensa que el nacionalsocialismo iba sin duda en esa dirección; pero esa gente era demasiado inexperta en el pensamiento como para lograr una relación realmente explicita con lo que hoy acontece y está en marcha hace tres siglos. (Heidegger). Es decir, que el nacionalsocialismo no estaba a la altura espiritual, cultural, política, científica y técnica, para que lograra una relación satisfactoria con la esencia de la técnica.

El ser humano no es consciente que detrás de la esencia de la técnica se esconde el problema de la libertad. Los nacionalsocialistas eran de pensamientos torpes e inexpertos –dijo Heidegger. Así que, no comprendieron la técnica como esencia, sino como instrumento de poder, de dominio, de coacción, de destrucción y de barbarie. No quiere decir que el pensamiento de Heidegger, en lo profunda que lo define (como expresó en los Cuadernos Negros), no estuviera comprometido con el Fascismo alemán.

Así que, la técnica no se reduce sólo a la producción de mercancías, al confort, al lujo, sino que tiene una pluralidad de funciones. Y, en la actualidad la técnica para la guerra es, una de las fundamentales. Benjamín dijo: “en el desarrollo de la técnica se han podido percibir los progresos de las ciencias naturales, pero no los retrocesos de la sociedad”. Ahora se trata de resarcir el equilibrio entre la técnica, el progreso, el hombre, la naturaleza, el mundo y su realidad. Y, esto ha de hacerse desde los umbrales del ser y del pensar, la práctica política y los discursos dadores de “sentido”.

Reflexiona Heidegger que, los americanos no han encontrado el camino para una relación satisfactoria con la técnica moderna; tampoco han encontrado el camino explicito, como buenos pragmáticos, para ayudar sin duda al operar y manipular técnico. Que al mismo tiempo destruye el camino de una reflexión sobre lo peculiar de la técnica moderna. En los EE. UU. se suscitan aquí y allí intentos de liberarse del pensamiento pragmático-positivista. (Heidegger).  

Entonces, preguntamos ¿qué han encontrado los americanos en la técnica moderna? El camino de la instrumentalización de la esencia de la técnica; más no una relación satisfactoria entre el hombre y la técnica. O, en otras palabras, han encontrado el camino del operar y el uso de la instrumentalización de la técnica. Ya que la instrumentalización de ésta desemboca en relaciones de poder, de dominio y de fuerza. Vistas las cosas desde esta perspectiva, esta atmósfera rompe con la relación libre del hombre moderno con el mundo de la técnica. Ni en Rusia, ni en China –dice Heidegger- se ha alcanzado esa relación; tal vez se intente alcanzar desde distintas antiguas tradiciones del “pensamiento”.

En la entrevista con Der Spiegel (1966), plantea que la experiencia pensante abre la posibilidad al hombre moderno de establecer una relación libre con la esencia de la técnica moderna. Su investigación la relaciona con el poeta Hölderlin. Es el que propone desde la palabra poética una relación diferente con lo que se “espera”, lo “desconocido”, que espera a Dios o al Ser. Por tanto, esto no puede reducirse ser un simple objeto de investigación histórico-literario. De ahí que Jünger crea en la inmensa superioridad del mundo de las Musas sobre el mundo de la Técnica. El poeta ayuda al ser humano a encontrar el camino de vuelta a sí mismo: él es un emboscado. Que el Dasein (Ser-Ahí, o, el hombre-en-el-mundo), tenga proyecto de vida, responsabilidad moral, condición auténtica (libre de su existencia).

De ahí que sufra angustia ante la responsabilidad histórica, ética, política, social o cultural que vive, ya que su habla porta un mensaje y no es una simple opinión. Por que conduce a la existencia histórica, a la humanidad del hombre en el mundo. Así, el ser humano responsable, el Dasein adquiere la consciente de su muerte. Al contrario, Hannah Arendt crítica a Heidegger, y dice, “el Dasein le parece una versión sofisticada del subjetivismo romántico, un canto a la muerte que desemboca en la exaltación de lo colectivo e impersonal”. Y afirma que, “frente a la aniquilación de lo individual, yo reivindico la pluralidad que se renueva con cada nacimiento”.

En la entrevista que concede a Der Spiegel plantea que, sólo partiendo del mismo lugar del que ha partido la técnica moderna puede prepararse un cambio, que no puede producirse mediante la adopción del budismo zen o de cualquier otra experiencia oriental del momento. Para una transformación del pensamiento debemos apoyarnos en la tradición europea y reapropiárnosla. El pensamiento sólo se transforma por uno que tenga su mismo origen y determinación.

Así que, sólo se prepara el cambio del pensamiento respecto a la esencia de la técnica, sí logramos sumergirnos en las fuentes del pensar técnico europeo. Ver la técnica moderna desde el origen de la técnica greco-latina. Que haya entre ellas un juego de espejos o de ecos, que nos sumerjan en el lenguaje de la técnica moderna. Así se podrá interpretar y conocer las contradicciones que la técnica porta en sí. Ya que el lenguaje de la ciencia, es, no obstante, el lenguaje matemático, que es en sí universalista. Además, es traducible a todas las lenguas y, por ende, trasciende el provincialismo.

De ahí que, Der Spiegel le pregunte, ¿no debería el filósofo estar dispuesto a pensar cómo pueden los hombres arreglar su convivencia en este mundo, que ellos mismos han tecnificado y quizá le supere? Heidegger cree que, un individuo no está en condiciones de captar la totalidad del mundo con el pensamiento, para poder dar orientaciones prácticas. Y esto es así incluso en lo que se refiere a la tarea de encontrar una nueva base para el propio pensamiento. En la actualidad, se le exige demasiado al pensamiento si se aplica a dar orientaciones.

Se pregunta Heidegger, ¿con qué derecho podría hacerlo? Cree que en el ámbito del pensamiento no hay autoridad. La única medida del pensamiento proviene de la cosa misma que ha de pensar. Pero ésta es ante todo problemática. Para hacer comprensible esta situación sería necesario ante todo una dilucidación de las relaciones entre la filosofía y las ciencias, cuyo resultado técnico-práctico hacen que un pensamiento al estilo de la filosofía aparezca hoy cada vez más superfluo. El pensamiento no tiene que responder a las cuestiones prácticas e ideológicas, que la realidad exige. (Heidegger).

Debemos tener claro que, el pensamiento no es una muletilla de la ideología, del partido, del movimiento, la economía, las instituciones o del Estado, éste obtiene su altura en las cosas que piensa. De lo contrario, se falsea el objeto que se piensa sí responde a relaciones de poder o saber; se vio en el transcurso del siglo XX, con el Fascismo, el Comunismo o el Falangismo.

Sí en el ámbito del pensamiento no hay argumentos de autoridad; en el de la estética Heidegger no cree que el arte moderno pueda darnos una orientación. El artista o el poeta se encuentran en una situación semejante a la del pensador. Y, se expresa al respecto: “Si se toma como marco la coordinación de arte, la poesía y la filosofía la “actividad”, entonces se tiene que poner al mismo nivel. Pero si se vuelve problemática no sólo la actividad, sino lo que se denomina “cultura”; la reflexión sobre la problemática del pensamiento, cuya crítica situación apenas puede dejar de pensarse.Por lo tanto, “no existe un pensador lo suficientemente “grande” como para llevar el pensamiento, inmediatamente y de forma plástica, ante su tema y ponerlo así en su camino”. (Heidegger).

Es de resaltar que Heidegger es consciente del destino amenazador de la civilización técnica. La técnica como intervención en la dinámica del mundo para beneficio humano, ha penetrado en el hombre porque ésta se ha convertido en su segunda naturaleza. El hombre no puede imaginarse desprendido del pensamiento técnico-científico, porque sobre él se alza la civilización moderna. Así, pues, el problema surge cuando el hombre instrumentaliza la técnica de tal manera que, va más allá de los límites éticos que le son propios.

Así que, una técnica sin consciencia es la expresión de la mentalidad de la modernidad, que tiene su origen en los albores del siglo XVI. Si tenemos en cuenta que sus raíces se encuentran en la metafísica clásica; es una mentalidad que tiene como principio fundamental la explotación, el cálculo, la mecanización, la eficacia y la eficiencia de la técnica. Y, en particular, el dominio, la coacción y la explotación del hombre y la naturaleza. Por tanto, es una mentalidad de conquista, de odio, de destrucción y de barbarie. La esencia de la técnica se instrumentaliza en beneficio de selectas minorías. Pienso que se necesita restaurar el sentido de la esencia de la técnica y darle la orientación debida a su nombre. De lo contrario, caeremos en el hoyo profundo y oscuro de la desesperanza, el sufrimiento, el dolor y la muerte.

Jünger piensa que, en el supuesto de la peor de las catástrofes, siempre subsiste una diferencia, como aquella que se da entre la luz y las tinieblas. En el primer caso, el de la luz, el camino va ascendiendo hacia reinos que están en las alturas, hacia la muerte en sacrificio o hacia el destino de quien sucumbe con las armas en la mano; en el segundo caso, el de las tinieblas, el camino desciende hacia los hondones de los campos de esclavos y los mataderos, donde unos hombres primitivos se asocian criminalmente con la técnica. En este último caso no hay destino, lo único que hay son números. O bien poseer un destino propio o bien tener el valor de un número: esa es la disyuntiva que hoy nos viene impuesta a todos y a cada uno de nosotros, impuesta ciertamente a la fuerza; pero el decidirse por lo uno o por lo otro es algo que cada cual ha de hacer por sí solo. (Heidegger).

En el siglo XX pudimos ver el desarrollo de las ciencias naturales, biológicas y químicas; pero no el deterioro de las sociedades. Entonces el cambio climático es una de las manifestaciones más evidentes del mal uso de la técnica en relación a los recursos naturales y la consciencia que son finitos. El mal uso de la técnica y del poder político y económico conduce a la humanidad a un callejón sin salida. A la destrucción de los recursos naturales, de los elementos y la desaparición de la vida sobre la Tierra. Ahí tenemos las armas atómicas como la espada de Damocles en la nuca de la humanidad; sólo basta un error para que desaparezca del planeta tierra toda vida y la especie humana.

Pregunto ¿qué significa la esencia de la técnica? Las posibilidades que contiene en sí y, la más significativa es la libertad.

                                            Madrid-España a 08/10/2023

 

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