miércoles, 27 de abril de 2022

NUCCIO ORDINE: LA UTILIDAD DE LO INUTIL

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

Algunas personas agradecemos a Nuccio Ordine en estos tiempos oscuros y en crisis por el texto La utilidad de lo inútil. En el que reflexiona sobre la actualidad y las ideas de filósofos y escritores y, la importancia en los colegios y las universidades por el afán de saber e indagar; sin tener como prioridad el lucro. En el Apéndice encontramos un homenaje al pedagogo estadounidense Abraham Flexner por el reconocimiento de las ciencias, del arte y las humanidades, en una conferencia que tituló La Utilidad de los Conocimientos Inútiles de octubre de 1939, y se pregunta:

En este orden de ideas, ¿no es curioso que en un mundo saturado de odios irracionales que amenazan a la civilización misma algunos hombres y mujeres –viejos y jóvenes- se alejen por completo o parcialmente de la tormentosa vida cotidiana para entregarse al cultivo de la belleza, a la extensión del conocimiento, la cura de las enfermedades, al alivio de los que sufren, como si los fanáticos no se dedicaran al mismo tiempo a difundir dolor, fealdad y sufrimiento?

El mundo ha sido siempre un lugar triste y confuso; sin embargo, poetas, artistas y científicos han ignorado los factores que habrían supuesto su parálisis de haberlos tenido en cuenta. Desde un punto de vista práctico, la vida intelectual y espiritual es, en la superficie, una forma inútil de actividad que los hombres se permiten porque con ella obtienen mayor satisfacción de la que pueden conseguir de otro modo.

Mi pretensión es ocuparme hasta qué punto la búsqueda de estas satisfacciones inútiles se revela inesperadamente como la fuente de la que deriva una utilidad insospechada. Un gran número de jóvenes se dedica a los estudios seguidos por sus padres y los dirige al estudio, igualmente importante y no menos urgente, de los problemas sociales, económicos y gubernamentales. No me quejo de esta tendencia.

El mundo en el que vivimos es el único que nuestros sentidos pueden atestiguar. A menos que se construya un mundo mejor, un mundo más justo, millones de personas continuaran yendo a la tumba silenciosas, afligidas y llenas de amargura. Nuestras escuelas deberían prestar mayor atención al mundo en el que sus alumnos y estudiantes están destinados a vivir.

Podemos considerar esta cuestión desde dos puntos de vista: el científico, el humanístico o, espiritual. De una cosa podían estar seguros, teniendo presente los trabajos de Heinrich Hertz y Clerk Maxwell, de que habían realizado su trabajo sin pensar en la utilidad y de que a lo largo de la historia de la ciencia la mayoría de descubrimientos realmente importantes que al final se han probado beneficiosos para la humanidad se debían a hombres y mujeres que no se guiaron por el afán de ser útiles sino meramente por el deseo de satisfacer su curiosidad.

La curiosidad que puede conducir o no a algo útil es probablemente la característica más destacada del pensamiento moderno. No se trata de algo nuevo se remonta a Galileo, Bacon y sir Isaac Newton, y hay que darle total libertad. Las instituciones científicas deberían entregarse al cultivo de la curiosidad. Cuanto menos se desvíen por consideraciones de utilidad inmediata, tanto más probable será que contribuyan al bienestar humano y a otra cosa asimismo importante: a la satisfacción del interés intelectual, que se ha convertido en la pasión hegemónica de la vida intelectual de los tiempos modernos. (Nuccio Ordine).

El interés del hombre por la curiosidad intelectual, no sólo lo ha llevado a pensar al hombre en la historia, sino también la esencia del tejido de la condición humana. Cómo el hombre da cuenta del mundo y de la existencia en general. Atreverse a pensar significa traer a la luz lo oscuro de la verdad del ser, del mundo y de la existencia. De todo lo que existe en la realidad efectiva de la historia y el presente. Que el pensar futuro se valga de la imaginación, la memoria y la rememoración para que, desde el pasado del presente comprendamos la actualidad y el futuro.

Como observa Walter Benjamín: “leer en la vida y las formas perdidas y aparentemente secundaria de aquella época, la vida y las formas de hoy”. En este caso, en la historia del hombre han cambiado las formas de leer e interpretar la naturaleza y la existencia humana, no su sentido. El ser humano desde hace 20 o 30.000 años ha cambiado poco, con respecto al hombre actual. Estudiar al homo sapiens (desde la cognición, la experiencia y el lenguaje), posibilita comprender al hombre en la actualidad. Posibilita develar sus miedos, las angustias, las esperanzas, los sufrimientos, las razones y sin razones de la existencia. Estas esferas del saber-conocimiento se concatenan con las ciencias y las técnicas al uso.

Lo que llama la atención en las utopías de nuestro tiempo es que se presentan con el estilo de la ciencia y son pesimistas. No hay en ellas magia; con la técnica basta. Huxley y Orwell, creen que el avance del cálculo y su aplicación práctica hace imparable la transformación de la sociedad en puras cifras y números. La técnica ha evolucionado hasta el punto de transformarse en un lenguaje mundial; ello hace que la participación de los individuos en la sociedad vaya convirtiéndose cada vez más en una participación estadística. (Ernst Jünger).

En la actualidad la hybris del progreso exalta la avidez, el lucro, el poder y el despilfarro de la materia y la vida. Como expresa Rafael Argüllol: aprender sería aprender a desarticular la civilización de la hybris. Educar al hombre en un nuevo contrato existencial, con sus derechos y sus deberes, en que la vida, lejos de ser un objeto de saqueo, fuese un objeto de armonía. Claro que eso implicaría hacer una verdadera revolución espiritual, algo más delicado que cualquier revolución de otro tipo.

Porque tiene que ver con la formación o deformación de la individualidad para siempre. Un nuevo concepto de educación desbordaría, con mucho, el marco de las escuelas y universidades para afectar directamente, a la mente del hombre. Se trata de despertar la inquietud, la imaginación, la sensibilidad, y elevar el espíritu del educando a las esferas del arte, el conocimiento, la sabiduría y la cultura.

<<Hay que tener en cuenta que al hombre hay que dejarlo que crezca                        primero dentro de sí>>.                         

                                         (Jünger).  

                     Madrid-España a 27/04/2022

domingo, 17 de abril de 2022

UMBRALES SOBRE LA LIBERTAD

 

 

   La libertad es la impronta que el hombre libre da a la historia y al  destino.                    

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.


Oswald Spengler reflexiona en Decadencia de Occidente, que todavía no ha penetrado en nuestras formulas intelectuales la convicción de que, además de la necesidad que une la causa con el efecto –que él llama lógica del espacio-, hay en la vida otra necesidad: la necesidad orgánica del sinológica del tiempo-. Es un hecho de profunda certidumbre interior, que llena el pensamiento mitológico, religioso, artístico, político, cultural, un hecho que constituye el ser y núcleo de toda historia. Un pensamiento que se opone a la naturaleza pero que es accesible a las formas del conocimiento analizadas en la Crítica de la razón pura, por Immanuel Kant.  Por tanto, la historia universal es nuestra imagen del mundo, no la imagen de la <<humanidad>>.

En la civilización de Occidente, la historia universal se convierte en la forma enérgica de la conciencia vigilante: la que capta la alteridad, que analiza y crítica el mundo y la existencia en general bajo el principio de la libertad. Es la imagen que tenemos de los procesos históricos y del entorno y el universo, lo que constituye la historia universal.

El mecanismo del reloj penetra profundamente en los ámbitos humanos. Así que, la merma de la libertad causada por el automatismo lleva a esa inmigración que nos llega de los territorios fronterizos zoológicos y demoniacos, una inmigración que, aunque anunciada por videntes solitarios, ha suscitado espanto. Las cosas que se han vuelto terribles en la técnica proceden de otras regiones, de unas regiones con las que la máquina no tiene otra relación que las de ser sus síntomas. Son regiones que actúan no sólo en la técnica, sino en el Universo. El demonio no ocupa un lugar visible. (Jünger).

Allí donde no rige la libertad como principio rector –pensó Eugenio Trías- de cada uno y del conjunto de los sujetos en interacción, allí la humanidad de lo humano no se produce: se produce, en cambio, lo inhumano, la condición de vida inhumana. Principio ético que ha de regularse desde la opción de la intersubjetividad, de la relación entre los seres humanos. Aquel que rige y regula la actividad de lo humano, preservándola dentro del orden de interacciones del sujeto dentro de un territorio comunitario. Ese principio es, el principio de la justicia.  

Son valores éticos que posibilitan la realización de la humanidad de lo humano, para que el hombre acceda a lo justo, lo bueno y lo bello. Esto posibilita ir más allá de su vida puramente física, determinada por las circunstancias (hambre, frío, calor, etc.), para empelarlo a la existencia y convivencia en su verdadera patria, que es la frontera.

Así pues, esa comunidad es verdaderamente patria del hombre, es decir, comunidad propiamente moderna, comunidad crítica, en crisis, en la cual se vive y se convive en y desde la libertad y la justicia. Que la sociedad rompa el cerco, los diques de dominio y control que quieren imponer a la gran mayoría de la población. Rompa el cerco que legitima el poder y la coacción, en nombre de alguna naturaleza del otro Mundo (Dios o Patria Eterna). (Trías).

La libertad, la fraternidad y la justicia que regula la convivencia y la interacción entre las personas, posibilita la humanidad del ser humano, lo ético propiamente dicho. En una comunidad así se realiza lo moderno y lo crítico: lo ético en su dimensión pública, civil, ciudadana, la verdadera ciudad de los hombres. (Trías).

También la libertad posibilita las herramientas para criticar el mundo y las esferas públicas de los ciudadanos, el obrar, el lugar donde interactúa el tejido de la comunidad, el ámbito social y político. Es allí donde la libertad adquiere un sentido que dignifica a la comunidad. O, lo que es lo mismo, lo ético eleva al hombre sobre el cerco de las necesidades, del tópico y del lugar común. En el umbral de la libertad adquiere razón de ser la dimensión metafísica del hombre. Que el sentido de la existencia no es inmanente a los procesos históricos, sino trascendente a ellos.

En el mundo actual con la antorcha de la palabra en la mano y la libertad, podemos hacer frente al mundo del Titán y al colectivo del tetanismo (del técnico y el colectivo técnico). Esas poderosas ficciones del tiempo mecánico y automático, que están tocando las partes blandas del ser, y se presentan a los seres humanos con rostro del demonio. Pero también, confrontar los centros de poder esparcidos en las redes globales. Aquí- ahora -confrontar el Zeitgeist, el Espíritu del Tiempo-, es hacerles frente a los instrumentos técnicos, no sólo como ídolos, sino también a sus espejismos.

La tendencia es convertir a los seres humanos en objetos o números; pero la sociedad puede hacer un punto de inflexión y ponerlos al servicio del hombre. Para que acontezca hay que orientar al individuo hacia los padres, hacia los órdenes que nos fueron propios, hacia los órdenes que están más cerca del origen que nosotros. (Jünger). Se trata de romper las redes de acero de las máquinas, del automatismo y la velocidad, para desgarrar el velo del poder. Esto capacita al ser humano para buscar la libertad en las fuerzas primordiales, y así le ayuden a hacerle frente a los puros poderes temporales: políticos, económicos, militares, sociales, religiosos o culturales.

Así, pues, el misterio de la vida y de la muerte tiene siempre abierto el acceso a las catatumbas, las criptas, donde mora el lenguaje y la libertad. Estos poderes jamás podrán ser diluidos en las redes del movimiento o, en las relaciones de un Sistema. Esta cuestión no puede limitarse a la conquista de puros reinos interiores ni limitarse sólo a objetivos reales. Ocurre más bien, que quien ha captado la situación mejor que todos los gobiernos y que todos los teorizantes es el hombre sencillo, el hombre de la calle, la persona con que nos encontramos todos los días y en todos los sitios.

Se debe a que continúan estando vivos en él, vestigios de un saber que llega más hondo que los lugares comunes de la actualidad. En este orden, el hombre, el común de los mortales, <<Tu>> o <<Yo>>, continúa teniendo órganos en los que está viva una sabiduría y una experiencia que trasciende los poderes temporales de los gobiernos, del Estado o las corporaciones.

Además, cuando el hombre de la calle intenta averiguar dónde hay una salida, un camino para huir, se comporta de una manera que tiene en cuenta la magnitud e inminencia de la amenaza. Cuando desconfía de los medios de comunicación de masas, la verborrea de los políticos, del capital financiero internacional, de la crisis, se atiene a objetos reales y al mundo que pertenece. Sabe distinguir entre lo que es al parecer, de lo que es. Sabe diferenciar el oro del latón que está a la orilla del camino; y mirar cara a cara a la catástrofe y enfrentase al modo en que uno puede verse envuelto en ella, es algo útil en todo caso.

Sabe que deliberar sobre el horror, el sufrimiento, el dolor, la injusticia o la desesperanza, que infligen los Sistemas, es bueno para el espíritu, más si se hace al borde del abismo. Pero sabemos que no somos profundos, sin embargo, nos atemorizamos ante el abismo que hay en el corazón humano. Si no somos capaces de responder a nuestra exigencia vital; que infeliz puede llegar a ser el hombre.

Se trata de un abismo. Aquellos que lo han contemplado retornan locos a sus hogares o se suicidan. Friedrich Nietzsche, Vincent Van Gogh, Friedrich Hölderlin, pagaron un precio elevado por haber estado ahí. Quien visita esos lugares ya no vuelve a ser el mismo.

En tiempos nublados la persona individual, libre e independiente, toma consciencia de la responsabilidad que le es otorgada. De su vida privada o pública, para que adquiera poder y figura, una idea nueva de la libertad y la justicia. Su posibilidad: un deber ético de la sociedad. Entonces tendríamos que sacar al mundo de sus goznes y hacer un giro copernicano, para que las energías desplegadas en las redes globales se pongan al servicio del hombre. Y no de una selecta minoría que maneja los hilos de los centros de mando. Si esto acontece, no sólo se realiza una revolución telúrica, sino también de dimensiones cósmicas.

                                            Madrid-España a 17/04/2022

 

 

 

 

 

domingo, 10 de abril de 2022

EL PROBLEMA DE LA CIENCIA Y LA TECNICA EN LA ACTUALIDAD

 

        

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

Hannah Arendt en el texto La condición humana, piensa que los primeros efectos de los triunfos singulares de la ciencia se han dejado sentir en una crisis dentro de las propias ciencias naturales. La dificultad reside en el hecho que las <<verdades>> del moderno mundo científico, si bien pueden demostrarse en las fórmulas matemáticas y comprobarse tecnológicamente, ya no se presentan a la normal expresión del discurso y del pensamiento. En la investigación de las ciencias naturales y de las matemáticas, el discurso y el pensamiento no están a la altura de un lenguaje cada vez más abstracto.

El desarrollo científico-técnico trajo una crisis en la naturaleza lingüística del hombre, el pensamiento y las esferas de la cultura. Parece que fuéramos incapaces de entender, esto es, de pensar y hablar las cosas que, no obstante, hace la ciencia y la técnica. En este caso, sería como si nuestro cerebro, que constituye la condición física, material, de nuestros pensamientos, no pudiera seguir lo que realizamos, y en adelante necesitáramos máquinas artificiales para elaborar nuestro pensamiento y habla. (Arendt). Así, el sentido trágico de la vida del hombre se expresaría en que, se convirtiera en esclavo de las máquinas y del conocimiento. El problema surge porque las ciencias han adquirido un gran significado político.

Donde quiera que esté en peligro lo propio del discurso, la cuestión se politiza, ya que es precisamente el discurso lo que hace del hombre un ser único. Si siguiéramos el consejo, con el que nos apremian tan a menudo, de ajustar nuestras actitudes culturales al presente estado del desarrollo científico, adoptaríamos con toda seriedad una forma de vida en la que el discurso dejaría de tener significado, ya que las ciencias de hoy día han obligado a adoptar un <<lenguaje>> de símbolos matemáticos que, si bien en un principio eran sólo abreviaturas de las expresiones habladas, ahora contienen otras expresiones que resulta imposible traducir a discurso. (Arendt).

Si llegáramos a ajustar nuestras actitudes culturales al estado del desarrollo científico, de ipso facto, el discurso no respondería a las apetencias humanas. A los requerimientos más profundos de la naturaleza y la condición humana. La razón por la que puede ser prudente desconfiar del juicio político de los científicos, consiste, en que se mueven en un mundo donde el discurso ha perdido su poder. Puede que haya verdades más allá del discurso, y tal vez sean de gran importancia para el hombre en singular, es decir, para el hombre en cuanto no sea un ser político, pero los hombres en plural, o sea, los que viven, se mueven y actúan en este mundo, sólo experimentan el significado debido a que se hablan y se sienten unos a otros a sí mismos. (Arendt).

Uno de los aspectos del desarrollo científico es que ha aparcado la zona de la sentimentalidad y el discurso natural. El logos natural multifocal, ambiguo, contradictorio, infinito e insondable, se está reemplazando por las matemáticas, la estadística, los lenguajes digitales y las imágenes. Con la técnica y la ciencia basta dicen los científicos, porque han llegado hasta las células del cerebro humano. Esto trajo que los elementos de la condición humana entraran en crisis: la propia vida, la natalidad, la mortalidad, la mundanidad, la pluralidad y la Tierra.

Pero lo más significante en la actualidad se presenta a los hombres, con la revolución en los medios de comunicación. La lengua natural se ha ubicado en su parte material y los hombres hablan un lenguaje completamente diferente. El lenguaje de las imágenes, de los medios de comunicación de masas, de las Plataformas Digitales, de Twitter, de Facebook, etc. Que están desgarrando naturaleza lingüística del hombre y los contenidos espirituales del lenguaje. Porque ya no comunican la naturaleza que les corresponde.

Walter Benjamín a principios del siglo XX, en Experiencia y Pobreza expresó que, una pobreza del todo nueva ha caído sobre el hombre al tiempo que ese enorme desarrollo de la técnica. Pero desde luego está clarísimo: la pobreza de nuestra experiencia no es sino una parte de la gran pobreza que ha cobrado rostro de nuevo –y tan exacto y perfilado como el de los mendigos en la Edad Media. Y se pregunta, ¿para qué valen los bienes de la educación sin no nos une a ellos la experiencia?

Con el primado de la técnica Benjamín percibe, entre otros, la crisis de la experiencia que mana de boca a oído. Una nueva cultura que no sólo da cuenta del hombre de carne y hueso, sino también del lenguaje. La pobreza de la experiencia: no hay que entenderla como si los hombres añorasen una experiencia nueva. No; añoran liberarse de las experiencias, añoran un mundo en torno en el que puedan hacer que su pobreza, la externa y por ultimo también la interna, cobre vigencia tan clara, tan limpiamente que salga de ella algo decoroso. No siempre son ignorantes o inexpertos. Con frecuencia es posible decir todo lo contrario: lo han <<devorado>> todo, <<la cultura>> y <<el hombre>>, y están sobresaturados y cansados. (Benjamín). Por eso, en el mundo de la ciencia y de la técnica, la pobreza de la experiencia se hermana con la más elevada y la más pura actividad de la que es capaz el hombre, la de pensar y con la del lenguaje en general.

Así que, más próximo y quizás igualmente decisivo es otro hecho no menos amenazador: el advenimiento de la automatización y del maquinismo. Que probablemente en pocas décadas vaciará las fábricas y liberará a la humanidad de su antigua y natural carga, la del trabajo y la servidumbre de la necesidad. En este caso, parece como si el progreso científico y el desarrollo técnico sólo hubieran sacado partido para lograr algo que fue un sueño en otros tiempos, incapaces de hacerlo realidad. (Arendt). Esto sólo fue un sofisma de distracción de los que ejercen el poder y del beneficio de la ciencia y de la técnica a la humanidad.

Según Heidegger, entender su procedimiento es comprender el significado de la esencia de la técnica. En este caso, trasciende el movimiento de las manipulaciones técnicas como actividad. Uno de los problemas que plantean los procesos técnicos consiste en las manipulaciones que están llegado hasta los átomos del cerebro, los sentimientos, el espíritu, el alma y la conducta. En consecuencia, los instrumentos se utilizan en la vigilancia masiva, y para explorar un planeta como marte.

El control y el dominio por parte de los Gobiernos, es, tan audaz y sutil, que utilizan una multiplicidad de distractores, la publicidad, el consumo masivo, la cultura de masas, las estadísticas, el miedo y los sentimientos, para ejercer el poder. Así que, se consume un producto de la canasta familiar como se compran y se consumen datos, que manejan las Plataformas de la Información (Internet, WhatsApp, Twitter, Redes Sociales, etc.).

Además, estamos vigilados, atravesados y trascendidos por las imágenes, los lenguajes digitales y las redes globales. Esto es completamente diferente a entender la esencia de la técnica desde el umbral cognitivo; que no es otra cosa, que comprender en que se basa toda fabricación y toda producción. O, en otras palabras, entender o comprender el procedimiento de lo que se hace: un coche, una silla, una mesa, etc.

La humanidad ahora camina por un desfiladero estrecho y funesto, que la conduce a precipitarse al “brillo” de los instrumentos técnicos. En la esfera de la biología y la reproducción técnica de la vida, por ejemplo, la de que el hombre se produzca a sí mismo técnicamente. Si sucede a gran escala el hombre saltaría por los aires cual costra seca; en la medida que desaparece su esencia como subjetividad. (Heidegger).

Esto supone que el hombre espiritual y la zona de la subjetividad, el que se interroga y se inculpa a sí mismo, es un hombre situado a nuestras espaldas y los valores de ese hombre, han quedado rebatidos por la técnica. No faltan esfuerzos tendentes a ganar un mundo en que tengan vigencia valoraciones nuevas y más poderosas. (Jünger). Lo asombroso consistiría en que el hombre llegue a convertirse en mendigo de la técnica. En este orden, el ser humano no tiene criterios para interrogar y enjuiciar los instrumentos técnicos.

Ahora bien, si el hombre se produce a sí mismo técnicamente, el dolor, el sufrimiento y la crueldad, le ganarían la partida a la vida. A la zona de la sentimentalidad y, a los valores que hemos heredados en la historia de la cultura occidental –la libertad, el amor, la solidaridad, la fraternidad, la dignidad humana. Valores que contienen la esencia del ser humano. De este modo, la crueldad de la razón y la animalidad política del siglo XX, demostraron que los valores de la cultura occidental se degradaron. Y, se convirtió en una tragedia fundamental. Europa quedó seriamente dañada en sus centros vitales –al decir de Steiner.

Así pues, lo importante en la actualidad es repensar lo pensado y de esa manera, el pensar futuro posibilite un mundo más humano y vivible. Que el pensar se levante del polvo y se eleve a las esferas donde moran las Musas y los Dioses y, descienda cargado de sentido para la vida humana y el mundo. Esto posibilitará que el humanismo se esparza como el viento en campos en flor.

El pensar futuro ha de pensar el logos y la esencia de la razón que funda. Y mostrar que lo lógico y lo verdadero, lo establecido por el Gran Poder, no es tan lógico ni verdadero, si reflexionamos sobre las razones en que se basan. De ahí que lo irracional y bárbaro del Estado, la religión, la política, la economía, la educación y la cultura, develen la sin-razón de la que se originan. Porque el pensar crítico del futuro debe desnudar las cloacas del poder y del saber.

En el mundo actual <<sólo un dios puede salvarnos>>, al decir de Heidegger.

                                           Madrid-España a 10/04/2022