Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.
Algunas personas agradecemos a Nuccio Ordine en estos tiempos oscuros y
en crisis por el texto La utilidad de lo inútil.
En el que reflexiona sobre la actualidad y las ideas de filósofos y escritores
y, la importancia en los colegios y las universidades por el afán de saber e
indagar; sin tener como prioridad el lucro. En el Apéndice encontramos un homenaje al pedagogo estadounidense Abraham Flexner por el reconocimiento de
las ciencias, del arte y las humanidades, en una conferencia que tituló La Utilidad de los Conocimientos Inútiles
de octubre de 1939, y se pregunta:
En este orden de ideas, ¿no es
curioso que en un mundo saturado de odios irracionales que amenazan a la
civilización misma algunos hombres y mujeres –viejos y jóvenes- se alejen por
completo o parcialmente de la tormentosa vida cotidiana para entregarse al
cultivo de la belleza, a la extensión del conocimiento, la cura de las
enfermedades, al alivio de los que sufren, como si los fanáticos no se
dedicaran al mismo tiempo a difundir dolor, fealdad y sufrimiento?
El mundo ha sido siempre un
lugar triste y confuso; sin embargo, poetas, artistas y científicos han
ignorado los factores que habrían supuesto su parálisis de haberlos tenido en
cuenta. Desde un punto de vista práctico, la vida intelectual y espiritual es,
en la superficie, una forma inútil de actividad que los hombres se permiten
porque con ella obtienen mayor satisfacción de la que pueden conseguir de otro
modo.
Mi pretensión es ocuparme hasta
qué punto la búsqueda de estas satisfacciones inútiles se revela inesperadamente
como la fuente de la que deriva una utilidad insospechada. Un gran número de
jóvenes se dedica a los estudios seguidos por sus padres y los dirige al
estudio, igualmente importante y no menos urgente, de los problemas sociales,
económicos y gubernamentales. No me quejo de esta tendencia.
El mundo en el que vivimos es
el único que nuestros sentidos pueden atestiguar. A menos que se construya un
mundo mejor, un mundo más justo, millones de personas continuaran yendo a la
tumba silenciosas, afligidas y llenas de amargura. Nuestras escuelas deberían
prestar mayor atención al mundo en el que sus alumnos y estudiantes están
destinados a vivir.
Podemos considerar esta
cuestión desde dos puntos de vista: el científico, el humanístico o,
espiritual. De una cosa podían estar seguros, teniendo presente los trabajos de
Heinrich Hertz y Clerk Maxwell, de que habían realizado su trabajo sin pensar
en la utilidad y de que a lo largo de la historia de la ciencia la mayoría de
descubrimientos realmente importantes que al final se han probado beneficiosos
para la humanidad se debían a hombres y mujeres que no se guiaron por el afán
de ser útiles sino meramente por el deseo de satisfacer su curiosidad.
La curiosidad que puede
conducir o no a algo útil es probablemente la característica más destacada del
pensamiento moderno. No se trata de algo nuevo se remonta a Galileo, Bacon y
sir Isaac Newton, y hay que darle total libertad. Las instituciones científicas
deberían entregarse al cultivo de la curiosidad. Cuanto menos se desvíen por
consideraciones de utilidad inmediata, tanto más probable será que contribuyan
al bienestar humano y a otra cosa asimismo importante: a la satisfacción del
interés intelectual, que se ha convertido en la pasión hegemónica de la vida
intelectual de los tiempos modernos. (Nuccio Ordine).
El interés del hombre por la
curiosidad intelectual, no sólo lo ha llevado a pensar al hombre en la
historia, sino también la esencia del tejido de la condición humana. Cómo el hombre
da cuenta del mundo y de la existencia en general. Atreverse a pensar significa
traer a la luz lo oscuro de la verdad del ser, del mundo y de la existencia. De
todo lo que existe en la realidad efectiva de la historia y el presente. Que el
pensar futuro se valga de la imaginación, la memoria y la rememoración para
que, desde el pasado del presente comprendamos la actualidad y el futuro.
Como observa Walter Benjamín: “leer
en la vida y las formas perdidas y aparentemente secundaria de aquella época,
la vida y las formas de hoy”. En este caso, en la historia del hombre han
cambiado las formas de leer e interpretar la naturaleza y la existencia humana,
no su sentido. El ser humano desde hace 20 o 30.000 años ha cambiado poco, con
respecto al hombre actual. Estudiar al homo
sapiens (desde la cognición, la experiencia y el lenguaje), posibilita
comprender al hombre en la actualidad. Posibilita develar sus miedos, las
angustias, las esperanzas, los sufrimientos, las razones y sin razones de la
existencia. Estas esferas del saber-conocimiento se concatenan con las ciencias
y las técnicas al uso.
Lo que llama la atención en las
utopías de nuestro tiempo es que se presentan con el estilo de la ciencia y son
pesimistas. No hay en ellas magia; con la técnica basta. Huxley y Orwell, creen
que el avance del cálculo y su aplicación práctica hace imparable la transformación
de la sociedad en puras cifras y números. La técnica ha evolucionado hasta el
punto de transformarse en un lenguaje mundial; ello hace que la participación de
los individuos en la sociedad vaya convirtiéndose cada vez más en una participación
estadística. (Ernst Jünger).
En la actualidad la hybris del progreso exalta la avidez, el
lucro, el poder y el despilfarro de la materia y la vida. Como expresa Rafael Argüllol:
aprender sería aprender a desarticular la civilización de la hybris. Educar al hombre en un nuevo
contrato existencial, con sus derechos y sus deberes, en que la vida, lejos de
ser un objeto de saqueo, fuese un objeto de armonía. Claro que eso implicaría
hacer una verdadera revolución espiritual, algo más delicado que cualquier
revolución de otro tipo.
Porque tiene que ver con la formación o deformación de la individualidad para siempre. Un nuevo concepto de educación desbordaría, con mucho, el marco de las escuelas y universidades para afectar directamente, a la mente del hombre. Se trata de despertar la inquietud, la imaginación, la sensibilidad, y elevar el espíritu del educando a las esferas del arte, el conocimiento, la sabiduría y la cultura.
<<Hay que tener en cuenta que al hombre hay que dejarlo que crezca primero dentro de sí>>.
(Jünger).
Madrid-España a 27/04/2022
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