domingo, 31 de marzo de 2019

EL RETORNO DE LO REPRIMIDO



                                                 

                                                              Wolfgang Streeck
                                            <<EL RETORNO DE LO REPRIMIDO>>.
                                               A mi amigo: Edgar Bonett Villareal.
                                             Con quien he compartido estas ideas.

                                                                                     II


Antonio Mercado Flórez.


Es una verdad que las cuestiones cardinales, como el desempleo, el hambre, la inmigración, la xenofobia, la educación, la ciencia, la técnica, la desigualdad social o económica, el deterioro del medio ambiente, el cambio climático, la manipulación de la información, la libertad o las consecuencias nefastas de las políticas neoliberales. Pasan a segundo plano y los que ejercen el poder priorizan lo pasajero e intrascendente, para ejercer un poder que niega las esperanzas morales, espirituales y materiales de las personas. 

De ahí que no nos detenemos a pensar en lo realmente importante que son para la sociedad. En aquello que está cambiando nuestras vidas y el futuro que nos espera. En lo que se esconde detrás de la cultura del espectáculo y lo efímero que presentan los medios de comunicación de masas. Como puntos de referencias de valores y comportamientos del ser humano.

Así que, el neoliberalismo político y económico, necesita una población pasiva, apática, a los problemas fundamentales de la sociedad; y que ésta se vuelque al ocio vacío y el consumismo y, la estridencia de los partidos tradicionales. Entonces los poderosos pueden ejercer el poder sin límites y nadie que los controle. De ahí que nos encontremos en una época de crisis permanente, durante las cuales el Zeitgeist, el Espíritu del Tiempo, se vuelve hacía lo pasajero y fugaz. Uno de los indicios de las crisis actuales es que, el neoliberalismo no está a la altura de los tiempos presentes para responder a los requerimientos humanos.

Tiene razón Streeck al decir que la distancia entre los <<populistas>> y los partidos tradicionales, se evidencia en las sociedades golpeadas por la crisis del capitalismo financiero. Así pues, los partidos tradicionales defienden los intereses económicos, sociales, burocráticos, políticos, de las élites y, los otros, critican sus políticas para ganar adeptos entre los votantes. Ora, la cuestión no es otra que la relación existente entre el capitalismo global y el sistema estatal. Por eso, nada polariza más a las sociedades actuales que el debate sobre las identidades, la nación, la lengua, la cultura, ante las políticas globales, es decir, la necesidad y legitimidad de la política nacional.

 La religión quieren convertirla en guerra y arma política, en campaña de aniquilación moral, discriminación, xenofobia, exclusión o muerte, que inciden en los estratos más profundos y sensibles de la identidad social e individual. Asimismo, los espacios donde se toman decisiones morales, políticas o económicas, sobre el respeto y el desprecio, la inclusión o exclusión, de las minorías nacionales; han de estar de acuerdo con la normativa del Estado democrático Social de Derecha; para así poder responder a la extrema derecha y los partidos nacional-populistas de centro derecha. Ya que no están a la altura de los requerimientos políticos ni culturales de la sociedad. Porque no tienen Programas que respondan a las exigencias de la época actual. Sino con políticas de exclusión y demagogia sobre la sociedad y los sectores más  vulnerables.

De este modo, el surgimiento de los nuevos partidos se puede explicar como una Gran Regresión de la gente humilde, los excluidos, los pobres, que se percibe como falta de educación y respeto a los más formados. Y también una ruptura del estatu quo y lo establecido como políticamente correcto. Y como consecuencia puede estar acompañado con políticas contra la integración, los derechos políticos, sociales, económicos, de las minorías y la inmigración. Es un peligro para la convivencia que las decisiones importantes sobre el destino estos colectivos se deriven a la burocracia, a expertos y autoridades no políticas.

Por la crisis generada por el neoliberalismo global, somos parte de un período de incertidumbres, inestabilidades, desconciertos, en todos los ámbitos de la sociedad. Dijo el pensador italiano Antonio Gramsci: un periodo de duración incierta en el que el viejo orden agoniza, pero uno nuevo no puede nacer todavía. Por eso el ancien régimen presenta fenómenos patológicos de la más diversa índole.

Ernst Jünger dice al respecto: <Las grandes inflexiones de la historia van precedidas de tiempos de transición; las dinastías, de interregnos. Los nuevos valores no están aún vigentes, los viejos ya no lo están>. Vivimos tiempos donde las cadenas causales se rompen, y en cualquier momento, en su defecto, pueden ocurrir acontecimientos inesperados y grotescamente anormales.

Así pues, los Modelos de Desarrollos estables se tambalean y discurren paralelos otros, acompañados de acontecimientos sorprendentes que suplantan a las estructuras predecibles. Y a los hechos históricos se agrega que, somos parte de un tiempo de hechos significativos y actores insignificantes. Esto es válido para la política, la economía o la cultura. Es algo que se pone de manifiesto sobre todo en los Grandes hombres que aparecen en su escenario y no están a la altura de los tiempos que vivimos.

Streeck expresa que las clases políticas neoliberales se ven obligadas a escuchar con mayor atención a sus poblaciones nacionales. Después de decenios de desprecio de las democracias nacionales en provecho de las Instituciones Internacionales, se ven en la necesidad de canalizar el descontento para no perder sus privilegios. Ahora, los partidos que han confiado en la responsabilidad tendrán que reaprender lo que significa la <capacidad de respuesta>, o bien tendrán que ceder su lugar a otros partidos. Se trata que el Retorno de lo Reprimido tenga el lugar que le corresponde en las sociedades nacionales. O, en otros términos, que el Estado cumpla la función social que le corresponde.

De ahí que Theresa May en su discurso del 11 de julio de 2016 donde anuncia su candidatura, pidió cambios en la política socio-económica inglesa: guerra contra la desigualdad, imposición más justa a las rentas más elevadas, así como mejor sistema educativo, incorporación de los trabajadores a la administración de las empresas, protección de los empleos británicos contra la deslocalización, y, con límites impuestos a la inmigración. Después del Brexit explicó el resultado del referéndum en estos términos: <<El deseo de un país más fuerte y más justo>>. Que lo haya cumplido o no es otro cantar. Lo importante es que los partidos tradicionales europeos se han dado cuenta que no se pueden quedar apeados del tren de los nuevos tiempos y cambios.

Asimismo, la crisis del capitalismo financiero, en su defecto, no es más gobernable nacionalmente desde abajo que internacionalmente desde arriba. Por eso Streeck cree que las reformas estructurales neoliberales consideradas por los <<expertos>> como complemento indispensable se han visto frustradas, en los países donde realmente podrían ser de alguna utilidad, por la resistencia popular a la <<globalización>> en su modo de vida.

Al mismo tiempo, la desigualdad económica va en aumento, en parte porque los sindicatos y los Estados han perdido su poder o lo han cedido a los mercados mundiales. En consecuencia, la destrucción de las instituciones nacionales capaces de apostar por la redistribución económica y la consiguiente dependencia de la política monetaria y de los bancos centrales como política económica de último recurso han hecho ingobernable el capitalismo, ya sea por métodos <<populistas>> o tecnocráticos.

Ahora, ¿Qué se espera de la crisis del neoliberalismo económico? ¿Qué propuestas tiene Trump, May y otros gobernantes para salir de ella? Por el momento ninguna, sino desviar la atención a los grupos más vulnerables de la población, y lanzar campañas de desprestigio contra las minorías étnicas y de otro tipo. Por eso, los Derechos Humanos, el Derecho Internacional, la Cooperación Internacional, el respeto a las libertades individuales, seden su lugar a la fuerza, la exclusión y el sometimiento. En la época actual la mentira nunca ha estado a la orden del día como ahora y la inteligencia y cierta valentía moral, es lo que falta para cambiar la vida y las sociedades actuales.

Por eso Jünger dice: <<Lo que hay son centros de gravedad y hombres poderoso en los que se concentra y gasta la energía. La primacía la tiene un elevado nivel de conocimiento, anónimo y desconsiderado, que vencerá las resistencias políticas y sociales allí donde tropiece con ellas>>.

Asimismo expresa: <<Llega el momento en que los problemas como tales proporcionan únicamente molestias. Por ahora, más bien que ser planteados, son liquidados con rapidez, en estado embrionario, por así decirlo: es una consecuencia de la aceleración. Están multiplicándose los sectores en que los problemas son resueltos por las maquinas>>.

Por tanto, los nacionalistas, los populistas, los nuevos proteccionistas no pondrán fin a la crisis del capitalismo global; pero volverán a poner en juego la praxis política y recordarán a los estratos medios y bajos de la población que son los perdedores de la globalización. La izquierda o lo que queda de ella no tiene idea cómo podría realizarse la transición desde el capitalismo ingobernable del presente-actual neoliberal, a un futuro mejor, ordenado y con menos riesgo y menos peligro. Por eso, deben tener en cuenta de no repetir los fracasos del neoliberalismo y de la política identitaria y sustitutiva. Para crear unas sociedades más libres y más igualitarias para todos y para todas.

Ahora bien, ¿Qué enseñanzas se pueden sacar de lo que ha pasado en las últimas décadas a nivel mundial, en términos económicos, sociales, morales o culturales? Que los pobres y marginados de la sociedad del conocimiento no pueden ser abandonados y desprotegidos a un destino incierto por razones morales, espirituales y estéticas. Que los Estados-nación deben forjar políticas a favor de sus ciudadanos y no contra ellos; y alcanzar sociedades más justas, más libres y oportunidades para los más necesitados. 

Sociedades que aludan a una esperanza que atañe a todos los seres humanos y que esa esperanza pueda cumplirse en un destino común. Como dice Jünger: “Desde los tiempos más remotos viene repitiéndose una y otra vez el mismo espectáculo: el hombre se quita la máscara y a ese acto sigue la jovialidad, la cual es el reflejo luminoso de la libertad”.

martes, 26 de marzo de 2019

El retorno de lo reprimido


                                                    


                                                                   Wolfgang Streeck
                                                <<EL RETORNO DE LO REPRIMIDO>>

                                  

                                                 A mi amigo: Edgar Bonett Villareal.
                                          Con quién he compartido esta reflexión.            

                                                                    
                                                                            I


Antonio Mercado Flórez.


Como lo había dicho en un Ensayo anterior sobre Wolfgang Streeck, en la revista New Left Review 104, Streeck es un sociólogo alemán y Presidente Honorario del Instituto Max Planck, escribe un Ensayo que titula: <<El retorno de lo reprimido>>. Donde hace  un análisis sobre el neoliberalismo y su llegada con la globalización. Y dice así comenzó la Gran Recesión. En la década de 1970 el capital empieza a salir del ámbito nacional y había llegado el momento de despedirse de los mercados laborales ajustados. De otra forma, del estancamiento de la productividad, la caída de los beneficios y las exigencias ambiciosas de los sindicatos bajo un capitalismo maduro administrado por el Estado.

Empero, el camino hacia el futuro, hacia una nueva expansión como anhela el capital, conducía hacia el exterior, al mundo desregulado de una economía global sin fronteras en la que los mercados ya no estarían encerrados en los Estados-nación. Este punto de inflexión de la economía global tiene sus agentes más representativos en Margaret Thatcher, Tony Blair y Ángela Merkel. Se trataba, en primera instancia, eliminar los obstáculos a la circulación libre de capitales. Las prácticas paganas como el control de los movimientos del capital, las ayudas estatales y las políticas sociales debían ser localizadas y erradicadas. Nadie podía escapar de la <<competencia global>>.

Los acuerdos de libre comercio deberían abrir mercados y protegerlos de la injerencia estatal, la gobernanza mundial debía reemplazar a los gobiernos nacionales, la protección contra la mercantilización debía ser sustituida por la mercantilización facilitadora, y en los países de Estado de Bienestar debía dar paso al Estado de competencia de una nueva era de racionalización capitalista. Asimismo, todo lo que tuviera que ver con la función social del Estado-(en educación, salud, obras de infraestructuras, asistencia social)- debía ser desmantelado para darle prioridad al libre mercado. A finales de 1980, el neoliberalismo se había convertido en la iglesia del pensamiento único tanto del centro-izquierda o del centro-derecha.

Entonces, ¿qué primaba en las políticas económicas de los Estados? La <<reformas>> necesarias que facilitaran la competitividad nacional: mercados laborales más flexibles, <<incentivos>>-(positivos para los ricos y negativos para los pobres), privatización y mercantilización como armas en la competencia. También una búsqueda de soluciones tecnocrática para resolver los problemas socio-políticos y económicos de la sociedad. Y como consecuencia, una enorme desmovilización de los mecanismos de redistribución y de participación democrática.
Como proceso de regresión institucional y política, y también inaugura una época donde la globalización neoliberal está lejos de proporcionar la prosperidad a todos y a todas. En efecto, en lugar de goteo hacia abajo, se produjo el tipo más vulgar de sucesión hacia arriba; la creciente desigualdad de ingresos entre los individuos, las familias, las regiones y, en la Eurozona, las naciones. Como la prometida economía de servicios y la sociedad del conocimiento resultaron ser menores que la sociedad industrial que estaba desapareciendo rápidamente. De ahí que una expansión constante del número de personas que ya no eran necesarias para las políticas neoliberales. Ellos se convertían en los excluidos y los pobres del Sistema, porque no eran seres productivos.

El capitalismo global era incapaz de comprender la transformación del Estado fiscal en un Estado endeudado y en un Estado consolidador, así como las crisis financieras y subsecuentes programas de rescate como resultado de los cuales se encontraban cada vez peor. Así pues, la <<gobernanza global>> no ayudó, ni tampoco el Estado democrático-nacional que se había desacoplado de la economía capitalista en aras de la globalización. Para asegurarse que esto no se convirtiera en una amenaza para el nuevo mundo del capitalismo neoliberal, se requería métodos sofisticados que aseguraran el consentimiento popular y desorganizaran a los potenciales resistentes. Se trataba en términos políticos de neutralizar, también de destruir toda organización social con reivindicaciones populares. Debería primar la despolitización de los conflictos sociales y darles prioridad a la burocracia y la estadística. Aquí el ser humano se convertía en número u objeto, y sus necesidades morales, espirituales o materiales, pasan a segundo plano.

Según Streeck en política siempre han existido las mentiras y, con la revolución neoliberal y la transición a la <<posdemocracia>> asociada con ella, nació una nueva clase de engaño político, la mentira experta. Los expertos financieros coincidían en que bastaban las precauciones tomadas por los inversionistas racionales en su propio interés y por su propia cuenta para estabilizar unos mercados financieros cada vez más <<libres>> y cada vez más globales. Y, las agencias gubernamentales no tenían necesidad de tomar medidas para prevenir el crecimiento de las burbujas, en parte porque ahora habían aprendido a eliminar sin dolor las consecuencias si estas estallaban.

Desde la perspectiva neoliberal, la era posfáctica no comenzó hasta el 2016, el año del referéndum Brexit y el derribo del clintonismo por Donald Trump. Sólo con el colapso de la posdemocracia y el fin de la paciencia de las masas frente a las <<narrativas>> de una globalización que en Estados Unidos sólo había beneficiado en los últimos años al 1 por 100 más rico de la población, los custodios del <<discurso>> dominante pidieron una verificación obligatoria de los hechos. Sólo entonces reconocen los déficits experimentados por los atrapados en la pinza de la economía de atención global, por un lado, y la reducción de costes en el sector de la educación y la formación, por otro.

Una característica del espíritu de los tiempos contemporáneos, es la brecha cultural: en educación, técnicas, ciencias, valores y programas que respondieran a los requerimientos sociales, políticos, económicos y culturales: la investigación-conocimiento-desarrollo-innovación. Una brecha que se abrió en los países con democracia capitalista sin previo aviso. Como consecuencia de la globalización económica y cultural y el aumento de los <<perdedores con las mismas>>.

Así, teniendo presente la Pirámide Social la base se ha engrandecido subsumiendo a la clase media y la baja en una deriva de pauperización y pobreza absoluta; y por otro, la <<selecta minoría>> económica global ve incrementado sus ingresos a cifras exorbitantes. O, en otros términos, los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres. Así pues, el proceso alcanzó un punto culminante en los años posteriores a la crisis financiera de 2008, cuando la cantidad de los descontentos se transformó en la cantidad de la protesta abierta.

Streeck piensa que la fase culminante de la globalización promovió el establecimiento de una industria de la conciencia cosmopolita, que veía oportunidades de crecimiento si se alimentaba expansionista los mercados capitalistas con los valores libertarios de la revolución de 1960 y 1970 y su utópica promesa de emancipación humana. En aquel proceso, la pensé unique tecnocrático del ideario neoliberal se fundía con una moral de una comunidad discursiva internacionalista.

Desde un punto de vista moral, la lucha cultural de un capitalismo en expansión global va de la mano con la degradación moral, ética, material y espiritual, de quienes sienten sus intereses perjudicados. En el caso que nos ocupa, las políticas neoliberales no respondieron a las apetencias espirituales, morales o materiales, de la gran mayoría de la población mundial. Sino a los intereses de una <<selecta minoría>> económica, política e intelectual-(del saber-conocimiento).

Ahora, desde un punto de vista político, la participación de los votantes en las democracias liberales occidentales, ha comenzado a recuperarse, especialmente en las clases bajas. Sin embargo, el redescubrimiento de la democracia como un correctivo político beneficia exclusivamente a los nuevos partidos y movimientos, cuya aparición desconcierta a los sistemas políticos nacionales. Son movimientos políticos nacionalistas, de extrema derecha (xenófobos, racistas, supremacistas), de izquierda o centro-derecha y centro-izquierda, que son el reflejo del descontento social con las políticas neoliberales globales.

Como también una protesta a los partidos tradicionales afincados en la Estructura del Sistema, asociados entre sí y con la maquinaria estatal, y la inercia de la burocracia en las decisiones políticas, que consideran a estos nuevos partidos una amenaza letal para la <<democracia>> y los combaten-(por ejemplo, Podemos en España). Ahora, los movimientos políticos que cuestionan el Sistema son considerados populistas, ya que engloban tendencias de izquierda o de derecha, y porque rechazan las políticas de globalización neoliberal. El <<populismo>> entonces se constituye en una fuerza política para combatir a una minoría elitista que pasa por encima de la <<gente corriente>>. O, mejor dicho, sin importarles el destino que les espera ni como personas, ni colectivos.  

Así que, también son previsibles conflictos internos en lo que se refiere a los símbolos culturales. Preguntamos, ¿La apreciación <<populista>> de los nacionalistas requiere una devaluación de los inmigrantes en el sentido más amplio? ¿Y puede la izquierda tener éxito en el pago de un tributo cultural creíble a los que acaban de despertar de su apatía? Sabemos sectores cada vez más grandes de la población son capaces de percibir las pérdidas: la simplificación de la existencia, la numerifición, la objetización, la pobreza, la aniquilación del valor del ser humano y la simplificación del mundo. Y, en efecto, comprender el desarrollo de los acontecimientos, no es tan simple como lo presentan los medios de comunicación de masas.

sábado, 2 de marzo de 2019

El colapso del capitalismo global.


    





Antonio Mercado Flórez.


Wolfgang Streeck – Sociólogo alemán. Investigador sobre la relación capital y trabajo en las sociedades capitalistas. Desarrolla su carrera en Estados unidos, en las universidades de Columbia y Wisconsin-Madison. Actualmente es directos emérito del Max Planck Institute. Ahora, por la crisis económica de 2008 comprendió que la continuidad de las sociedades y las oportunidades de la gente en el campo laboral, dependían del sistema global financiero. Dice al respecto: “Para entender las dinámicas de la sociedad moderna y la vida de la gente tienes que comprender el desarrollo y el papel de las finanzas globales como la condición dominante”.

En este orden, “había que integrar la política del sector financiero en la teoría macro del desarrollo social”. Cómo el sector financiero global estructura, organiza y funciona con políticas que favorecen a un grupo <<minoritario>> de la sociedad: empresarial,  industrial,  exportador, bolsa y banca. Son políticas macro-económicas que golpean al sector de los trabajadores, bajos salarios, contratos temporales, recortes en salud, educación y privatización del Estado.

Ahora, con las políticas macro-económicas basadas en el capital global financiero, aparecen cuatro vectores: el aumento de la desigualdad, el desempleo, la caída del crecimiento, la inflación y la deuda, que ponen en jaque al sistema económico global. La realidad de las sociedades modernas, Streeck la ubica en una situación de crisis potencial: “Interrupciones emergentes, colapsos con una intensificación de conflictos entre países y clases sociales”. Como también el “declive del nivel y la esperanza de vida de una gran mayoría de la población”. 

Para Streeck configuran la posibilidad del “colapso del capitalismo global”. Se presentan como síntomas más profundos que el de la crisis de 2008; que podría repetirse pero a mayor escala. Esta crisis que se fragua puede ser a corto o largo plazo, con una tendencia de muchos bancos cayendo al mismo tiempo. Pero lo más aberrante del sistema financiero global se expresa en el desempleo, el hambre, la falta de vivienda y un gran número de personas en los márgenes.

Existen países con un alto desarrollo económico, técnico-científico, social, que ocupan el mismo nivel de desigualdad y oportunidades, que los países del Tercer Mundo. En éstos se está viviendo un proceso rápido de deterioro del tejido social, la clase media y las burocracias han perdido la esperanza. Dice Streeck: “La promesa de desarrollo parece haberse roto totalmente”. Según la OCDE hay un descenso en la participación política que se concatena con el aumento de la desigualdad, la congelación salarial y el desmantelamiento del Estado de Bienestar. Es de suponer que una sociedad insatisfecha salga a votar; pero sucede todo lo contrario las bases sociales se quedan en casa. Y, en los países de Europa, Estados Unidos y Brasil, el auge del nacionalismo populista tiene su base en los estratos sociales bajos y medios, que rechazan el Sistema y los partidos tradicionales.

En los Estados Unidos y Europa la <<selecta minoría>> de ricos, se convierten en filántropos, porque el Estado no cumple la función social que le corresponde. Pero esta tendencia tiene su contrapartida, que los ricos de los países occidentales, pagan menos impuestos que los que deberían pagar. Entonces, las dinámicas de la sociedad moderna dependen de las finanzas globales como condición dominante.  Así pues, "es algo humillante para las sociedades democráticas depender de la buena voluntad de unos pocos”. La ecuación es paradójica destruimos el Estado de Bienestar y penetramos la política, para ejercer el poder sin contemplaciones. En consecuencia las contradicciones sociales se privatizan y se ven como problemas personales.

Ernst Jünger dijo en el texto “La Tijera”: “Llega un momento en que los problemas como tales proporcionan únicamente molestias. Por ahora, más bien, que ser planteados, son liquidados con rapidez,  liquidados en estado embrionario, por así decirlo: es una consecuencia de la aceleración. Están multiplicándose los sectores en que los problemas son resueltos por las maquinas”. Así pues, las políticas neo-liberales, el capitalismo financiero global, “saben que los cambios sociales no mejoran la posición de la persona individual, la agravan incluso. La sociedad deja a la persona individual en la estacada”.

Además, a los problemas existentes se agrega el de la inteligencia artificial. El auge de la inteligencia artificial y los lenguajes digitales, dice Streeck son “maquinas que pueden programarse a sí misma e incluso crear otras. Esto ataca a la clase media, es decir, a la gente que ha trabajado duro en la escuela y en la universidad para tener un empleo. El estadounidense Randall Collins, predice que, para mediados de este siglo la inteligencia artificial habrá causado un nivel de desempleo de al menos un 50% entre la clase media en todas las sociedades”. Esto es bastante grave si no se toman los correctivos políticos y económicos, que posibiliten la estructura y funcionamiento de la nueva sociedad del artificio. Porque, “los aparatos no pueden sustituir la presencia del ser humano. Incluso en los errores esa presencia se acerca más a lo perfecto que todas las exactitudes”.

Sabemos que el capitalismo no va a caer por decreto o por un cambio en el modelo de desarrollo, la hipótesis de Streeck consiste en que, “atravesamos un largo periodo de transición, en el que no sabemos a dónde vamos. Un mundo de incertidumbre, desorden, desorientación, en el que todo tipo de cosas pueden pasar en cualquier momento. Nadie sabe cómo salir del problema, solo vemos que crece. No se trata solo de las desigualdades y las finanzas haciendo cortes por todas partes. Es que también afrontamos límites en términos de medio ambiente y políticas energéticas, así como el ataque de las periferias. Todo simultáneamente”. Todas las variables que tejen los problemas actuales, están repletas de posibilidades –cada una a su manera. Como dice Jünger: “Su ritmo modifica el campo entorno, lo modifica no sólo mecánica, sino también mágicamente. No está comenzando un tiempo nuevo, lo que está comenzando es otro tiempo, un tiempo diferente”.

Plantea Streeck que el capitalismo de hoy es completamente diferente al del siglo XIX y XX, pero se relaciona con ellos por la idea de Progreso. “El progreso social con la interminable acumulación de capital –dice Streeck-es capaz de crecer por sí mismo, sin límite. Y, la concatenación entre progreso y la acumulación de capital en manos privadas, es lo crítico del momento actual; porque la acumulación de más y más capital no puede ser descrita como progreso, toca un límite. Y, sí capitalismo empieza a tocar techo llegamos a la crisis”. ¿Estamos a las puertas de una crisis más profunda que la de 2008? ¿Están los gobiernos actuales gestionando los síntomas de la tendencia del sector financiero internacional?