Antonio Mercado Flórez.
Wolfgang Streeck – Sociólogo alemán. Investigador
sobre la relación capital y trabajo en las sociedades capitalistas. Desarrolla
su carrera en Estados unidos, en las universidades de Columbia y Wisconsin-Madison.
Actualmente es directos emérito del Max
Planck Institute. Ahora, por la crisis económica de 2008 comprendió que la
continuidad de las sociedades y las oportunidades de la gente en el campo
laboral, dependían del sistema global financiero. Dice al respecto: “Para
entender las dinámicas de la sociedad moderna y la vida de la gente tienes que
comprender el desarrollo y el papel de las finanzas globales como la condición
dominante”.
En este orden, “había que integrar la
política del sector financiero en la teoría macro del desarrollo social”. Cómo
el sector financiero global estructura, organiza y funciona con políticas que
favorecen a un grupo <<minoritario>> de la sociedad:
empresarial, industrial, exportador, bolsa y banca. Son políticas
macro-económicas que golpean al sector de los trabajadores, bajos salarios,
contratos temporales, recortes en salud, educación y privatización del Estado.
Ahora, con las políticas macro-económicas
basadas en el capital global financiero, aparecen cuatro vectores: el aumento
de la desigualdad, el desempleo, la caída del crecimiento, la inflación y la deuda,
que ponen en jaque al sistema económico global. La realidad de las sociedades
modernas, Streeck la ubica en una situación de crisis potencial: “Interrupciones
emergentes, colapsos con una intensificación de conflictos entre países y
clases sociales”. Como también el “declive del nivel y la esperanza de vida de
una gran mayoría de la población”.
Para Streeck configuran la posibilidad del
“colapso del capitalismo global”. Se presentan como síntomas más profundos que
el de la crisis de 2008; que podría repetirse pero a mayor escala. Esta crisis
que se fragua puede ser a corto o largo plazo, con una tendencia de muchos
bancos cayendo al mismo tiempo. Pero lo más aberrante del sistema financiero
global se expresa en el desempleo, el hambre, la falta de vivienda y un gran
número de personas en los márgenes.
Existen países con un alto desarrollo
económico, técnico-científico, social, que ocupan el mismo nivel de desigualdad
y oportunidades, que los países del Tercer Mundo. En éstos se está viviendo un
proceso rápido de deterioro del tejido social, la clase media y las burocracias
han perdido la esperanza. Dice Streeck: “La promesa de desarrollo parece haberse
roto totalmente”. Según la OCDE hay un descenso en la participación
política que se concatena con el aumento de la desigualdad, la congelación
salarial y el desmantelamiento del Estado de Bienestar. Es de suponer que una
sociedad insatisfecha salga a votar; pero sucede todo lo contrario las bases
sociales se quedan en casa. Y, en los países de Europa, Estados Unidos y
Brasil, el auge del nacionalismo populista tiene su base en los estratos
sociales bajos y medios, que rechazan el Sistema y los partidos tradicionales.
En los Estados Unidos y Europa la
<<selecta minoría>> de ricos, se convierten en filántropos, porque
el Estado no cumple la función social que le corresponde. Pero esta tendencia
tiene su contrapartida, que los ricos de los países occidentales, pagan menos
impuestos que los que deberían pagar. Entonces, las dinámicas de la sociedad
moderna dependen de las finanzas globales como condición dominante. Así pues, "es
algo humillante para las sociedades democráticas depender de la buena voluntad
de unos pocos”. La ecuación es paradójica destruimos el Estado de Bienestar y
penetramos la política, para ejercer el poder sin contemplaciones. En
consecuencia las contradicciones sociales se privatizan y se ven como problemas
personales.
Ernst Jünger dijo en el texto “La Tijera”: “Llega un momento en que los
problemas como tales proporcionan únicamente molestias. Por ahora, más bien,
que ser planteados, son liquidados con rapidez, liquidados en estado embrionario, por así
decirlo: es una consecuencia de la aceleración. Están multiplicándose los
sectores en que los problemas son resueltos por las maquinas”. Así pues, las
políticas neo-liberales, el capitalismo financiero global, “saben que los
cambios sociales no mejoran la posición de la persona individual, la agravan
incluso. La sociedad deja a la persona individual en la estacada”.
Además, a los problemas existentes se
agrega el de la inteligencia artificial. El auge de la inteligencia artificial
y los lenguajes digitales, dice Streeck son “maquinas que pueden programarse a sí misma e
incluso crear otras. Esto ataca a la clase media, es decir, a la gente que ha
trabajado duro en la escuela y en la universidad para tener un empleo. El
estadounidense Randall Collins,
predice que, para mediados de este siglo la inteligencia artificial habrá
causado un nivel de desempleo de al menos un 50% entre la clase media en todas
las sociedades”. Esto es bastante grave si no se toman los correctivos
políticos y económicos, que posibiliten la estructura y funcionamiento de la
nueva sociedad del artificio. Porque, “los aparatos no pueden sustituir la
presencia del ser humano. Incluso en los errores esa presencia se acerca más a
lo perfecto que todas las exactitudes”.
Sabemos que el capitalismo no va a caer por
decreto o por un cambio en el modelo de desarrollo, la hipótesis de Streeck
consiste en que, “atravesamos un largo periodo de transición, en el que no
sabemos a dónde vamos. Un mundo de incertidumbre, desorden, desorientación, en
el que todo tipo de cosas pueden pasar en cualquier momento. Nadie sabe cómo
salir del problema, solo vemos que crece. No se trata solo de las desigualdades
y las finanzas haciendo cortes por todas partes. Es que también afrontamos
límites en términos de medio ambiente y políticas energéticas, así como el ataque
de las periferias. Todo simultáneamente”. Todas las variables que tejen los
problemas actuales, están repletas de posibilidades –cada una a su manera. Como
dice Jünger: “Su ritmo modifica el campo entorno, lo modifica no sólo mecánica,
sino también mágicamente. No está comenzando un tiempo nuevo, lo que está
comenzando es otro tiempo, un tiempo diferente”.
Plantea Streeck que el capitalismo de hoy es
completamente diferente al del siglo XIX y XX, pero se relaciona con ellos por
la idea de Progreso. “El progreso social con la interminable acumulación de
capital –dice Streeck-es capaz de crecer por sí mismo, sin límite. Y, la
concatenación entre progreso y la acumulación de capital en manos privadas, es
lo crítico del momento actual; porque la acumulación de más y más capital no
puede ser descrita como progreso, toca un límite. Y, sí capitalismo empieza a
tocar techo llegamos a la crisis”. ¿Estamos a las puertas de una crisis más profunda que la de 2008? ¿Están los gobiernos actuales gestionando los síntomas de la tendencia del sector financiero internacional?
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