martes, 2 de septiembre de 2025

Apostillas sobre la situación actual

 

 

                                                   En Madrid-España a 02/09/2025

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Pensador.

 

Vista la situación del mundo actual desde alguna perspectiva histórica, los orígenes de la cultura y la civilización occidental son enteramente grecolatinos y helénico-cristianos, son enteramente “verbalista”. Sabemos que el discurso hablado, escrito y recordado es la columna vertebral de la consciencia. Es algo evidente en la actualidad que el estudio de los medios de comunicación, las redes sociales, las imágenes en movimiento, los algoritmos y la IA. Expresan el deterioro de lo que organizó las articulaciones de tiempo y espacio en el ámbito del lenguaje, que están tocando a su fin. Cada vez más el logos (la palabra y la razón), se subordina a los lenguajes digitales.

Dijo George Steiner, “En el castillo de Barba Azul. Aproximación a un nuevo concepto de cultura”: “Son modos de comunicación autónomos que expresan por sí mismo un creciente campo de tareas activas y contemplativas. Las palabras están deterioradas por las falsas esperanzas y mentiras que han proclamado. El alfabeto electrónico de la comunicación global inmediata y de la simultaneidad no es el antiguo legado de Babel, divisorio, sino la imagen en movimiento”. Estamos viviendo una decadencia de la palabra, de la conversación y de los ideales del discurso literario y poético.

“Estamos retrocediendo hacia una disposición de los “espacios de significación” donde la imagen pictórica” en movimiento, los algoritmos, lo van abarcando todo. La construcción del discurso clásico, el carácter central de la palabra y del ser humano, ceden su espacio al logos situado en su parte material, al sin sentido del discurso y la verborrea demagógica de los políticos y los medios de comunicación de masas. No podemos olvidar que, la magia del entroncamiento del tiempo y la muerte, la vida y la trascendencia, beben de las fuentes del Árbol de la vida y del Árbol de la lengua. Por eso la naturaleza humana es enteramente lingüística.

Sabemos que la contracultura sabe dónde debe comenzar el trabajo de destrucción. La algarabía de los lenguajes digitales, las redes sociales, la demagogia política, el silencio de la juventud, el insulto y la mentira de los políticos, son una triste realidad de lo que vivimos en la actualidad. Preguntamos, ¿de qué se trata realmente ahora? Se trata de llevar a cabo una ruptura total con las historias heredadas, la memoria, la rememoración, los mitos y en particular, con el lenguaje y el pensamiento. Porque detrás de cada destrucción se ocultan relaciones de poder y de saber. Cuando esto sucede en una sociedad la mendacidad del discurso abre las puertas a la falacia de la imaginación, de la mentira, del odio, del engaño y al despilfarro de la existencia. 

La mendacidad del discurso deja al ser humano a merced de fuerzas que no comprende y lo trascienden. De ahí su angustia, sus sufrimientos, la soledad, su dolor, y el desierto espiritual en que se encuentra. Ahora si impedimos el discurso a otros, impedimos sus derechos y su libertad, entonces “la Medusa trabajará hacia dentro”. Trabajará destruyendo la condición humana: la vida, la solidaridad, la fraternidad, la amistad, el amor, el espíritu y los valores éticos, morales y espirituales. “Debemos mantener vivo en nosotros un sentido del escándalo tan abrumador que afecte todo aspecto significativo de nuestra posición en la historia y en la sociedad”.

Preguntamos, ¿el clima bestial de nuestros conflictos nacionales, sociales e internacionales, es algo parecido a un demente retorno a la barbarie? “No hay nada natural en nuestra condición actual”. En el presente-ahora “nuestra familiaridad con el horror es una radical derrota humana”. De ahí que la confianza en la palabra, en el progreso de la justicia y de las relaciones humanas, se reemplaza en la Gobernanza del Mundo por la violencia, el odio, el terror, la guerra y la muerte. De manera que hay relaciones entre el capitalismo de consumo, el armamentismo, el capital financiero internacional, el hombre como almacén de mercancías, la Cultura del artificio y la tendencia a la deshumanización del ser humano. Esto es política.

La nueva barbarie ha adoptado los instrumentos del sadismo que no sólo se aplican al cuerpo, sino también a la sensibilidad y al flujo de consciencia. Así que los aspectos de la técnica y de la práctica política, están dirigidos a la coerción, la manipulación, la homogenización, del espíritu y la conducta humana. Cobra validez la afirmación que existen relaciones entre la uniformización del lenguaje y los medios de comunicación técnicos. En este ámbito el hombre perdió el sentido de realidad y se mueve embriagado en una atmósfera de irrealidades sugestivas. Viendo y escuchando todos los días noticias sobre atentados políticos, masacres, terrorismo, guerras; así los hombres corrientes pierden toda percepción cabal de sí mismos, de la realidad y del mundo. 

Este malestar de la cultura y la civilización occidental, viene acumulándose desde hace tiempo, el aumento de la pobreza, el aumento de las injusticias sociales, el aumento del ritmo de trabajo y de movimiento, el aumento del racismo y la xenofobia, el aumento del nacional-populismo, el aumento de la polarización social y política, el aumento del autoritarismo, etc., que pueden desencadenar instintos de barbarie y devastación. Hemos llegado a este estado vital porque nos falta temple interior, presencia, poder personal y contenidos espirituales, para afrontar el mundo y la realidad. No vemos a las personas y su relación con sus semejantes y las cosas que lo rodean, sino la ropa que visten, el dinero, el poder, la capacidad de consumo, el lujo y las bellas materias. Y, esto ha convertido a hombres y mujeres, en seres desgraciados y dignos de atención y respeto.

Hemos llegado a un estado de postración interior, intelectual y moral, porque toda nuestra fuerza y el temple vital, se ha delegado a los instrumentos técnicos, a las ficciones de la Civilización del espectáculo, al dinero y al poder. Hemos perdido la capacidad de soñar, de asombro y la curiosidad por las cosas cotidianas. “La teoría de la personalidad, tal como se desarrolla desde Hegel a Nietzsche y Freud, es esencialmente una teoría de agresión”. En el análisis de las relaciones humanas, “el amor es fundamentalmente amor de sí mismo y la libido no desea ir más allá de las fronteras del sí mismo interior”. Parece que Freud da en el clavo al decir: “Al final, uno debe comenzar a amar para no enfermarse”.

Uno de los problemas del hombre actual consiste en que su espíritu no capta la catástrofe. Su captación “es más temible que los horrores reales del mundo del fuego. Esa captación es un riesgo que sólo pueden correr los espíritus más osados, los capaces de soportar grandes cargas, de hacer frente a las dimensiones de los acontecimientos, bien que no a su peso” –dijo Ernst Jünger en Radiaciones I. Diarios de la segunda guerra mundial (1939-1943). Hemos olvidado que la catástrofe cuando es prevista en todos los órdenes; hay que leerla e interpretarla como jeroglíficos. Pero en la actualidad no estamos preparados como lectores. “Si se quiere que la palabra sea eficaz, entonces en ella a de permanecer siempre la magia […] Y, también el amor a de aportar su contribución; él es el secreto de la maestría”. (Ib.).

Sabemos en nuestros momentos racionales, de afluencia de imágenes o de tiempo inspirado, que la visión histórico-política no responde a las esperanzas humanas. De ahí que la pura inversión del mirar indique, que “dentro del ser humano es donde es menester que se desarrolle un nuevo fruto, no en los Sistemas”. En los Estados Tecnológicos Modernos los que ejercen el poder modifican los argumentos del terror, de la violencia o de la guerra, pero no su práctica. La etapa de Trump, de Xi Jinping, de Putin y de Netanyahu, “es la etapa previa al mundo del fuego”.

Un mundo que no tiene consideración con nadie ni con nada. Porque su análogo en la superficie de la tierra es el Infierno. El Infierno se volvió inmanente a la vida cotidiana, los campos de batalla, la geopolítica y el ejercicio del poder. Es la realización deliberada de mentes enfermas y espíritus corruptos, que tienen su propia medida del tiempo en causar dolor, sufrimiento y muerte, al ser humano. La gente lo está perdiendo todo, “salvo un sentido vagamente siniestro de irrealidad”.

El desciframiento de su jeroglífico devela que, “en las cosas visibles están todas las indicaciones relativas al plan invisible. A eso tienden los ensayos de fusionar el lenguaje jeroglífico con el de la razón”. Estamos gobernados por lunáticos, autoritarios, demagogos y populistas, porque los espíritus de nuestro tiempo no son capaces de dar forma a las ideas de nuestro siglo. He ahí una mendacidad de nuestro interior que no da forma a los acontecimientos histórico-políticos del presente-actual.

    Como dice Ernst Jünger: “En una situación en que son los técnicos quienes administran los Estados y los remodelan de acuerdo con sus ideas, están amenazadas de confiscación no sólo las digresiones metafísicas y las consagradas a las Musas, lo está también la pura alegría de vivir”.

En la civilización y la cultura de Occidente reciente, la estructura funcional del lenguaje político y la democracia representativa, están actualmente erosionados. Vivimos con una abundancia de información, que a la vez se convierte en desinformación. Por la velocidad y el sin sentido del lenguaje político, asistimos al quebrantamiento del Estado de Derecho, del Sistema democrático. Las tecnocracias populistas, nacionalistas y de masas se caracterizan por el semialfabetismo. “Este semialfabetismo o subalfabetismo que no puede ser erradicado por la educación masiva se convierte en algo política y psicológicamente aceptable” –dijo George Steiner. Las personas que no tienen educación ni cultura política, no son capaces de hacer juicios políticos verdaderos sobre el ejercicio del poder, el mundo y la realidad.

“El uso de los medios de comunicación llevado a cabo por los políticos y las corporaciones –ambos igualmente totalitarios y excluyentes atacan la intimidad y la elección individual del ser humano. Que han incrementado los procesos de falsificación y deshumanización que siempre han formado parte de las difíciles relaciones entre lenguaje y Estado”. El insulto, las descalificaciones, las amenazas, la falsedad, en el ámbito de la praxis política son expresiones del “fracaso de la palabra en la política”. El predominio de las imágenes sobre las palabras, se convierte en algo trágico para los contenidos espirituales del lenguaje natural. “Los efectos que ellas causan son más fuertes que los causados por las palabras” –dijo Jünger en La Tijera.

Así que, el “fracaso de la palabra en la política” a posibilitado que el planeta adquiera un aura nueva, una epidermis más sensible. “La mudanza es por lo pronto atmosférica y no tiene signos, es como un folio no escrito”. La escritura y la lectura del tiempo actual que está estableciendo la era Trumpista, de proteccionismo rupturista, belicismo, amenazas, donde predomina la vanidad, la codicia y el resentimiento. Que identifican al presidente de Estados Unidos como las puntas de lanza de su ideario y liderazgo político. No es la lucha entre libertad y democracia como hace más de medio siglo, sino la creciente dinámica de pulsiones autoritarias, nacional-populistas de extrema derecha que regulan y controlan el mercado, la vida social, las empresas privadas y la cultura en general.

Preguntamos, ¿somos parte de un mundo en tránsito que se descarrila tal tren sin frenos hacia el abismo de la fuerza, el miedo, la intimidación, la mentira y la muerte? ¿Son estas las claves para solucionar los problemas nacionales y geopolíticos? Sabemos que el mundo está viviendo una etapa de cambios profundos y turbulentos. Así que, el ascenso de China que cuestiona la hegemonía norteamericana; el renacimiento de Rusia para restaurar el imperio que una vez tuvo y, la metamorfosis de EE. UU en la era Trump. Que abandona el modelo que se instauró después de la Segunda Mundial, inclinándose por la unilateralidad y el autoritarismo que agrieta o destruye sus alianzas internacionales.

Ahora bien, ¿qué nos depara la nueva barbarie que se está estableciendo en el ámbito nacional e internacional? ¿Somos parte del mundo que profetizó Nietzsche, sólo como voluntad de poder y nada más? Este mundo es la voluntad de poder - ¡y nada más! Y también ustedes mismos son esa voluntad de poder - ¡nada más! Que tiene como punta de lanza la mentira, la amenaza, la turbulencia, el caos, la violencia y la guerra como armas para ejercer el poder nacional o mundial.

En esta época que aúna el Capitalismo Global y la tecnología, al servicio de la tecnocracia política y el dinero bancario, los fondos de inversión y la tecnología de Inteligencia Artificial generativa, las corporaciones, el Estado técnico y la política, el pensar se encuentra en crisis. Se trata de restaurar la importancia del pensar en la historia de la cultura y la civilización occidental reciente. Porque estamos en una época de demagogos y farsantes del saber y el obrar. Pero, ante todo, en el ámbito político y digital, somos parte de hechos significativos y actores insignificantes.

    Como dijo Jünger: “Nuestra época es pobre en grandes hombres, pero rica en figuras”.

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