<<Donde quiera que esté en
peligro el discurso, la cuestión se politiza, ya que es precisamente el
discurso lo que hace al hombre un ser único>>.
<<La condición humana>>.
Antonio Mercado Flórez. Filósofo
y Ensayista.
Uno de los peligros del discurso
en la actualidad, consiste, en ajustarlo a las necesidades del ejercicio del
poder, del pensamiento científico, de la técnica, de la economía, ya que
dejaría de tener significado, porque las ciencias de hoy utilizan un lenguaje
de símbolos matemáticos que, si bien, al principio eran expresiones del
discurso hablado, ahora contiene otras expresiones imposibles de traducir a
discurso. Así, el discurso de las ciencias y las matemáticas, se
separa, cada vez más, del de las lenguas naturales. De ahí que esté situado, en
su parte material o en los umbrales de las abstracciones.
Este tipo de discurso no sólo es
diferente, sino que se aleja del discurso del hombre común y corriente. Porque
las expresiones que contiene son las simbólicas, de las matemáticas, que no
contienen contenidos espirituales. Tener presente que los científicos se mueven
en un mundo donde el discurso a perdido su poder. De ahí que cualquier cosa que
el hombre haga, sepa o experimente sólo tiene sentido en el grado que pueda
expresarlo. Según el pensamiento científico, de lo contrario, se
ubica en las esferas de la falsedad o las falacias.
Tal vez haya verdades más allá
del discurso, y tal vez sean de gran importancia para el hombre en singular, es
decir, para el hombre en cuanto no sea un ser político, pero los hombres en
plural, o sea, los que viven, se mueven y actúan en este mundo, sólo
experimentan el significado debido a que se hablan, y se sienten unos a otros a
sí mismos. Las verdades más allá del discurso son verdades
trascendentes que responden a las necesidades espirituales, mentales, morales,
religiosas, del hombre en particular. Pero no a las necesidades materiales y
políticas del hombre en la pluralidad de humanos, donde vive, piensan o actúa.
En Arendt el artificio humano del mundo separa la existencia humana de toda circunstancia meramente animal, pero la propia vida queda al margen de este mundo artificial y, a través de ella, el hombre se emparenta con los restantes organismos vivos. Desde hace tiempo, el esfuerzo de numerosos científicos se está encaminando a producir vida <<artificial>>, a cortar el último lazo que sitúa al hombre entre los hijos de la naturaleza. Esto lo dijo Arendt en la segunda mitad del siglo XX.
Crear vida en el tubo de ensayo, ya es una realidad sobre la tierra. Como producir prótesis que sustituyen los órganos y los miembros del cuerpo humano. Demuestra que el conocimiento científico y la técnica están construyendo el artificio humano del mundo, que separa la existencia del hombre de la vida biológica, espiritual y mental. Posibilitando, entre otros, la crisis de la naturaleza humana que repercute en las esferas del espíritu, del cuerpo y de la mente.
La
ciencia y la técnica son la punta de una lanza y los hombres el mango que la
impulsa. Así, su deseo de escapar de la condición humana lo lleva a trascender
la vida en la Tierra e imaginar mundos allende donde vivir. El hombre desea
sustituir el mundo natural tal creado por Dios, por uno creado por él mismo. Y,
esto está produciendo no sólo una crisis de la condición humana, sino también
un punto de inflexión en la vida del hombre sobre la Tierra.
Su reconocimiento en cuanto a
humano, a homo, lo adquieren debido a
que se hablan y se sienten unos a otros, en el mundo que comparten. Así que, el
reconocimiento que hace el espacio público a los hombres en plural, se debe a
la singularidad única del discurso, el lenguaje, que lo capacita para la
política. Aquí el lenguaje se convierte en la cualidad fundamental del ser
humano para la convivencia, el dialogo, el consenso y, la búsqueda del bien
común.
Así, el espacio público no sólo
está constituido por los productos del trabajo, sino también por la cultura y
las instituciones. El trabajo elabora objetos de uso –una casa, un coche, un
barco, una máquina, un ordenador-, y a la vez, objetos de placer estético, la
actitud de gozo desinteresado que producen –las obras de arte, un edificio, una
partitura musical-.
De la misma forma, lo componen
las instituciones públicas y privadas. Pero el mundo objetivo se revela
habitable gracias a la acción y a la palabra. Lo importante para Arendt es, la
pluralidad de perspectivas para comprender el mundo y la vida. Porque el mundo
no se reduce a las personas, sino que lo constituye el espacio que hay “entre” los hombres.
Así, son los objetos del trabajo
los que posibilitan la objetividad y con ella, la durabilidad y la estabilidad.
Para el mundo lo importante es la estabilidad, la durabilidad, el artificio y
la intersubjetividad. El mundo del
artificio es el mundo hecho por las manos del hombre; el mundo objetivo. En
el mismo orden, la reificación
considera al ser humano consciente y libre como objeto. Se refiere a la
cosificación de las relaciones humanas y sociales determinadas por el consumo y
la utilidad. Asimismo, la intersubjetividad es el tejido de relaciones humanas,
en el ámbito de la política, la economía, lo religioso, lo técnico, lo
científico, lo cultural, del Estado y las instituciones.
El mundo artificial relaciona la naturaleza y al hombre. Un mundo
hecho por objetos o cosas, y permanece después de la muerte del ser humano. Los
hombres desafían al tiempo con la creación de actividades (obras de arte, la
música, etc.) y, de instituciones que les permite cierta cuota de inmortalidad.
De ahí que Arendt defina la política, la poli,
la historia, la filosofía y el arte; en relación al mundo que es para los
hombres morada y espectáculo.
Así que, relaciona el arte con el
juicio reflexionante político; el gusto por cultivar lo bello. Además, como el
arte consigue salvar de la ruina del tiempo algunos humanos efímeros. La
actitud de gozo desinteresado que producen las obras de arte sólo es posible,
cuando se han atendido las exigencias del organismo. Esa que Arendt llama en
<<La condición humana>> vita activa que divide en tres esferas:
la labor, el trabajo y la acción.
Expresa que, en el Mundo Moderno, predomina la labor sobre el trabajo. La labor
se caracteriza por el predominio de la naturaleza sobre la técnica; y con ella,
la pérdida de mundo común.
Por tanto, en la Época Moderna la
labor se expresa en la reproducción, la supervivencia, el consumo, el lujo y el
tiempo de ocio. Eso que llama en otro texto, la cultura de masas y la sociedad
de masas, que aparca las reflexiones en nombre del consumo, del ocio vacío y la
conversión de la cultura en espectáculo. Como consecuencia del predominio de la
reproducción sobre la técnica y el mundo común, se devalúa la capacidad de
pensar, de juzgar y la cultura en general. Por eso, hay que ver la Época
Moderna en su cultura.
Madrid-España 25/01/2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario