martes, 18 de mayo de 2021

ILUMINACIONES SOBRE EL PENSAMIENTO DE WALTER BENJAMÍN

 

                 

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

Walter Benjamín (1892-1940) escribió sobre una pluralidad de temas -que abarcan desde el drama trágico alemán, el Romanticismo, la fotografía, el cine, la historia, el lenguaje, París, Baudelaire, Proust, el marxismo, el surrealismo, la narración de historias, la traducción hasta la violencia. Así que, esto posibilitó que Benjamín se situara en el umbral de una nueva era intelectual. Fue sobre todo un pensador heterodoxo, por la amplitud y el carácter inclasificable de sus preocupaciones intelectuales.

Pero ante todo fue un crítico de la cultura judío-alemana, que se interesó en un principio por investigar la literatura de su país (que expresó en El concepto de crítica en el arte del romanticismo alemán, Las afinidades electivas y El origen del Trauerspiel alemán). En la década de 1920 se interesa por el marxismo y desarrolla un punto de vista que podemos denominar herético, porque relaciona el materialismo dialectico con el misticismo judío, la metafísica romántica y las expresiones artísticas de vanguardia.

Pero las ideas sobre el progreso, la ciencia, la política, la economía y la técnica; sirven como fundamento para reflexionar sobre el problema de la técnica en la Edad Moderna. También sobre el problema de la cultura en la actualidad. Así lo intuyó frente a la experiencia del siglo XX: la cosa está clara: la cotización de la experiencia ha bajado y precisamente en una generación que de 1914 a 1918 ha tenido una de las experiencias más atroces de la historia universal. Lo cual no es quizás tan raro como parece. Entonces se pudo constar que las gentes volvían mudas del campo de batalla. No enriquecidas, sino más pobres en cuanto a experiencia comunicable, la experiencia que mana de boca a oído. Una generación que había ido a la escuela en tranvía tirado por caballos, se encontró indefensa en un paisaje en que todo menos las nubes habían cambiado, y en cuyo centro, en un campo de fuerzas y corrientes destructoras, estaba el mínimo, quebradizo cuerpo humano. (Benjamín).

Percibe la pobreza del hombre desde la perspectiva del vaciamiento de los contenidos lingüísticos y, a la vez, del desarrollo de la técnica. Ésta no sólo destruye la vida humana o natural, sino que sustituye la lengua que comunica contenidos espirituales por la lengua situada en su parte material (por las imágenes, el alfabeto electrónico de la comunicación global inmediata y simultánea; las plataformas digitales), reemplazan la lengua que posibilita la interpretación de la historia y de las esferas del saber, la que describe los momentos oportunos y el discontinuo devenir de la historia.

Trata de captar la totalidad en los fragmentos y lo teórico en lo práctico, de ahí que la crítica de la cultura se relaciona con las visiones artísticas de vanguardia, el ojo de los cineastas, el oficio de trapero y la capacidad mimética de los niños, quienes usan de forma diferente los fragmentos, las ruinas y desechos que la modernidad deja tras de sí. Por eso, expresa en el Libro de los Pasajes. Teoría del conocimiento, teoría del progreso: Método de trabajo: montaje literario. No hurtaré nada valioso, ni me apropiaré de ninguna formulación profunda. Pero los harapos, los desechos, esos no los quiero inventariar, sino dejarles alcanzar su derecho de la única manera posible, empleándolos.

Su mirada cristaliza las cosas para conseguir una especie de interioridad oculta. Así como un ritmo que se convierta en el corazón de la historia. Lo importante es percibir el devenir de la historia no como monumento, ni desde los grandes hombres, sino desde los fragmentos, los escombros materiales que la historia deja al borde de los caminos. Develar, por así decir, la magia y la iluminación que aporta al mito en la actualidad.

Benjamín es un escritor de los márgenes, de la vida y la literatura. Así que, privado de patria se sitúa como los de su generación al margen de lo establecido como verdad y, su vida y su obra están entrelazadas de fragmentos disperso de caminos, de recuerdos, de visiones, de olores, de colores o, susurros, que hacen parte de las calles, las ciudades, los pueblos, las lecturas, las vivencias de felicidad, de dolores y de sufrimientos. Que configuran su vida biológica, intelectual, espiritual y lingüística. Unas visiones que vienen de lejos, pero en él representan el material de trabajo que revitalizan y dan forma a su obra.

Su aventura da paso a la experiencia interior de la humanidad y del mundo, hacer trasparente el mundo y la realidad y, que la vida recobre el aura de eternidad en la historia. Esto significa que los fragmentos de felicidad den motivos de esperanza y la acción dignifique al mundo. Además, ni el deslumbramiento del mundo acompaña la experiencia de la razón humana, como tampoco la promesa de felicidad deja de ser ese ámbito en el que renace el mito. La experiencia y el mito constituyen la piedra angular de la perspectiva del pensamiento crítico que da vida al proyecto de Benjamín.

Cree que es necesario reflexionar el mito del tiempo-ahora, del presente-actual, para así describir sus estrategias narrativas, sus formas de representación y, así transformarlas en objetos de su crítica. Pensar, por ejemplo, como la técnica remplaza al mito en la modernidad. Piensa en contra del positivismo de los lenguajes artísticos, y cómo las formas del arte, de la música y de la cultura en general, aparecen en su radical tensión, inscritas en la experiencia que otorga la iluminación y las anima como experiencia del límite, desde el mito.

Así que, el análisis de las formas de la cultura en la actualidad, hay que percibirlas en concatenación con la historia natural del hombre, que se solidifica en la alegoría o, en la magia del interior burgués. Benjamín cree que lo importante no es reconstruir una historiografía de un hecho o, hacer historicismo, sino mostrar las estrategias y procedimientos donde se expresa la experiencia moderna. En otras palabras, la historia en su acontecimiento propio, cercano a la pobreza de nuestra existencia contemporánea.

Sus lecturas, sus experiencias, sus representaciones, sus recuerdos, sus ensayos o textos, revelan los cimientos simbólicos de nuestra época, pero lo hacen en un ámbito transversal, que está preñado de anécdotas, curiosidades, preferencias personales o compartidas. Utiliza, de la misma manera, los fragmentos, las ruinas, los harapos, para enfrentarse a los poderes establecidos en las esferas del pensar, de la verdad, lo constituido por el poder y el saber. Por eso, su pensamiento no es una reflexión erudita, sino el tejido de una fuente esencial de utilidades conceptuales.

                                                                             Madrid-España a 18/05/2021

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