jueves, 31 de diciembre de 2020

LA IMPORTANCIA DE LA LIBERTAD Y LA CONSCIENCIA: GEORG W. HEGEL


 

      <<Sólo el hombre libre deja su impronta en la historia y el destino>>.

                                                        Antonio Mercado Flórez

<<La historia mundial es el proceso por el cual el espíritu llega a una  consciencia de sí mismo como libertad. Así pues, la historia mundial es el progreso de la consciencia de la libertad>>.

                                                          G. F. Hegel

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

 G. F. Hegel es considerado uno de los filósofos más importantes de la cultura occidental en la Época Moderna. En su obra Fenomenología del Espíritu lleva a cabo una reflexión sobre la consciencia, la Ciencia o, el Saber absoluto. Sigue el camino de unificar la naturaleza con el espíritu, sin que dejen de ser lo que son. Se propuso convertir el filosofar en algo “científico”, es decir, el pensar está orientado hacia a la consecución de un fin para el caso de la Ciencia o, el Saber absoluto. Así, lo absoluto garantiza que la Ciencia es el todo, y no el saber parcial de las ciencias particulares desde los siglos XVIII y XIX.

El filósofo ha devenir Sabio, es decir, el hombre satisfecho por lo que es y por lo que Sabe. El Sabio debe aspirar a la Sabiduría hasta identificarse con ella y, describiendo el Ser por medio del Discurso. El lenguaje para Hegel posibilita la marcha de la consciencia a la Ciencia, o al Saber absoluto. Así que, el lenguaje se convierte para el filósofo en algo importante como es el aire para el ser humano. Algo esencial para la vida, la conciencia, el saber y la ciencia. Cada una de ellas son <formas> del lenguaje y el pensamiento.

Lo más radical de Hegel consiste en lo absoluto que “unifica” naturaleza y espíritu, sujeto y objeto, acto de conocimiento y cosa conocida, que las filosofías anteriores habían separado. Desde un punto metafísico, lo que ve Hegel en el horizonte de la Creación es la unidad de Dios y las cosas. Ese horizonte es lo formalmente absoluto. Pero siendo principio y fin, es el Todo, es decir, la razón debe aprehender ese todo en su verdad. El problema fundamental es la aprehensión del todo en su verdad racional.

Ahora, en la Fenomenología del Espíritu desarrolla las etapas del sujeto para ser consciente de sí mismo. Construye tres esferas que conducen a la libertad del ser humano desde el umbral de la consciencia: el temor a la muerte, la vida del ser humano al servicio del amo y del trabajo. En Hegel lo importante consiste en que piensa la libertad en relación con la vida. La libertad no es algo abstracto, ni independiente del que la piensa. Creemos que somos libres porque realizamos tareas cotidianas que tienen que ver con la supervivencia o, por la necesidad de pertenecer a una comunidad. Por eso, es un reducido número de personas las que se preguntan por la importancia de la libertad en la existencia de sí mismas.

Preguntamos ¿somos libres en un mundo lleno de prejuicios, dogmas, tradiciones, usos, que sirven como umbrales para percibir la realidad? O, ¿son ideas, conceptos, principios, valores, imágenes, que ayudan a coartar la libertad? Si estamos determinados por la economía, la técnica, el poder, y los múltiples distractores sociales, ¿qué posibilidad tiene la libertad de consciencia? Por tanto, el mundo objetivo -el Estado, las instituciones políticas y administrativas, las corporaciones, la iglesia, los grupos de presión, los gremios económicos, las redes sociales, etc. -, ¿por qué tratan de imponerse al mundo subjetivo en beneficio del Gran Poder y la “selecta minoría” que gobierna? Pocos seres humanos se preguntan por la libertad y qué importancia tiene para su existencia. Porque no es común y corriente que se reflexione en relación a nuestra existencia. Por ejemplo, ¿qué implicaciones tienen las tomas de decisiones en la vida privada y pública de las personas?

En Hegel la relación entre el amo y el esclavo, es una relación desigual y además ve el mundo de una forma exterior a él; depende del cristal de las ideas, los prejuicios, las normas, las reglas y las diferentes formas como percibe el amo al mundo. Una relación fundamental en las formas y sentidos de la esencia de lo humano; como también de la consciencia, de las relaciones intersubjetivas y la manera como están estructuradas y funcionan en nuestra realidad social. Esta relación entre amo y esclavo ha tomado diversas configuraciones a través de la historia: esclavo-Amo, siervo y Señor, trabajador y Jefe, Estado e instituciones y cuerpo social. Aquí hay que tener presente que, estas relaciones reproducen prácticas sociales que establecen relaciones de saber, de coacción, de dominio y de poder. Y quien lo ejerce se vale del miedo, el sufrimiento, la falta de libertad y la muerte, para imponerse sobre el otro o, los otros.

Así que, la idea de Hegel sobre la libertad descansa sobre los pilares de la relación entre la consciencia de sí y el reconocimiento del otro. Que las relaciones humanas tienen su origen en el reconocimiento de sí y del otro, en la consciencia. Esto es, ser consciente de sí y, a la vez, que el otro me reconozca igual y semejante a él. O, en otros términos, la subjetividad y la corporeidad de mi ser, esté en todos y cada uno de nosotros. Este es el principio que define el humanismo: la semejanza entre los hombres. Pero también en las sociedades modernas los derechos y deberes del hombre. Así que, mi libertad termina donde empieza la del otro. Arendt lo confirma en las democracias modernas: la pluralidad, la equidad, la justicia, la estabilidad, la libertad; como también el derecho a pensar, escribir y criticar el mundo en el que vivo. Estas “figuras” configuran el Estado democrático de Derecho –entre otras-.

Hegel creía que el reconocimiento por parte del otro, no es inmediato y fácil; sino una lucha ardua y permanente del sujeto para ser reconocido por el otro o, los otros. Tiene que arriesgar su vida para ser reconocido como ser consciente y libre. Es el camino del ser humano que conduce a la ascensión de la consciencia y de la libertad. Sólo los seres conscientes pueden ser libres. La consciencia posibilita la libertad del ser humano.

Para Hegel existen tres etapas para alcanzar la consciencia de sí mismo: la primera, enfrentarse al miedo a la muerte; la supervivencia biológica es un impulso animal, que en el hombre puede impedir el desarrollo de la consciencia. El temor al hambre, a la soledad y a la desprotección; el miedo a hacer algo prohibido o indebido, configura en el fondo el temor a morir. Conservar la vida aun en estado vegetativo, que arriesgar la vida por la consciencia y la libertad. Por eso, sólo el hombre libre da forma y sentido al destino.

La “dialéctica del amo y el esclavo” nos enseña que, el hombre prefiere la esclavitud cuando está en riesgo la supervivencia y la reproducción. Por eso, la mayoría de los seres humanos delegan el manejo de la libertad y la autonomía de la voluntad. Ya que el manejo responsable de la libertad conduce a asumir riesgos que la mayoría no lo lleva a cabo. Y esto lo impulsa a conservar no sólo la vida, sino también la familia, el entorno social y natural, las cosas materiales que posee. De ahí que el ascenso a la consciencia y la libertad, induzca a la búsqueda de nuevos horizontes y al riesgo de la aventura.

Desde hace treinta mil años aproximadamente, se viene dando la lucha a muerte con el otro. Un enfrentamiento que lo lleva a poner en riesgo su propia existencia y, aquí hay un punto de inflexión de arriesgar la vida a cambio del reconocimiento de la consciencia y de ser amo y, a la vez, ejercer el poder. Piensa Hegel, para el esclavo el temor a la muerte le trae sus beneficios: aprende a desplazar el deseo propio en beneficio del otro. Porque se convierte más tarde en fundamento de la convivencia comunitaria. Por tanto, cuando el ser humano renuncia a sus deseos individuales beneficia al otro; ahora cuando piensa en el bien común, aparece la posibilidad de la cooperación, la solidaridad y la fraternidad. Por así decir, aparecen los principios morales, éticos y espirituales, de las grandes religiones monoteístas. Pero también de la moral y la ética racional filosófica.

Así, la segunda etapa, consiste en distanciarnos del mundo instintivo y controlar los impulsos, distingue la consciencia del ser humano de las esferas instintivas del animal. Dice Hegel que en el ámbito donde el animal es esclavo de sus necesidades instintivas, el ser humano puede controlarlas, postergarlas o sublimarlas. La muerte y la sublimación de los instintos, posibilitan las fabulas, la narración, el arte, la religión, la música y la cultura en general. Como expresa Hegel: sólo se aprende cuando se está bajo la tutela del amo.

La tercera esfera la sitúa Hegel en el trabajo y la importancia para el ser humano. Ahora bien, desde una perspectiva intelectual comprende el entorno donde vive y lo transforma en su beneficio. A través del trabajo el ser humano pone a su disposición la naturaleza y la sociedad en la que vive. El trabajo posibilita transformar la realidad y transformarse así mismo. El ser humano transforma el mundo de acuerdo a las ideas que tiene en su consciencia. Así, el trabajo refleja objetivamente la vida del espíritu y el desarrollo de la consciencia, un lugar en que trabajo y consciencia coinciden necesariamente. El ser humano necesita que su creación encuentre expresión y un espacio en el mundo, que tome forma y pueda ser reconocida por otros.

Ahora bien, el miedo a la muerte; la consciencia de distinguir y diferir un deseo; la importancia del trabajo para la vida del ser humano. Son temporalidades y formas que posibilitan la adquisición de la libertad para la consciencia. Que, en última instancia, por decir, se convierte en algo fundamental para la libertad general. El pensar filosófico de Hegel, no solo abarca la libertad objetiva del ser humano, sino ante todo la libertad sustancial. Que posibilita que la vida transforme continuamente la realidad de la que hace parte. Que el hombre rompa las cadenas de las costumbres, los usos, las tradiciones, las ideas heredadas como verdad; con el manejo responsable de la libertad. Que ésta posibilite <<valores nuevos y más altos>>; o, en otros términos, el poder, la vida y el amor del hombre hacia su existencia terrena.

lunes, 14 de diciembre de 2020

PINCELADAS SOBRE EL CUADRO DE LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA EN LA ACTUALIDAD

 

     

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

Jorge Luis Borges dijo que, la mente que una vez lo soñó volverá a soñarlo; mientras la mente siga soñando, nada se habrá perdido. Schopenhauer pensó en la posibilidad de la mente humana como una y única, donde la forma permanece, sólo cambia la máscara de esa forma en el devenir histórico. Que no es otra cosa que la Historia misma. Así, el pasado es indestructible; porque siempre vuelve en las formas del mito, la historia, el saber y la cultura. Aun en medio de la felicidad que viva el ser humano está condenado a soportar sobre sus hombros el peso de la historia y la tragedia de su vida. Así, la visión del espíritu y del alma es inconmensurable, abarca más allá del horizonte donde se ancla la visión sensible; y explora con las herramientas que ofrece el arte, la música, la filosofía; la condición humana y la cultura.

La cultura no goza de libertad, sí se identifica con el Estado y sus instituciones, el <valor>, que la convierte en mercancía en el mercado de la circulación y la demanda. Así que, la cultura no es el Estado, ni el ejercicio del poder, ni el dinero bancario, tiene que ver con el espíritu, la sensibilidad, la imaginación, y <<la facultad peculiar de todos los objetos culturales: la facultad de captar nuestra atención y conmovernos>>. (Arendt). Por tanto, el Estado y la cultura no son lo mismo, porque al ponerse al servicio de éste degrada sus cualidades fundamentales y se convierte en mendiga de las dadivas del ejercicio del poder. En otros términos, de los intereses de los gobernantes y del Gran Poder.

La hybris del progreso exalta la avidez, la economía, el despilfarro material y vital. Dice Rafael Argullol: <<Aprender sería aprender a desarticular la civilización de la hybris. Educar al hombre en un nuevo contrato existencial, con sus derechos y sus deberes, en que la vida, lejos de ser un objeto de saqueo, fuese un objeto de armonía. Claro que eso implicaría hacer una verdadera revolución espiritual, algo más delicado que cualquier revolución de otro tipo>>. Se trataría de una transformación pedagógica que forma o distorsiona la individualidad para siempre. <<Un nuevo concepto de educación desbordaría, con mucho, el marco de las escuelas y universidades para afectar la mente del hombre>>. Se trata de despertar la inquietud, la imaginación, la sensibilidad, y elevar el espíritu del educando a las esferas del arte, el conocimiento, la sabiduría y la cultura. En un ámbito como este hay que tener en cuenta que al hombre hay que dejarlo que crezca primero dentro de sí. (Jünger). 

En la sociedad de masas y la cultura de masas, los iconos de la sociedad de consumo, son el equivalente proletario de la riqueza burguesa, y la ostentación vulgar del bienestar de los trabajadores proporcionado por el Estado social de Derecho […] La privacidad de los pobres se esfuerza en disimular esa penuria espiritual en una aparente opulencia que se acredita mediante su exhibición constante. (Argullol).

Somos parte de una época que ha convertido en irrisorio todo lo que tiene valor y, en particular, los valores éticos y morales que dignifican la vida humana. En el mundo actual los valores ligados al individuo: la libertad, la justicia, la igualdad, el derecho, la razón, etc., pierden su contenido teórico para entrar en ligazón con la soberana violencia, el autoritarismo, la guerra o, la dictadura de la fe. En los últimos tiempos los conceptos de los que dominan no han sido siempre los espejos en los cuales ha nacido la imagen de un <orden>. Que posibilite al hombre confrontar la vida objetiva (las injusticias, el dolor, el hambre, la dignidad, el sufrimiento, la libertad, etc.), con los saberes inútiles: como el arte, la música, la literatura, la filosofía o, la cultura. En la actualidad hay que tener presente que, en todo movimiento vital, las fuerzas demoniacas se ocultan detrás de las cualidades ordenadoras. (Jünger).

La pérdida de confianza en sí mismo del hombre moderno, lo obliga a recurrir a un violento sentimiento subjetivo, que lo induce dice Nuccio Ordine: a apropiarse la utilidad de los saberes inútiles. Saberes que se contraponen a la utilidad dominante del interés económico que mata de forma progresiva la memoria del pasado, las disciplinas humanísticas, las lenguas clásicas, la enseñanza, la libre investigación, la fantasía, el arte, el pensamiento crítico; aquí el horizonte civil debería inspirar toda actividad humana.

En las esferas del utilitarismo, a saber, una maquina vale más que un poema, un coche más que una novela, una vaca más que una sinfonía: porque es fácil hacerse cargo de la eficacia y la eficiencia, mientras que resulta cada vez más difícil entender para qué sirve el arte, la música, la literatura, o, la filosofía. Nadamos en un mar de mendicidad espiritual y mental, donde en las olas de la vida del ser humano prevalece lo abstracto y cuantitativo, las máquinas y la velocidad, que desembocan en la cultura del artificio. Donde predomina lo fugaz, el consumo, y las cosas vacías del mercado de la circulación y la demanda. En momentos de crisis de la condición humana como la actual, ciertas personas deberían abstenerse de hablar de libertad, de justicia, de razón, de humanidad; deberían abstenerse de ello por escrúpulo espiritual. (Arendt).

De lo que se trata en la actualidad es, mostrar y trasmitir que la educación, la sabiduría y la cultura, pueden desafiar una vez más las leyes del mercado, el poder y el progreso. Yo puedo poner en común mis conocimientos sin empobrecerme. Puedo ensañar a un alumno la teoría de la relatividad o leer junto a él una página de Montaigne dando vida a un proceso virtuoso en el que se enriquece, al mismo tiempo, quien da y quien recibe. (Ordine). Por eso, la educación y la cultura son algo mágico, ya que forman o, transforman la cualidad del ser. Eso que posibilita a los hombres alcanzar la categoría de persona.

En este orden, sí lo sublime y eterno se envilecen, desaparece el sentimiento del humanismo: la semejanza entre los hombres. Y, así, <<precipitándose en la parte baja de la rueda de la Fortuna, toca fondo. El hombre se empobrece cada vez más mientras cree enriquecerse:

Como dice Cicerón en las paradojas de los estoicos: Si diariamente defraudamos, engañamos, buscas y hacer componendas, robas y arrebatas con violencia, si despojas a tus socios, si saqueas el erario entonces, dime: ¿significa esto que te encuentras en mayor abundancia de bienes o que careces de ellos?

Así también lo percibe el Pseudo Longino (vivió entre el Siglo I y el III d. C.), en Sobre lo sublime: <<Ese afán insaciable de lucro que a todos nos infecta […] es lo que nos esclaviza […] La avaricia es, ciertamente un mal que envilece>>. Siguiendo estos falsos ídolos, el hombre egoísta no dirige <<ya su mirada hacia lo alto>> y <<la grandeza espiritual>> acaba marchitándose. En esta degradación moral <<se cumple la paulatina corrupción de la existencia, no queda espacio para ningún sitio de sublimidad. Lo sublime dice el Pseudo Longino, para existir requiere también libertad: <<La libertad es capaz por sí sola de alimentar los sentimientos de las almas nobles, de dar alas a la esperanza>>. (Ordine).

En un mundo limitado por las necesidades biológicas, la técnica y el Gran Poder; la libertad, la educación y la cultura se domestican y se diluyen en el huero concepto de sí mismas. El ser humano tiende a edificar la existencia sobre los aparatos, la economía y el poder; por eso ha de saber cuáles son aquellos sitios donde no es licito traficar con su decisión soberana. Y, frente a esto la única esperanza que queda es no entregarse indefenso de la mente y el espíritu, a la crueldad, la violencia, el odio, la discriminación, el racismo, la pobreza, la xenofobia y la muerte, por unas pocas monedas de lo actual. O, desde otra perspectiva, por así decir, el predominio en el espacio público y privado, de la civilización del artificio.

 

                                                               Madrid, España 12/12/2020