Audy Figueroa Flórez
Madrid-España a 23/12/2024
Antonio
Mercado Flórez. Filósofo y Pensador.
Sabemos que el narrador (de cuentos, de relatos, de novelas, de microrrelatos), celebra “la voz del narrador anónimo, que existió antes de toda literatura”. Así que, el arte de narrar- no es otro que “la voz de la naturaleza”. La “naturaleza del narrador” es el narrador de la naturaleza, el narrador del mundo de la criatura. De ahí que la índole y la fuente propia del narrador es la oralidad. Por eso la fuente inspiradora es la memoria y la rememoración, que trenzan los relatos o microrrelatos, en el tejido de las palabras. El narrador de microrrelatos da cuenta de un cuidado de la naturaleza en la pluralidad de sus expresiones y manifestaciones. O, en otros términos, da cuenta de la plural existencia de los hombres y la naturaleza.
Existe
un entroncamiento entre la justicia y la narración. Así que, “en la narración
no se juzga a la criatura –dice Pablo Oyarzun R. -, sino que se le da un
espacio de juego –el espacio del lenguaje- para que ella haga sentir los rasgos
insustituibles de su individualidad”. La palabra es la bisagra de la narración.
El texto Microrrelatos para degustar
de Audy Figueroa Flórez, es un lugar que exalta la memoria y la rememoración,
la historia del saber y, la experiencia del ser humano. Lo que da sentido a los
microrrelatos no es la extensión, sino la síntesis. Es el alma de lo que
comunican. La brevedad no es símbolo de banalidad, sino expresión de
profundidad y sabiduría poético-literaria.
Por
eso ante la irrupción disruptivas de las tecnologías, el microrrelato se
convierte en fuente de información y de conocimiento, es el manantial de
expresión del genio colectivo de un
pueblo. De ahí que los microrrelatos de Figueroa Flórez tengan una
estructura concisa y directa, ya que tienen un enfoque en la economía de la
existencia y del lenguaje. Sus microrrelatos utilizan la ironía, el sarcasmo,
la parodia y la crítica; y como los poemas son una conspiración en presencia de
todos. Por eso trata de causar el mayor impacto en el lector, para que se
pregunte sobre la naturaleza humana, el mundo y la realidad.
Figueroa
Flórez es selectivo en las palabras, la sintaxis y el vocabulario que utiliza,
y se apropia de recursos literarios de manera eficiente con los que trasmite
ideas, pensamientos, imágenes, experiencias y metáforas en un ámbito reducido.
De ahí induzca al lector a encontrar profundidad y significación en pocas
palabras.
Podemos
decir que, en esta alta civilización técnica, de masas y de cultura de masas,
los antiguos relatos o microrrelatos, la poesía o la novela, se oponen a la
conversión del hombre en objeto; porque sirven de puente entre el mundo divino
y el humano, del sueño y el real. Nos recuerda Gustavo Martín Garzo que lo maravilloso, es abandonar el mundo de
los dogmas y habitar el tiempo del relato, que es el tiempo de la contradicción
y la libertad. El tiempo de la palabra y la lectura como una forma de
conocimiento de sí mismo y los otros.
En
la Antigua Grecia en el frontispicio del templo de Delfos decía: “Búscate
primero dentro de ti”. Y, Ralph
Emerson convirtió en máxima el principio: “¡No
te busques fuera de ti!”. Ernst Jünger dijo: “Ante todo es preciso tener en cuenta que al hombre hay que dejarlo que
nazca primero dentro de sí”.
Porque la época moderna ha volcado fuera del ser humano, lo que la vida tiene
de importancia. Ahora en la actualidad el dinero, el poder, el consumo, el
lujo, las imágenes en movimiento, el mundo del espectáculo, son los umbrales de
referencia del ser humano. Hemos perdido la capacidad de asombro y la
imaginación y no somos capaces de captar los contenidos espirituales de las
cosas y la vida.
Las
narraciones no permiten que lo maravilloso
de la vida se cosifique, se simplifique, y el poder degrade el asombro de vivir
la vida con los otros seres humanos. Pero también con los animales, las
plantas, los insectos, las montañas, los valles, los ríos, los cielos
estrellados y las olas del mar. Personifican que el catálogo de las cosas
posibles está siempre ahí –sólo basta soñarlas para poseerlas en realidad. “La libertad es un complemento de lo posible”
–dijo Christian von Wolf.
La
revolución tecnológica en las comunicaciones artificiales, sitúa al ser humano
en un mundo perceptivo fuera de sí, de la sensibilidad, de la intuición, de la
imaginación, de la curiosidad. Pero también implica alejarlo del mundo de la
cultura, del humanismo y las artes. O, en otras palabras, de la filosofía, la
teología y la poesía. Porque son esferas de la existencia que dan cuenta del
hombre como ser histórico y trascendente a la vez.
De
ahí que las personas que se dedican ahondar en el autoconocimiento humano y la
nobleza del espíritu, poseen en sí, una importancia primordial en estos tiempos
de tránsito. Son las que restauran la unidad del “Yo” perdida, las que
sancionan en las sociedades algo de la perdida visión de la concordia humana,
los que fortalecen las raíces que aún siguen ligadas al fondo primordial, los
que aún conservan la frescura de la libertad y se convierten en voz de aquellos
que no la tienen. En un mundo desgarrado por la pobreza, el hambre, las
enfermedades, la violencia, las guerras, sus creaciones encarnan las fuentes
emotivas e inconscientes del lenguaje. Son con el Genio colectivo, la lengua del pueblo que representan. Por eso se
oponen a toda homogenización y uniformización de la existencia, porque saben
que en la diversidad está el germen de la libertad y de toda creación.
Los
microrrelatos de Figueroa Flórez, se oponen a los instrumentos técnicos y a la
exaltación del materialismo, que sustituyen poco a poco las “relaciones de sentido” –lo
asombroso de la existencia, que permite que el milagro del lenguaje sea posible
en la vida de los seres humanos. Ese resto que hace que los viejos relatos y
microrrelatos, hagan el mundo habitable y común-; si las “relaciones artificiales” sustituyen a las “relaciones de sentido” se caracterizaría por el vaciamiento de los
contenidos espirituales de la experiencia y el lenguaje. Parece que hubiéramos
olvidado, que la memoria es la manera de mirar o de recordar.
Es
lo que “permite –dice Benjamín- que rompamos con la “actualidad” que nos repugna,
y detener su avance catastrófico”. Posibilita que las artes plásticas, la
música, la poesía, el teatro, la literatura, el cine, o, en sus inicios, la
fotografía, asistente de la memoria, se conviertan en una forma de evitar el
olvido. En la época actual, en cambio, se le quita al ser humano la posibilidad
de amar e incluso de la amistad, de la serenidad y la espera. Pues el amor
exige un poco de porvenir, y para el ser humano no hay más que instantes. En el
mundo de la técnica prevalece el maquinismo y la velocidad; y esto se convirtió
en una tragedia para el hombre contemporáneo.
Ludwig
Wittgenstein dijo que, “vivimos en una cultura especial con relación al
espíritu y los contenidos de la experiencia”. Las artes se petrifican –dice
Jünger–, el dogma se absolutiza. Pero desde los tiempos más remotos viene
repitiéndose una y otra vez el mismo espectáculo: el hombre se quita la máscara
y a ese acto sigue la jovialidad, la cual es el reflejo luminoso de la
libertad”.
Al
mismo tiempo existen personas que no han perdido la capacidad de asombro, la
curiosidad, la imaginación, la sensibilidad, la capacidad de crítica, como
Figueroa Flórez, porque todavía son capaces de ver las pérdidas. Son capaz de
sentir la aniquilación del valor, del sentimiento y, la simplificación del
mundo. Así, los artesanos de las palabras, nos revelan el tránsito del
“logos” clásico al “logos” informacional, y como la disolución de la
memoria histórica y verbal, la concepción estética y trascendente de la vida,
se convierten en escombros de la Cultura
del artificio o, de la Civilización
del espectáculo.
En
un mundo como éste no podemos olvidar la invitación del poeta, del novelista,
del narrador, del músico, del pintor, del teólogo, del dramaturgo, del
filósofo, etc., que desandemos lo andado. Como dijo San Agustín: “Andar es propio del que ama”. Nos
sugieren que nos identifiquemos con la naturaleza elemental, el fondo natural,
el espacio donde todo es posible. Son las fuentes que permiten el
deslumbramiento en lo cotidiano, y también sugieren que lo maravilloso está siempre ahí, esperando nuestra invocación. Que nos
enfrentemos a la cosificación de la existencia y a la restitución de la
coherencia interior perdida.
Los
microrrelatos de Figueroa Flórez, posibilitan que el misterio de la literatura
ocurra en el seno de la lengua, que desborde el contenido de “las posibles
interacciones de las unidades semánticas”. Cuando el milagro de la literatura
se da, la vida toda, se puebla de palabras, sonidos y colores. Estas hacen
señales, llaman, cantan, narran; y nos circundan, atraviesan y trascienden. Es
un lenguaje jamás imaginado que permite percibir, conocer o experimentar, el
mundo con otros ojos, y entonces, cuando ese milagro aparece en la vida de una
persona, la realidad y la existencia, se llenan de colores de palabras, de
música, de éxtasis. Y, embriagarse de colores de palabras, es algo divino
porque “se eleva hacia los orígenes, hacia las fuentes y los jóvenes
manantiales del arte de la palabra”. Así, “en estado de literatura, el lenguaje
funciona de una manera incomparable. Es siempre algo más” –dijo
George Steiner.
Contemplándolo
por la frágil y diminuta rendija del ser humano, lo necesario, lo irrefutable,
lo eterno, se encuentran en “entredicho”. Lo cual es peligroso para el triunfo
de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio, la esperanza sobre los
despropósitos humanos, la libertad sobre el autoritarismo; ya que la atmósfera
que respiramos extiende un velo espeso, oscuro, y no permite visualizar el
rostro, ni percibir las acciones ni el pensamiento, de los demagogos, farsantes
y embaucadores.
Hemos
olvidado por las ilusiones ópticas y auditivas de los lenguajes digitales, que
la lengua natural es la que posibilita el verdadero sentido a la vida. Si la
lengua no responde a las apetencias humanas, no existe concatenación entre Palabra y Realidad, Palabra y Mundo, Palabra y Verdad, Palabra y Dios. Y, esto se constituye en una catástrofe cósmica, un terror
inimaginable para el verdadero sentido de Humanidad.
Aquí en este enlace pueden descargar el texto:
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