martes, 4 de abril de 2023

 PINCELADAS SOBRE EL PENSAMIENTO DE HANNAH ARENDT

 

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

Hannah Arendt (1906-1975), es una escritora y filosofa de origen judío que entrelazó la historia, la política, la filosofía, el arte y la literatura, en sus obras. Trata de resaltar y revelar la posibilidad de conocer el importante papel que en sus reflexiones desempeñan la poesía, el arte, la narración literaria y la crisis de la cultura. Comprender la articulación de la genealogía de algunos de sus textos más relevantes y de ciertos temas que atraviesan su obra es de suma importancia. Trabaja, por ejemplo, las iluminaciónes de autores como Bertolt Brech, Herman Broch, Nathalie Sarraute y Rainer María Rilke, entre otros.

Pero es importante resaltar que la época en que escribe está marcada por el ascenso de la sociedad de masas, la cultura de masas, y el paso de la sociedad a la sociedad de masas, la técnica y la ciencia, que le posibilitan una reflexión sobre el papel del arte en el Mundo Moderno. El arte en su pensamiento es fundamental, porque contribuye a entender el contexto histórico, político y cultural, en el que escribe. El arte y la cultura y, en general, la estética, son importantes en los movimientos de su pensamiento.

La teoría de la acción que expone en la Condición humana, concatena las interacciones y las analogías entre el fenómeno estético y el político. Así que, desarrolla su teoría a través de comentarios, criticas, análisis, reseñas, artículos, sobre escritores. Pero en la Condición humana podemos leer una breve teoría fenomenológica que gira en torno a la relación del arte y la tripartición de la vita activa y la temporalidad –sobre el significado político y social de la crisis en la cultura. (Fina Birulés y Ángela Lorena Fuster).

Para ella uno de los conceptos más importante es el de mundo a través de su relación con la vita activa. El mundo común no se reduce a las personas que viven en él; es el espacio que hay “entre” ellos. Así pues, el mundo común no es idéntico a la naturaleza o a la Tierra, sino que se relaciona con “los objetos fabricados por las manos del hombre, así como con los asuntos de quienes habitan juntos en el mundo hecho por el hombre”. Convivir en el mundo significa compartir los objetos hechos por los hombres; un mundo de cosas está entre quienes lo habitan. El mundo relaciona y separa a los que lo habitan; como a la vez impide la reducción del uno al otro.

Asimismo, es importante recordar que el mundo humano es el espacio para relacionarse, desplazarse y compartir con el otro o los otros. De ahí que la libertad no es algo natural a los hombres, se adquiere en el tejido de las relaciones humanas. El ser humano adquiere la libertad cuando interactúa con los otros en la sociedad. La libertad no es un don divino, ni la adjudica el poder político, ni el técnico, ni el científico, ni económico, ni el cultural, sino que se adquiere en el tejido de relaciones con los demás seres humanos. Asimismo, “se diferencia de otros pensadores, porque valora positivamente la dimensión artificial derivada del hacer humano”. (Birulés y Fuster).

Así, en la esfera de la vita activa, diferencia la labor del trabajo. El producto del laborante es inmediatamente consumido; los productos del trabajo –sean objetos de uso, objetos de goce como las obras de arte- una vez terminados, persisten. La estabilidad, la durabilidad de los objetos del trabajo, son los que posibilitan la objetividad. Para el mundo, lo esencial es la estabilidad, la durabilidad, la artificiosidad e intersubjetividad.

De otra parte, aunque sea un mundo artificial es, un mundo que perdura después de la muerte de quienes lo construyen. Este espacio público no está constituido tan solo por los productos del trabajo sino también por la cultura y las instituciones. Por eso, el caos, la violencia, la guerra, el sufrimiento, el dolor, la crisis política o social, se expresan en el arte; o, en otros términos, en las formas estéticas. El arte no es un mero adorno. Como lo expresó Giambattista Vico (S. XVIII), es una voz que habla, un esfuerzo para plasmar una visión en una forma material concreta. En su origen la facultad peculiar de todos los objetos: “captar nuestra atención y conmovernos” –dice Arendt.    

De otra parte, considera que el mundo es habitable y posibilita trascender la vida biológica, gracias a la acción y la palabra. Si se corrompe la acción y la palabra (la poesía, la novela, la música, el discurso político, la sabiduría, la comunicación entre los hombres, etc.); expresan la crisis en la cultura. En toda comunidad que construye un mundo vivible la crisis de la vida pública se comunica en el lenguaje y la cultura. Sólo percibimos los efectos de la acción en la intangible trama de relaciones humanas. O, en la estabilidad de las relaciones intersubjetivas. De ahí es necesario mirar detrás del forro de los fenómenos y develar el verdadero sentido de la vida, del mundo y su realidad.

Para elaborar su concepción política se basa en la poli griega, y reconoce que las personas son libres para desplazarse y no están condicionadas por sus necesidades biológicas. Se reconocen así mismas como agentes, libres, pares. Cuando analiza la sociedad moderna, su crítica no se reduce a un simple lamento acerca de cómo los modernos conceden tanto valor a la técnica, sino que su preocupación básica gira en torno a las consecuencias que detecta en el hecho de que la sociedad moderna esté organizada según la labor. Mejor dicho: no le interesa en demasía el problema de la técnica en la modernidad, sino como está organizada según el trabajo.

La Edad Moderna la muestra no como un retroceso paulatino de la naturaleza, sino como un desmesurado avance de la misma y, por ello, como una progresiva pérdida de mundo común. (Birulés y Fuster). Piensa que la modernidad prioriza la vida biológica sobre la del espíritu, el pensamiento, las artes y el mundo común. El mundo que compartimos por la palabra y la acción.

Cree que en la modernidad prevalece la vida biológica del ser humano (la subsistencia, la reproducción, el consumo, el ocio vacío que envilece la personalidad y obstruye al espíritu a elevarse en el tiempo y el espacio, etc.), sobre los más altos valores subjetivos y mentales del ser humano. Ahora, sí la vida biológica gana terreno sobre la subjetividad y prevalece el mundo de la técnica, las relaciones artificiales priman sobre las relaciones de sentido. En otros términos, prevalece la “civilización del artificio”.

Este devenir histórico trae consigo la crisis de la esencia humana: el amor, la felicidad, la fraternidad, la libertad, el sentido de la vida y de la muerte, etc. Asimismo, degrada los elementos que componen la condición humana: la vida, la natalidad, la mortalidad, la mundanidad, la pluralidad y la Tierra –al decir de Arendt.

Por tanto, la Época Moderna está estructurada, organizada y funciona, de acuerdo a las satisfacciones biológicas del ser humano. Así que, el sistema del capitalismo global o el sistema del capitalismo tecnológico, lo expresa en el mercado de “valores” y bienes de consumo. En el mundo objetivo hecho por las manos del hombre y, a la vez mundo artificial, el hombre no sólo produce mercancías para ser consumidas. Sino también una trama de relaciones que se manifiestan en la esfera política, social, religiosa, el Estado y las instituciones, el arte y la cultura.

 El mundo adquiere durabilidad, estabilidad, permanencia, en la civilización del artificio y las relaciones intersubjetivas. Un tejido que en el espacio público expresa el mundo común, el que se comparte “entre” todos los seres humanos. Además, la Época Moderna prioriza el mundo objetivo sobre el subjetivo; donde prima el consumo de mercancías desechables (neveras, televisores, colchones, casas, carros, máquinas, móviles, ordenadores, etc.), sobre el mundo del espíritu, la esfera de la sentimentalidad, el ámbito del pensamiento, los valores de la moral y de la ética, y el sentido estético del mundo y la vida. Es aquí en estas esferas donde entra en juego la crisis de la condición humana y la cultura. 

Para ella el mundo común, por decir, que posibilita la convivencia entre iguales y la pluralidad, se deteriora en nombre de la seguridad biológica del ser humano. Pienso que lo importante es el dialogo y la pluralidad de umbrales para poder captar y comprender el mundo y la vida humana.

En Diario filosófico, La condición humana y Entre el pasado y el futuro, expone su teoría del arte. Y refiriéndose a la estética de Kant escribe: “en lo bello, sin embargo, aparece el mundo, no la humanidad sino el mundo habitado por el hombre”. Así que, la esfera del mundo le posibilita definir la relación del arte y la reflexión política; y concatenarlo con lo bello y la convivencia social. De ahí que el arte no es ajeno al devenir histórico y social de los pueblos y las personas.

                                     Madrid-España a 04/04/2023

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