sábado, 6 de noviembre de 2021

LA CONDICIÓN POSTHUMANA EN LA ACTUALIDAD

 

  

Antonio Mercado Flórez. Filósofo y Ensayista.

 

La actualidad puede definirse como un presente posthumano que rompe con los presupuestos de la Ilustración: el sujeto cartesiano del cogito, la Kantiana comunidad de los seres racionales y, en términos sociológicos, el sujeto ciudadano titular de derechos y propietario. (Rosi Braidotti). Por tanto, los paradigmas que servían como puntos de referencia para conceptualizar, ubicarnos y proyectarnos en el mundo como especie y como seres humanos, ya no responden a las apetencias humanas. Es decir, que la esfera política y la relación con los otros ha cambiado.

Lo posthumano lleva a la descentralización del Hombre, como medida de las cosas. Porque el desarrollo tecnológico y la globalización lo han desestructurado, y su lugar lo ocupa hoy, el robot, la biotecnología, las imágenes en movimiento, los órganos artificiales, los lenguajes digitales, etc. Eso, que denomina George Steiner, cultura del artificio. Esta visión posthumana repercute en la concepción de las ciencias sociales y las ciencias humanas, que tenían sobre el Hombre. Estamos inmersos al mismo tiempo en una situación de <<poscultura>>, al decir de Steiner.

Así, la teoría dual de naturaleza y cultura, se sustituye por la interacción entre naturaleza y cultura. Las categorías de lo natural y lo cultural han sido desplazadas por los efectos del desarrollo científico y tecnológico. Esto repercute en los paradigmas con que se percibe y se actúa, en las esferas políticas, económicas, sociales y culturales. Preguntamos, ¿cómo lo posthumano remplaza a lo humano? ¿cuáles son los diques de contención para resistir a lo inhumano de nuestra época? ¿de qué teoría crítica se vale el hombre para pensar, analizar y criticar el presente-actual?

Si la época actual exalta la opinión pública, el beneficio económico, la política, la banalidad del interés individual, la degradación del lenguaje y del pensamiento, sobre los valores morales, éticos y espirituales. Lo posthumano domina en las sociedades conectadas tecnológicamente.

En el siglo XIX F. Nietzsche declaró la muerte de Dios y la disolución de la idea del hombre que articulaba el entorno natural y humano. Ruptura la auto evidencia atribuida al ser humano, a la fe en la metafísica y la validez universal del sujeto humanístico europeo.  Lo que hace Nietzsche, Marx y Kierkegaard, es, desafiar las premisas básicas de la religión, del pensamiento político y de la metafísica tradicionales, invirtiendo conscientemente la jerarquía de los conceptos.  Sin embargo, ni esa secuela del siglo XX ni la rebelión decimonónica contra la tradición ocasionaron realmente la ruptura de nuestra historia. Tal ruptura nació de un caos de incertidumbres masivas en la escena política y de opiniones masivas en la esfera espiritual, que los movimientos totalitarios, merced al terror y a la ideología, hicieron cristalizar en una nueva forma de gobierno y dominación. (Arendt).

Arendt cree que la dominación totalitaria como un hecho establecido, rompió la continuidad de la historia de Occidente. La ruptura de nuestra tradición es un hecho consumado. Por tanto, el propio hecho marca la división entre la época moderna –que surge con las ciencias naturales del siglo XVII, llega a su clímax político en las revoluciones del XVIII y despliega sus repercusiones generales después de la Revolución Industrial del XIX –y el mundo del siglo XX, que llegó a la existencia a través de la cadena de catástrofes ocasionadas por la Primera Guerra Mundial. Considerar que los pensadores de la época moderna, en especial los que en el siglo XIX se rebelaron contra la tradición, fueron responsables de la estructura y las condiciones del siglo XX es injusto y, aún más, peligroso. (Arendt).

Lo importante de esos pensadores estriba en que percibieron su mundo como un ámbito invadido por nuevos problemas e incertidumbres que nuestra tradición de pensamiento era incapaz de enfrentar. Así que, Kierkegaard, Marx y Nietzsche son para nosotros como letreros indicadores de un pasado que perdió su autoridad. Ellos fueron los primeros que se atrevieron a pensar sin la guía de una autoridad; con todo, para bien o para mal, aún se encontraron insertos en las categorías de la gran tradición.

Así que, el salto de Nietzsche desde el reino trascendente no sensual de las ideas y dimensiones al reino sensual de la vida, su <<platonismo invertido>> o <<transvaloración de los valores>>, fue la última tentativa de apartarse de la tradición y su éxito se redujo a ponerla cabeza bajo. (Arendt).

Podemos decir que, el descubrimiento de la Antigüedad durante el Renacimiento fue el primer intento de romper los grillos de la tradición, yendo a las fuentes mismas para establecer un pasado sobre el cual la tradición no tuviera influencia. Martín Heidegger desgarra el hilo de la tradición para establecer un pasado desde el griego Antiguo el cual posibilite pensar el ser, la filosofía, el hombre, el lenguaje, la ciencia, la técnica, la metafísica y la cultura occidental en general. Podemos expresar que Marx, Nietzsche y Kierkegaard, establecen las bases de los límites del humanismo y las críticas antihumanas, que servirán como fundamento para el debate sobre la situación posthumana.

En la época actual el capitalismo global y las tecnologías biogenéticas generan una forma perversa de posthumano. Posibilitan la ruptura de la interacción del hombre y el animal, desde el instante que la vida animal o humana, se consideran existencias de la economía global. Que trae la conversión del hombre en número o en objeto; como la acumulación hipercapitalista de la riqueza; la conversión del ecosistema en el aparato global de producción o la trasformación de la naturaleza en reserva mundial de producción.

Así, pues, la situación posthumana representa la realidad de la cultura del artificio y las redes sociales, como expresión del contexto multimedia de entretenimiento. O, en otras palabras, la sustitución de la realidad por las imágenes que exaltan el sentido del artificio sobre el sentido de realidad. Como la descentralización del sujeto humanístico europeo y occidental disperso en los dispositivos técnicos (Plataformas Digitales, Twitter, Facebook, Medios de Comunicación de Masas, Redes Sociales, etc.).

De ahí que la situación posthumana se caracteriza por un alto porcentaje de momentos posthumanos: la proliferación de aparatos tecno militares y la pluralidad de conflictos periféricos a nivel global. Consecuencia que el mundo global está gestionado por el miedo, el dolor y el sufrimiento humano y animal. Donde predomina el control de la vida, de lo político, lo social y lo cultural, de la población mundial. Por eso, la biopolitica y la tanatopolítica se convierten en dos caras de la misma moneda.

Desde un punto de vista pedagógico e investigativo en el ámbito social, la crisis de la centralidad del sujeto repercute en lo posthumano y se relaciona a la crisis de las ciencias sociales y las ciencias humanas. De ahí que sea necesario la creación de un saber desde un punto de vista social en sintonía con los principios fundamentales de justicia social, respeto a la vida y a la dignidad humana, a la diversidad y el rechazo al falso universalismo. Que se concatenan a los presupuestos de la libertad académica e investigativa, al antirracismo y la xenofobia, en búsqueda de la apertura al otro y de la cooperación individual y colectiva.

La situación en que se encuentra el ser humano en la actualidad se trata que los ideales del pensar futuro, sean compatibles con los valores de una filosofía humanista. Que la crítica del pensar futuro posibilite la creatividad desde una pluralidad de puntos de vista, en el ámbito posthumano de la globalidad.  Que las nuevas generaciones de sujetos cognoscentes, luchen por establecer un pan humanismo que luche contra el provincianismo mental, el sectarismo ideológico, la corrupción, el miedo y el dolor.  Que la libertad sea el <<núcleo>> para pensar y criticar las relaciones de poder. Se necesitan nuevos umbrales sociales, políticos y éticos, para pensar los cambios que hay que afrontar en la actualidad. El pensar futuro debe buscar paradigmas de reflexión, de saber y acción, como alternativos a los que dominan en la actualidad.

                                              Madrid-España a 06/11/2021

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