EL ARTE Y SU REPRODUCTIBILIDAD TÉCNICA
WALTER BENJAMÍN
<<En su origen la facultad peculiar de todos los objetos culturales es: la facultad de captar nuestra atención y conmovernos>>.
Hannah Arendt
Antonio Mercado Flórez.
Filósofo y Ensayista.
Walter Benjamín escribió
sobre una pluralidad de temas -que abarcan desde el drama trágico alemán, el
Romanticismo, la fotografía, el cine, la historia, el lenguaje, París,
Baudelaire, Proust, el marxismo, la narración de historias, la traducción hasta
la violencia. Así que, esto posibilitó que Benjamín se situara en el umbral de
una nueva era intelectual. Pero las ideas sobre el progreso, la ciencia, la
política, la economía y la técnica; sirven como fundamento para reflexionar
sobre el problema de la técnica en la Edad Moderna. También sobre el problema
de la cultura en la actualidad.
Lleva a cabo uno de los
estudios más importante sobre la incidencia de la técnica en la obra de arte en
la Época Contemporánea. El aporte que hace a la cultura occidental es la reflexión
sobre la obra de arte en la época del predominio de la técnica en los asuntos
humanos. Cómo la contemplación del aura
de la obra de arte procede en su origen ligado al culto, primero se contempla
en la esfera de lo mágico y más tarde en el culto. Por tanto, el rito es la
manifestación en el que la obra de arte tuvo su valor originario. Expresa
Benjamín que el halo de lo ritual
entra en crisis con la reproductibilidad
técnica de la obra de arte y su no retorno con la aparición de la
fotografía. Que luego se profundiza en
el cine, un medio que se vale de las imágenes o, basado en la fotografía.
Así que, la imagen del
culto, pertenece a otra esfera ontológica, esto es, su acercamiento obedece a
múltiples mediaciones y actos especiales. Que, por así decir, exaltan su
carácter esotérico y lejano. De ahí que los procesos de secularización de las
sociedades occidentales, hacen compleja la irrepetibilidad de las obras de
arte, que se desplazan de lo esotérico al ámbito de lo exotérico. Ora, lo
irrepetible del creador, lo natural del “genio” o, el culto profano a la
belleza, toman el espacio del uso ritual.
En este orden, la reproducción de la obra de arte,
rompe el proceso del culto o, del rito, y la autenticidad de ésta entra en
crisis; porque el aquí y el ahora, que sustentan la autenticidad, pierde
relevancia. Desde esta inflexión de la reproductibilidad de la obra de arte, se
constata la forma de existencia de las nuevas artes, es decir, la fotografía y
el cine. Aquí prevalece el umbral expositivo sobre el umbral del culto. Desde
este momento las formas de apropiación que caracterizan a las artes de la
reproductibilidad técnica, permiten una visión ampliada y generalizada, donde
lo importante es mirar, ser visto y hacer
ver. Y, este cambio de percepción y visión sólo es posible en la sociedad y
la cultura de masas. No se trata de que unos objetos de arte tengan o no aura, sino que se dan otras condiciones
sensibles de los seres humanos y poseen su propia historicidad.
Podemos decir que las
obras de arte únicas e investidas de aura,
por el paso de lo mágico o ritual a lo secular, de una parte; y a vivir un
proceso de “desauratización” determinado por su reproducción técnica, implica
que el valor y el sentido de las obras de arte, no es esencia inmutable, sino
que está concatenada a su materialidad –que sufre deterioro y cambios en el
transcurso del tiempo-, y a las relaciones de propiedad y a las reproducciones
que se han hecho de ella. Que el valor de la obra no está inscrito en ella de
una vez y para siempre, sino que el devenir del tiempo lo constata.
Benjamín piensa que,
dentro de largos períodos históricos, junto con el modo de existencia de los
colectivos humanos, se transforma también la manera de su percepción sensorial.
Que la percepción sensorial no ha quedado incólume en el devenir del tiempo
histórico, sino que responde a las necesidades materiales y espirituales de los
colectivos humanos. Critica la idea de la esencia inmutable de la obra de arte,
independiente de las condiciones históricas, sociales, económicas, técnicas y
culturales, que influyen en la producción y la percepción de ésta.
De otra parte, reflexiona
sobre la estética como filosofía del arte. En él lo importante es observar las
transformaciones que atraviesa el arte en los diversos periodos históricos y,
en el caso que le concierne, percibir el declive del aura en la época que están determinadas por la reproducción
técnica. Se propone, en última instancia, un retorno a la estética como
reflexión de la percepción sensorial y, a la vez, su relación con los fenómenos
socio-políticos en la sociedad y la cultura de masas, que pone de relieve la
pérdida de la autonomía del arte.
Pero a partir de la
fotografía y el cine, observa la necesidad de una reformulación de la
concepción tradicional del arte. Aunque la imitatus
(la imitación) siempre ha sido parte de la obra de arte, la imitación del
discípulo al maestro o, las técnicas como la imprenta y la litografía. Pero la
fotografía y posteriormente el cine hacen un punto de inflexión en el proceso
de reproducción técnica de la obra de arte. Así que, en el pasado el concepto
de autenticidad se relaciona al significado estético de una obra de arte que se
refiere al momento inicial de su creación. Así, este punto de vista posibilita
distinguir el original de una obra de arte de una copia. Además, con la técnica
mecanizada la distinción entre una película o, una fotografía original, pierde
sentido. Porque la obra adquiere lo que llamamos ubicuidad que la arranca del
espacio-tiempo de la tradición.
Ahora bien, según
Benjamín, lo que se marchita en la época de la reproductibilidad técnica es su aura. Que define como la aparición
única de una lejanía por cercana que pueda estar. ¿A qué se refiere Benjamín
con el quiebro del aura en la
reproductibilidad técnica de la obra de arte? Que la trama espacio-temporal en
que la lejanía (lo esencial, lo primordial) se hace presente en un aquí-ahora,
decae la cualidad mágica del arte de producir experiencias únicas e
iluminativas.
De ahí que el carácter
aurático de la obra de arte no ha sido el mismo en todas las épocas de la
historia del arte occidental. La desaparición del valor de culto de una obra de
arte da paso al valor exhibitivo. Posibilita que, a partir del Renacimiento,
las formas estéticas profanas se ponen al servicio de la belleza; ahora, en el
mismo orden, el rito se seculariza y predomina el valor exibitivo de la obra de
arte.
En el sentido profundo de la
palabra, este tipo de lenguaje técnico no deja huellas, al hombre le han
borrado sus huellas sobre la tierra. Porque esta alta civilización técnica y de
masas, lo convirtió en número o en objeto. De ahí que sea huérfano del mundo y
de sí mismo; alienado de su existencia y de las cosas, del trabajo y la
libertad. Benjamín piensa que, dentro de largos períodos históricos, junto con
el modo de existencia de colectivos humanos, transforman la manera de su
percepción sensorial.
Critica la idea de la esencia inmutable de la
obra de arte, independiente de las condiciones históricas, sociales,
económicas, técnicas y culturales, que influyen en la producción y la
percepción de ésta. De otra parte, reflexiona sobre la estética como filosofía
del arte. En él lo importante es observar las transformaciones que atraviesa el
arte en los diversos periodos históricos y, en el caso que le concierne,
percibir el declive del aura en la
época que están determinadas por la reproducción técnica. Se propone, en última
instancia, un retorno a la estética como reflexión de la percepción sensorial
y, a la vez, su relación con los fenómenos socio-políticos en la sociedad y la
cultura de masas, que pone de relieve la pérdida de la autonomía del arte.
La técnica ha evolucionado tanto,
al igual que su reproducción, hasta el punto de convertirse en lenguaje mundial.
De ahí que las imágenes no sean simples ilustraciones, sino lo principal. Los
efectos que ellas causan son más fuertes que las palabras. Las ondas en sí
carentes de lenguaje, están a disposición de cualesquiera texto o imágenes, que
golpean con la virulencia de la ola al romper. (Ernst Jünger). Por eso, en el
estilo de la reproducción técnica de la obra de arte y la fotografía, no hay en
ellas magia, con la técnica basta. Ésta ha degradado el sentido auratico y
mágico de las cosas y la vida.
En este orden, el aura sólo se puede captar a través de
las imágenes, la alegoría, la melancolía y la memoria. Pero sólo se puede
llevar a cabo a través de las imágenes lingüísticas y la relación entre los
signos y la realidad, objetos de reflexión de la filosofía del lenguaje.
Entonces, ¿cuál es la tendencia de las sociedades de masas? Que el
desmoronamiento del aura nos ayude, a
saber, acercar espacial y humanamente las cosas y a superar la singularidad de
cada cosa en la reproducción.
Desde la reproducción se le puede
quitar la envoltura a cada obra y, esto significa, triturar su aura. Así el color, la sombra, la forma,
los trazos, la mancha se concatenan al auge de las colectividades y su
reproducción masiva de mercancías. De otra parte, el ámbito plástico como el de
la teoría desembocan en el aumento de la importancia de las matemáticas y la
estadística. En la actualidad el desarrollo técnico y el auge de la sociedad de
masas y de la cultura de masas, se relacionan con el tiempo abstracto; o, en
otras palabras, con relaciones de fuerza, de dominio y de control.
En esta alta época de desarrollo técnico
y de masas, el arte no es ajeno sólo a la reproducción técnica de las obras de
arte, sino que también se convierte en un instrumento político donde se expresan
relaciones de poder y de fuerza. El arte y la cultura como instrumentos de
dominación en una época de sociedades de masas y de cultura de masas, que no
están preparadas para la percepción, el análisis y el juicio estético de los fenómenos
naturales, sociales o individuales. Se necesita entonces que la sensibilidad y
el espíritu se eleven por encima de las necesidades biológicas de los seres
humanos y desvelen mundos alternativos al que vivimos. Un mundo más bello, más
justo, más libre y más humano; sólo así el ser humano ocupa el lugar que le
corresponde debido a su nombre.
Madrid-España a 18/09/2021
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