<<A todos los
colombianos que están siendo hostigados por el actual Gobierno>>.
Antonio R. Mercado Flórez.
La democracia y la libertad son el Don más
preciado de las sociedades modernas. Es necesario cuidarlas del abuso del
poder. Por eso, la democracia y la política incluyen valores, concepciones del
bien, procesos de interacción y comunicación social, acciones informales,
cultura política. Pero al operar dentro de las instituciones, valerse de ellas
o utilizarlas para alcanzar fines determinados; vulnera los valores de la
cultura democrática. Así, la Administración Publica se encuentra sometida a la
influencia política de forma superlativa, ya que hay una multiplicidad de
intereses en conflicto, que hay que articular mediante distintos mecanismos de transacción.
De ahí que hacer y ejercer la política, supone conceder un peso relativo a unos
intereses frente a otros, eligiendo una salida de entre las varias posibles.
Pero no ejerciendo el poder para intimidar, hostigar y perseguir, a todo aquel
que no comulgue con el Gobierno de turno.
En la actualidad para el poder, <<las
redes son el perturbador más dominante>>; decía recientemente Ignacio
Ramonet, en una entrevista al periódico El
País, de Madrid. Porque perturban la tranquilidad de la clase dominante y
de las minorías que poseen el poder económico. Cuando la forma clásica del
poder –político, tecnológico, económico, cultural-, se cuestiona. Es deber de la
sociedad y las redes, mostrar su fragilidad y vulnerabilidad. Cuando el
comportamiento de los medios de comunicación tradicionales, los medios como
empresa, que representan el poder político y económico del país, creen que
manipulando la información y la comunicación, contrarrestan la participación de
la sociedad en los problemas que los aquejan. Se constituyen en legitimadores
oficiales, cuando los intereses del Gobierno o los Grupos de Presión a los que
pertenecen, así lo exigen. Dejan aparcada la función social y ética de informar
y comunicar, y se convierten en partidos o movimientos políticos. En Colombia
asumen la responsabilidad de expiar, ser fiscales, jueces, inquisidores, defensores
de la moral pública, que responde a los intereses del Gobierno y del poder
actual. No a las necesidades morales, materiales y psicológicas de la sociedad.
Ya que es una responsabilidad ética del Gobierno, proteger, garantizar, la
integridad y la libertad, de todos los colombianos.
De ahí que el periodismo afín al Gobierno,
quiera incidir en elecciones, puestos públicos, programas de gobierno, partidos
y movimientos de oposición, convirtiéndose en un <<poder>> al
margen del control y la normatividad existente. Sabemos que la ética periodística,
la libertad de información y comunicación, nada tiene que ver con los intereses
del Gobierno y la Fiscalía de la Nación. Porque en una sociedad democrática son
la voz de los que no tienen voz. Están para informar de acuerdo a los
principios que determinan la libertad de expresión y la ética del periodista. No
siguiendo las directrices de las minorías políticas y económicas del país.
En
Colombia se han convertido en acusadores, juez y parte, y arremeten contra
cualquier ciudadano que no responda al toque de corneta del Gobierno actual. Se
está dando una especie de hipertrofia del Poder Ejecutivo, todo lo arregla con
prebendas y dinero del erario público que pertenece a los colombianos. Además,
quiere apropiase de los poderes estratégicos del Estado, puestos de relevancia y
control en la Administración Pública y el ámbito privado. De esa forma,
racional y planificada, los intereses de los colombianos –de los mineros, los
campesinos, los empleados, los ganaderos, los jornaleros, los obreros, los
microempresarios, los indígenas, las minorías étnicas, los profesores, los
comerciantes-, son conculcados en nombre de la <<selecta minoría>>
que gobierna Colombia.
Recuerde Sr.
Presidente las palabras de Lord Acton: <<El poder absoluto corrompe absolutamente>>.
Ahí está el ejemplo de las dictaduras de derecha e izquierda en el transcurso
del siglo XX. Ahora bien, si pedí el voto por usted en mi blogs, no lo hice por su programa, ni porque soy afín
ideológicamente a usted. Lo hice como colombiano que ha sufrido la violencia en
carne propia, que cree en la paz y la reconciliación, también como humanista y
persona que cree en el ser humano.
En Colombia se está dando un punto de
inflexión en el terreno político. No son los órganos públicos elegidos
popularmente los que legitiman el comportamiento de los funcionarios y las
cuestiones apremiantes de la sociedad. Sino las filtraciones, el chismorreo y
las chuzadas, a todo aquel que ocupe un puesto de relevancia. Se está
degradando y corrompiendo el Estado de Derecho y la Admiración Pública. En
otras palabras, el Gobierno y la Fiscalía de la Nación, están convirtiendo el
Estado Democrático Social de Derecho, en un Estado policivo, disciplinado y
autoritario. Ese fantasma que recorrió a Europa y a Latinoamérica, en la
segunda mitad del siglo XX, y que dejó a la vera del camino a millones de vidas
humanas y escombros materiales.
Es necesario que los que ejercen el poder
político, se conviertan en comunicadores políticos, desde un punto de vista
teórico y académico. Porque en una democracia como la colombiana, ha de
estructurarse y poner en funcionamiento, un contrapoder mediático, que vele por
los intereses de la gran mayoría. Están allí las redes sociales –Facebook,
Twitter, WhatsApp, etc.-, que posibilitan los instrumentos adecuados para que
la sociedad civil defienda sus derechos. En la medida que el periodismo
tradicional y los periodistas pierden el monopolio de la información. Es
indispensable que se activen las redes sociales y ejerzan el análisis y la
consciencia crítica de la sociedad. Porque todavía hay personas que son capaces
de ver las perdidas.
Estamos en tiempos de cambio y transformación
global, que afectan la economía, la política, la técnica, la industria, la
empresa, la ciencia, la educación y la cultura. Somos parte de la <<cultura del artificio>>, que
exalta el icono y la imagen, sobre la revolución de Gutenberg. No son los poderes
tradicionales los que jalonan las transformaciones socio-económicas y políticas,
tecnologías y culturales. Sino las personas, los investigadores, los
intelectuales, los gobiernos progresistas, las empresas que implementan I+D, las
universidades, los institutos de investigación científica. Que concatenan las tecnologías
de la información y los conocimientos; las redes como instrumento de
información, educación, innovación y desarrollo, con el bienestar del país. Esto
posibilita la verdadera democracia y no unos medios de comunicación, que violan
el derecho a la intimidad, la libre expresión y el respeto a la dignidad
humana.
El análisis y la crítica a los medios, ha de
estar concatenado con una reflexión que integre a las redes sociales, como uno
de los instrumentos que posibilite la movilización social. De lo contrario, el
análisis y la crítica periodística, estará determinada por los intereses de la
<<selecta minoría>>, que
no responde a las necesidades materiales y psicológicas de la sociedad. Se
trata de respetar y proteger los principios elementales de la democracia
participativa y la libertad de los ciudadanos. Queremos educación, empleo,
ingresos, seguridad, paz; pero no a costa de los principios democráticos y la
libertad.
Con la incertidumbre institucional y la
tendencia a instituir un Estado policivo, autoritario, por parte del Gobierno y
la Fiscalía General de la Nación. Nos equivocamos al pensar que la Constitución
de 1991 nos ubicaba en el ámbito internacional de las democracias occidentales.
No ha sido así, porque el espacio público, la Administración del Estado y el
respeto a los funcionarios de bien, está siendo violado por el actual Gobierno.
Cuando el Gobierno viola la dignidad humana y la libertad de los ciudadanos,
está violando la Constitución de 1991. Sí, queremos una justicia limpia,
honorable, un mínimo de respeto y una parte de la renta nacional, pero no
pensando que la clase dirigente hace gala de la magnanimidad de los poderosos. ¡Mamola!
Es un derecho de todos los colombianos y no un regalo de los que ejercen el
poder actualmente en Colombia.
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